El Gran Libro Del Yoga
Enviado por yannara • 19 de Junio de 2014 • Ensayo • 1.383 Palabras (6 Páginas) • 435 Visitas
EL GRAN LIBRO DEL YOGA
Ramiro Calle
Introducción
El yoga ha sido durante milenios el eje espiritual no sólo de la India, sino también de
Oriente. Es, básicamente, un método de mejoramiento humano con una antigüedad de más
de seis mil años, originario de la India, pero que despierta un creciente e intenso interés,
cada día mayor, entre los occidentales. Se ha convertido en una necesidad específica de
nuestro tiempo, pues procura claves, prescripciones, métodos y técnicas para el autoperfeccionamiento,
el bienestar integral y la evolución de la conciencia.
Pero el descubrimiento del yoga y de sus notables excelencias por los occidentales no es ni
mucho menos reciente. Recordemos que ya Alejandro Magno se dejó instruir por un yogui
jaina de nombre Kalano y que desde aquellos remotos días empezaron a ser numerosos los
filósofos, místicos, pensadores, viajeros sobresalientes, peregrinos y escritores de nuestro
hemisferio interesados por las enseñanzas del yoga e incluso entusiasmados por sus textos
espirituales. A propósito de los Upanishads, Schopenhauer declaró: «Han sido el consuelo
de mi vida y de mi muerte». Del mismo modo, Hermann Hesse destacaría hace casi ocho
décadas que si algo le urgía a Occidente era la práctica del yoga, y antes que él
innumerables intelectuales y pensadores como Victor Hugo, Lamartine, Pierre Loti,
Romain Roland y tantos otros habrían de interesarse vivamente por el pensamiento de la
India.
Los métodos liberatorios del yoga se han ido incorporando desde muy antiguo a otras
tradiciones, tales como el budismo theravada, el budismo zen, el budismo tibetano, el
jainismo, el tantra, el sufismo, el gnosticismo, el cristianismo oriental y otros sistemas
soteriológicos. Puesto que el yoga es suprarreligioso y fundamentalmente ecléctico en este
sentido, es de utilidad tanto para personas con creencias como para quienes no las tengan,
pues lo que aporta es un conjunto de preciosísimas técnicas para el autodesarrollo. De ahí
que numerosos sistemas espirituales y psicologías de la realización se hayan servido de sus
eficientes y milenariamente experimentados métodos para el control del pensamiento, la
evolución de la conciencia y el acopio de valiosas energías internas.
Son métodos que están al alcance de cualquier persona que desee mejorar y esté dispuesta a
practicarlos con alguna asiduidad. Tres décadas en la docencia del yoga, habiendo
impartido sus técnicas a más de doscientas mil personas, de todas las edades y condiciones,
me permiten asegurar los indiscutibles beneficios de este nutrido cuerpo de enseñanzas
vivientes que se ha ido transmitiendo, y verificando personalmente, desde la noche de
los tiempos. El mismo yoga psicofísico (hatha-yoga), comúnmente denominado yoga
físico, es de una asombrosa precisión y en la medida en que lo he seguido practicando
desde hace muchos años, me he dado cuenta, siempre con renovada sorpresa, hasta qué
punto sus técnicas son excepcionalmente eficaces y beneficiosas. Cada persona debe ir
perfeccionando estas técnicas mediante la práctica asidua y hasta donde quiera llegar. A
mayor esfuerzo sobrevendrán, por supuesto, resultados mayores.
El yoga nos abre extraordinarias posibilidades, pero compete al practicante determinar
hasta dónde quiere profundizar en el yoga y qué espera recibir del mismo. Muy repetido es
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ese adagio del yoga que reza: «Es más importante un gramo de práctica que toneladas de
teoría», pues el yoga es ante todo un método de transformación que requiere la puesta en
práctica de un buen número de técnicas psicofísicas, psicomentales y psicoenergéticas. Son
los métodos correctamente utilizados y desarrollados los que van transformando a la
persona. y estos métodos, todos ellos, además de sus finalidades concretas (sean
psicosomáticas, psíquicas, espirituales u otras), tienen la utilidad también de que tienden a
«desautomatizar», es decir, a hacer más consciente al practicante. Son, pues, métodos de
contramecanicidad y que, por tanto, siempre exigen una atención consciente y vigilante,
que así va refrenando los automatismos.
Incluso el yoga físico requiere la presencia de una atención consciente para que todas sus
técnicas no sólo tengan implicaciones fisiológicas, sino también mentales, lo cual permite
al practicante ir sometiendo al escrutinio de la atención vigilante cualquier ejercicio. Se
eleva así el umbral de la conciencia y se consigue una armónica interrelación de cuerpo y
mente. Ya hoy en día, la más moderna ciencia psicosomática indica (como ya lo hiciera el
yoga hace miles de años como precursor de la ciencia psicosomática) las estrechísimas
conexiones existentes entre el cuerpo y la mente
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