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Educacion En America


Enviado por   •  21 de Diciembre de 2014  •  10.881 Palabras (44 Páginas)  •  176 Visitas

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Editorial

En el texto de la frustrada conferencia que el Papa Benedicto XVI iba a pronunciar durante su visita a la Universidad de la “Sapienza”, en Roma, el jueves 17 de enero del 2008 el pontífice se preguntaba ¿y qué es la universidad? ¿cuál es la naturaleza y la misión de la universidad? Las respuestas ensayadas giraban en torno a varios aspectos relevantes para la vida académica: la autonomía, asociada con la libertad frente a las autoridades políticas y eclesiásticas y que –sobre la base de su mismo concepto fundacional– siempre ha formado parte de su naturaleza de universidad; el afán de conocimiento, que constituye el íntimo origen de la universidad y es algo propio del hombre, que quiere saber qué es todo lo que lo rodea, quiere la verdad. Pero como la verdad está asociada ante todo con el orden del ver, del comprender, de la theoria, el Papa insiste en afirmar que la verdad nunca es sólo teórica. Por ello recuerda a San Agustín, quien – al establecer una correlación entre las Bienaventuranzas del sermón de la montaña y los dones del Espíritu que se mencionan en Isaías 11– habló de una reciprocidad entre "scientia" y "tristitia": el simple saber produce tristeza, quien sólo ve y percibe todo lo que sucede en el mundo acaba por entristecerse. De allí, que Benedicto XVI rescata un tercer aspecto de la misión universitaria: el conocimiento de la verdad tiene como finalidad el conocimiento del bien, por lo tanto este es el optimismo que reina en la fe cristiana, porque a ella se le concedió la visión del Logos, que se reveló al mismo tiempo como el Bien, como la bondad misma.

En este número de Consonancias la doctora Ana M.C. de Donini, consejera del IPIS, retoma las preguntas del Papa sobre qué es la universidad y cuál es su naturaleza y su misión y busca desplegar una línea de pensamiento que ayude al análisis de la crisis que atraviesan hoy a las universidades, sugiriendo algunos caminos posibles para superarla. En el contexto de una agenda internacional que prioriza aspectos funcionales u organizacionales de la crisis universitaria, intenta repasar los modelos de universidad que han estado subyacentes en las grandes reformas académicas, y propone dos caminos posibles para el surgimiento de un modelo-proyecto renovado, en diálogo con la cultura posmoderna: el primero, desarrollando una nueva reflexividad de la universidad sobre sí misma; y el segundo, recuperando la centralidad del proceso formativo en la recreación de sus tres funciones sustantivas: enseñar, investigar y transferir.

Finalmente, plantea algunas cuestiones a tener en cuenta en torno a los desafíos que deben enfrentar las universidades católicas, que se ven interpeladas para hallar respuestas nuevas, ya que la posmodernidad ha cambiado las preguntas ya sabidas y aprehendidas. El artículo de la doctora Donini gira en torno a la recuperación del espíritu universitario, de las semillas de un nuevo humanismo, ese que definió Alfonso El Sabio en El Libro de las Siete Partidas, a mediados del siglo XIII, señalándolo como la razón de ser de la universidad, al describirla como ayuntamiento de maestros et de scholares, que es fecho en algún lugar, con voluntad et con entendimiento de aprender los saberes.

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CRISIS Y DESAFÍOS DE LA UNIVERSIDAD CONTEMPORÁNEA

Ana M.C. de Donini

1. Introducción

En esta primera década del siglo XXI la institución universitaria está atravesando una crisis, tanto en sus objetivos como en sus funciones, en el contexto de la sociedad globalizada. La globalización es un fenómeno complejo y relativamente reciente, resultado de la extensión y profundización de las múltiples interconexiones y vínculos que unen a los Estados, las sociedades y los mercados, y que contribuyen a la formación del sistema mundial actual. Este fenómeno se apoya en la utilización cada vez más intensa del conocimiento y de las tecnologías de la información y la comunicación, que están configurando un nuevo tipo de sociedad: la sociedad del conocimiento y de la información; o, en expresión de Manuel Castells (1998), la “Sociedad Red”.

Este fenómeno ha significado una revolución, tanto o más profunda que la revolución industrial, con implicancias impredecibles aún, en la economía (relaciones de producción), en la cultura (relaciones de experiencia) y en la política (relaciones de poder).

Estos cambios tienen un fuerte impacto en los sistemas de educación superior, ya que las prioridades de la educación y de la investigación científica se vinculan cada vez más con las necesidades de la competitividad y se las percibe como ejes fundamentales del desarrollo. Es interesante distinguir entre globalización, mundialización y planetarización, ya que a diferencia del primero, de fuerte sesgo economicista, los últimos dos conceptos incorporan más explícitamente la dimensión ética y humanista del fenómeno.

El proceso de la globalización opera como un telón de fondo que impacta en una serie de cambios que afectan a la institución universitaria: su masificación y la renovada tensión entre equidad y calidad, el crecimiento de un sistema que hoy incluye al sector público, privado y transnacional, el acceso a la información y la renovación constante del conocimiento en la sociedad informacional, la demanda de una educación permanente, la institucionalización de redes, la interculturalidad, la peligrosa mercantilización del sistema de educación superior. Son todos cambios que exigen reformas profundas en una institución que ha mantenido, a través del tiempo, formas tradicionales difíciles de modificar.

Ante las cambiantes demandas del mundo productivo y el pensamiento frágil de la cultura posmoderna, surge una crisis de finalidad: ¿para qué la universidad? Ante la creciente diversificación y heterogeneidad en el sistema de la educación superior, surge una crisis de identidad: ¿qué es una universidad? Frente a los recursos escasos, las demandas de innovación y producción de conocimiento y las estructuras obsoletas, surge la crisis de gestión: ¿cómo organizar y liderar una institución que ha perdido su rumbo?

José Joaquín Brunner plantea con pesimismo una crisis radical de la universidad latinoamericana incapaz de reaccionar proactivamente frente a los desafíos de la época: “...lo que podemos observar en América Latina en la actualidad es una radical incapacidad de la universidad para “pensar” y “expresar” reflexivamente el cambio de la sociedad que viene con la globalización, la revolución científico-tecnológica y con el nuevo papel que el conocimiento empieza a jugar en todos los ámbitos de la sociedad.

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