El Matoneo

EL MANOTEO

El interés despertado por realizar esta labor investigativa, obedece a los reiterados conflictos que se suscitan entre los educandos, docentes, personal administrativo, padres de familia y/o acudientes y las comunidades aledañas a las instituciones, y en general al clima de violencia que se viene dando dentro de la comunidad educativa ejerciendo su influencia en el entorno de las instituciones.

Por consiguiente son muchos los factores que inciden frente a la situación planteada, la estrategia proyectada apunta a que una intervención racional seria y profunda por parte de los padres de familia y/o acudientes y las instituciones y su personal (docentes y parte administrativa) con la práctica de la pedagogía del amor, como mecanismo efectivo y permanente de prevención, que permitirá identificar situaciones de riesgo.

En el contexto educativo se presentan de manera reiterada situaciones problemas, caracterizadas por la violencia que se da en el interior de las instituciones y que muchas veces trasciende al entorno, comprometiendo la integridad personal y/o física, no solo de estudiantes, sino también de otros miembros de la comunidad educativa; situaciones estas que han venido ejerciendo gran influencia en la convivencia y/o comportamiento social que asumen estudiantes y otros miembros de la comunidad educativa.

Para ser víctima del manoteo o bullying (‘toreo’, término adoptado en 1970 por Dan Olweus, un investigador noruego, para aludir al maltrato sistemático y continuado entre pares), cualquier excusa sirve: ser gordo o flaco, tener las mejores calificaciones o las peores, que los padres cuenten con una posición social importante o no, ser amanerado, declararse gay o sencillamente ser bonita y gustarle al más churro del colegio…Enrique Chaux, doctor en educación de la Universidad de Harvard, asegura que existe la intimidación tanto en estratos altos como en los bajos, “pero hasta en los colegios de alto nivel, los estudiantes que cuentan con más recursos socioeconómicos o son hijos de alguien poderoso, tienen un mayor riesgo de ser los agresores”. En últimas, el asunto es de abuso de poder, condición forzosa en los episodios de maltrato escolar, donde hay adultos que se hacen los ciegos y los sordos, rectores, profesores y padres que evaden la responsabilidad de tener un matón en sus aulas o en su casa.

Por lo anteriormente expuesto, los docentes a menudo se quejan de los conflictos que ocurren en las Aulas de clases, en la Biblioteca, en los pasillos, en la cafetería, kiosco de ventas o en las zonas de descanso y en los mismos alrededores, cuando uno o varios compañeros deciden hacer objeto de burla, golpear, despojar del dinero o del alimento a alguno de los estudiantes, o excluir a otro de forma persistente, hasta causarles sentimientos de angustia y desolación o hacerlos sentir indefensos, además de afectar su dignidad, la seguridad en sí mismo y el sentimiento de aceptación y reconocimiento del grupo de amigos.

Se ha venido presentando casos en los que se ha empleado, los medios de comunicación especialmente las redes sociales, (Facebook, twiter, y otros), para ofender degradar y humillar a los estudiantes, o víctimas, ejerciendo un gran impacto, pues constituyen “canales” muy poderosos y efectivos para ejercer este tipo de violencia, como es la intimidación o manoteo (en inglés Bull ying). Y lo más grave es que este conflicto no queda solamente en el aula de clases o en cualquier otro sitio en el que se ocasiona, sino que trasciende al entorno, cuando familiares o amigos de la víctima o agresor, son enterados de la situación y deciden tomarse la justicia por sus propias manos, armándose con palos, piedras, navajas o cualquier otra arma corto punzante, para defender a uno de los implicados, y hacen citas o los esperan a la salida de la institución para “resolver el problema”.

Los hostigamientos no solo se presentan entre estudiantes, sino que también se suscitan entre docentes y estudiantes, docentes y directivos, o entre directivos, docentes y algún o algunos funcionarios del personal administrativo o padres de familia y/o acudientes; en los que muchas veces la victima son estigmatizados, maltratados con expresiones verbales e injuriosas, o con amenazas de exclusión o traslado, por el victimario o agresor, convirtiéndose en un acoso escolar o laboral, frente a la mirada indiferente de la mayor parte de quienes solamente observan la situación.

Estos conflictos de violencia, que de manera reiterada se presentan en la población objeto de estudio, es un fenómeno que está creciendo en el país, que vulnera los derechos de los niños y de los adolescentes e influye de manera muy fuerte en la deserción escolar, abandonar las aulas de clases, para dedicarse a otras actividades, como no seguir estudiando por temor a que les suceda lo mismo, y terminan siendo sparring de alguna buseta, vendedor ambulante, o llevando una vida de desocupación que muchas veces los lleva a la depresión, además puede generar afectaciones físicas o psicológicas”.,

Los agresores por su parte, en algunos casos terminan retirándose, y haciendo parte de pandillas o de la delincuencia común, después de ser sancionado con la cancelación de matrícula. O por el contrario, muchas veces no se sanciona con la exclusión de la institución, por temor a una tutela que obligue a mantener al joven en la aula de clase o porque algunos pocos opinan que con la expulsión se les está entregando a la sociedad un delincuente más en potencia.

Con respecto a los docentes, o funcionarios administrativos, víctimas de acoso laboral u hostigamiento, se les escucha decir que “el clima” institucional no es el mejor, se presenta mucha violencia en las relaciones interpersonales, donde las víctimas llegan a sentirse aburridos, desmotivados por el trabajo, sin deseos de continuar laborando, con deseos de conseguir un traslado, sintiéndose tensionados, irrespetados en su dignidad como personas, y sin forma de expresar los malestares.

Estos conflictos tienden a ser resueltos de manera autoritaria o simplemente las instancias correspondientes se muestran indiferente frente a los mismos, nos encontramos con un liderazgo vertical o poco participativo, donde se siente un ambiente de temor, amenaza, descalificación e inseguridad, frente a las reiteradas expresiones que se escuchan de quien dirige los destinos del centro educativo como “aquí el que manda soy yo, el que no se someta tendrá que irse, yo puedo pedir su traslado porque estoy facultado para ello”…. entre otras.

Otro ingrediente más que agrava el problema existente, es el hecho que muchos estudiantes proceden de hogares completamente disfuncionales

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