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Educación Inclusiva: un modelo de futuro


Enviado por   •  10 de Octubre de 2018  •  Ensayo  •  2.583 Palabras (11 Páginas)  •  174 Visitas

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Taller N°2: Educación Inclusiva: un modelo de futuro

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Introducción

A continuación, presentaremos el taller N° 2 de la asignatura Familia, Integración e inclusión, en el cual analizaremos los capítulos I, II Y III del libro “Educación inclusiva: un modelo de futuro” de María Antonia Casanova. Reflexionaremos acerca de lo que implica la atención a la diversidad en nuestra sociedad actual, quienes son los agentes encargados de producir un cambio, así como también la relación que tiene la democracia con la inclusión, conoceremos la importancia del Diseño Universal del Aprendizaje, entre otros. Para esto desarrollaremos 7 preguntas luego de reflexionar a nivel grupal acerca de los capítulos, tomando como base nuestro contexto nacional, finalizando con una opinión grupal acerca de lo debatido.

1) ¿Quiénes son los llamados a producir el cambio en lo que ha enseñanza se refiere: será solo la escuela la encargada de ello?

        Somos todas y todos los llamados a producir cambios en la educación, y parte desde las políticas públicas que propone el estado y cada gobierno, los profesionales de la educación, los responsables de la administración, inspectores, supervisores, orientadores, profesorado, familia y la sociedad completa, ya que esta gran labor necesita del compromiso de cada uno, no se puede perder el tiempo en la educación ya que si no intervenimos a tiempo podemos perder etapas irrecuperables en la vida.

2) ¿Por qué se aborda la democracia en este libro pensando en la inclusión?

Creemos que es por la influencia que tiene la sociedad en la educación, cada persona va creando su propia identidad, de acuerdo a su autoimagen y autoestima, que depende del espacio ambiente en que este se desarrolle para saber cómo influyo, si dentro o fuera del aula vivencio compañerismo, si fue apoyado por sus pares en su proceso de enseñanza - aprendizaje, si participo activamente  con igualdad de oportunidades, reconociendo que todos somos diferentes, que cada uno tiene algo que aportar a nuestra sociedad, así como la autora María Casanova menciona que “una educación  democrática es la que acepta a todo tipo de personas, que valora sus aportaciones en cualquiera de los campos de actuación posible y desde cualquier enfoque ideológico, que respeta las diferencias, que permite y favorece la convivencia entre individuos y grupos distintos, que se enriquece con las aportaciones”. todo lo antes mencionado sobre cómo se aborda la democracia en este libro tiene relación con este enfoque inclusivo y comprendemos que la educación es primordial para mantener una vida digna y convivir en un clima de respeto y paz. la Ley General de Educación señala “Los niños y jóvenes chilenos deben alcanzar su desarrollo espiritual, ético, moral, afectivo, intelectual, artístico y físico, mediante la transmisión y el cultivo de valores, conocimientos y destrezas. además de capacitarlos para conducir su vida en forma plena, para convivir y participar en forma responsable, tolerante, solidaria, democrática y activa en la comunidad, y para trabajar y contribuir al desarrollo del país”.[1]

3) ¿De qué estamos hablando cuando nos referimos a la atención a la diversidad en educación?

Es indudable pensar que la diversidad en todas sus manifestaciones representa un importante desafío para los sistemas educativos, y difícilmente éstos harán que se pueda desarrollar una interacción positiva entre el alumnado que genere conocimiento, aceptación y valoración de los otros si se antepone asimilación a inclusión. Es por esto que la asimilación defiende un único modelo educativo y cultural cuyo objetivo es que todos los grupos y minorías adopten ese modelo, con los contenidos, las metodologías, los valores y las normas, las señas de identidad de la cultura dominante. Este planteamiento no reconoce que la sociedad es diversa, que en el ser humano habita como característica primordial la diferencia.

Por ello, creemos que uno de los mayores retos para el sistema educativo es “entender y promover políticas y prácticas de inclusión que permitan alcanzar los aprendizajes básicos de la educación obligatoria a todo el alumnado”, aunque este objetivo es muy difícil de alcanzar si en la sociedad no se dan las mínimas condiciones de igualdad y justicia social. En ese sentido, somos también conscientes de que no se puede pretender que el sistema educativo acabe con la discriminación social y cultural. No por sí sólo, sino que exige el desarrollo y cumplimiento de políticas que mejoren las relaciones entre la educación en la escuela y el entorno. Blanco, R. (1999)

En consecuencia, dada la situación de diversidad en la sociedad, apostamos por la educación inclusiva, porque supone una filosofía de actuación que sobrepasa el marco de lo educativo y hace hincapié en la construcción de políticas no segregadoras, evitando procesos de exclusión y apostando por la inclusión de todos los ciudadanos. Estamos convencidas de que la inclusión es un proceso de reestructuración escolar, un proceso de cambio que lleva su tiempo. Por eso, colaboramos la propuesta que va en la línea de construir una escuela inclusiva entendida en términos de comunidad de aprendizaje, es decir, que el proyecto curricular de centro se haga no desde una perspectiva técnica o administrativa, sino fundamentalmente crítica y transformadora, con la participación activa e implicación crítica de alumnos, familias, entidades y agentes sociales. Duk, C. (2005).

Naturalmente, para conseguir ese gran objetivo socioeducativo se hace indispensable una profunda reflexión pedagógico-educativa que conduzca a una formación intensa como educación para toda la vida. Una formación educación que encuentra su máxima expresión en la oferta de la escuela y de la propia Universidad, pero que tiene que consolidarse también en las instituciones educativas extraescolares, en el mundo del trabajo, en la sociedad civil, partiendo de análisis críticos de los fenómenos educativos.

Es por esto que a modo de conclusión grupal podemos decir que no vivimos en un mundo homogéneo ni igualitario. Debemos ser conscientes de que hay diferencias no sólo culturales, sino económicas, sociales y políticas, y que éstas son las que verdaderamente separan a las personas, no el color de la piel, ni la religión, ni el idioma. Al menos no tanto como las condiciones en las que se vive. Por eso, muchos retos nos presentan la sociedad plural en la que vivimos, pero sin duda el mayor de ellos es profundizar en el proyecto democrático de nuestro país. De ahí que, en el ámbito educativo, la inclusión nace como una apuesta decidida por la valoración positiva de la diversidad en nuestra sociedad y el reconocimiento de que la educación inclusiva es para todos, por lo que necesitamos escuelas eficaces que hagan realidad ese propósito. Esta es una premisa ineludible de cualquier política que se precie de defender los valores democráticos. Sólo sobre la doble base de la igualdad jurídica y de la educación inclusiva es posible hacer realidad un reconocimiento social que acepte sin miedos la diversidad en todas sus manifestaciones sociales y personales.

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