ENSEÑAR LA COMPLEJIDAD DEL OFICIO DE MAESTRO

ENSEÑAR LA COMPLEJIDAD DEL OFICIO DE MAESTRO

Educar no es solo una forma

de ganarse la vida;

es, sobre todo, una forma de ganar

la vida de los otros.

Santos Guerra, M.A.

Introducción

En una charla de pasillo, antes de iniciar este diplomado de tutorías, se acerca un maestro y pregunta de manera ingenua.... y para qué este nuevo diplomado? …Ya con el anterior no bastaba, que nuevo rol debe asumir ahora el profesor….?

De manera categórica respondemos, que se requiere de un nuevo maestro, que pueda transitar hacia una nueva docencia, que nada tiene que ver con el modelo en que fuimos formados y educados, es reconocer la necesidad de generar espacios formativos que den cuenta de procesos reflexivos que ayude cuestionar la práctica docente, comprenderla y flexibilizarla.

Hoy en día nadie pone en duda, la afirmación, de que el docente sea un “facilitador del aprendizaje”, que promueva y estimule el desarrollo integral de los estudiantes, tanto en conocimientos, destrezas, valores, en suma que sus estudiantes sean capaces de adquirir las competencias necesarias para desenvolverse de manera idónea a lo largo de su vida.

Desarrollo

La afirmaciones anteriores nos remiten a reconocer que los procesos educativos no son un simple modelo de enseñanza-aprendizaje, nos hablan de una realidad más compleja, en tal sentido Develay (1994), define: "La competencia profesional que los maestros deben adquirir está al servicio de cierta concepción del aprendizaje que ellos deben instaurar con sus alumnos"

Pero, ¿cómo se adquiere esta nueva competencia profesional?…se puede enseñar la complejidad del oficio del maestro?...Durante varias décadas la pedagogía ha reflexionado acerca de la relación entre aprender y hacer- aprender , en un enfoque más pragmático Perrenoud, (1995) y Astolfi, (1992), hablan de diferenciación en función de los alumnos y las situaciones, con vistas a enriquecer la forma en que los alumnos conciben sus aprendizajes.

La compresión de la tarea docente, en este punto nos perfila a cómo entender desde diferentes perspectivas, su función. Para Paquay (1994), el maestro puede ser un maestro investigador; es decir, aquel o aquella que analiza su práctica, hace preguntas, reflexiona y actúa en el curso de la acción.

Según Schön (1994), el maestro también es un practicante reflexivo, cuyo objetivo es revisar una y otra vez sus acciones para comprender el sentido de éstas. De ahí la necesidad que tiene el maestro, según Perrenoud (1994b), de desarrollar la capacidad de auto análisis, de autoevaluación y autorregulación, de concebir de nuevo sus estrategias, de inspirarse en las investigaciones de los demás, y de comunicar.

Ya no se trata de un docente que de manera magistral expone los contenido del programa de estudios desde su cátedra, se definen nuevas habilidades relacionadas con la vida de clase, con habilidades de interrelación y comunicación con los estudiantes, sin descuidar las habilidades de la disciplina que enseña, así como habilidades que la sociedad exige y por último pero no menos importantes, las habilidades inherentes a la persona del maestro.

Son éstas sin duda, las más importantes de todo el proceso. Tienen que ver con el saber-ser y el saber-devenir del maestro que reflexiona sobre su propia acción y su propio enfoque.

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