ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El ethos oratorio


Enviado por   •  16 de Agosto de 2017  •  Informe  •  1.670 Palabras (7 Páginas)  •  170 Visitas

Página 1 de 7

ISFDyT N° 7

Profesorado de Lengua y Literatura

Lingüística IV

Prof. Carolina Pisoni

Alumna María J. Cruz

El ethos oratorio

El presente trabajo tiene por objetivo analizar la importancia que se le atribuye a la persona del orador en la argumentación y, además, comprender de qué modo la presentación de sí mismo ante el alocutario puede contribuir a la fuerza de su palabra.

Se llevará a cabo el análisis de un video protagonizado por el Padre Ángel Espinosa de los Monteros, quién además de ser un sacerdote reconocido en su comunidad, trabaja como orientador familiar y realiza conferencias en distintas partes del mundo. Nacido en México, luego partió rumbo a Roma donde realizó una Licenciatura en Teología Moral, publicó varios libros y sus charlas han tenido amplia difusión a través de su colección de Cds y, actualmente, a través de páginas web.

El discurso se lleva a cabo en un programa de televisión llamado “Conferencias Regnum Christi”, un movimiento eclesial internacional católico que busca la instauración del Reino de Cristo en los corazones y en la sociedad. El discurso está destinado a matrimonios, parejas o novios y a toda la sociedad en general, principalmente a un grupo que participan de un mismo sentimiento en cuanto a Jesucristo y su religión.  Fue grabado el 4 de noviembre del año 2009.

El análisis del ethos en el discurso se realizará basándonos en los estudios de Ruth Amossy: “El ethos oratorio o la puesta en escena del orador”, también se agregarán algunas nociones de “Retórica y argumentación” de Reale y Vitale, y de “Introducción a la Lógica” de Irving Copi.

Dentro del nivel prediscursivo, que hace referencia a la imagen previa que el auditorio puede formarse del locutor antes de su discurso, podemos decir que existe a nivel social una imagen preconcebida de la función de sacerdote como un hombre que dedicó plenamente su vida a Dios, a la Iglesia como institución, optó por el celibato y se rige bajo las normas de Jesucristo. Consideramos, teniendo en cuenta lo antes dicho, que en la actualidad y luego de reiterados actos que atentan contra la Iglesia por parte de sus integrantes, esta imagen ha variado y, en algunos sectores de la sociedad, se intenta más asociar la imagen de sacerdote con la de un ser humano, que comete errores, que con un ser divino imitando la perfección.  

Lo que trataremos de definir es si es necesario privilegiar la imagen que sí que el orador proyecta sobre su palabra o más bien la que deriva de un conocimiento previo de la persona. Nuestra hipótesis para desarrollar el trabajo parte de la noción de ethos como el ejercicio ligado a la palabra, al papel que corresponde a su discurso y no al individuo.

Aristóteles llama ethos a la imagen de sí que proyecta el orador al actuar con su palabra y sostiene que esta imagen es producida por el discurso. El ethos está entonces ligado al ejercicio de la palabra y no al individuo “real”.

Según la retórica aristotélica la autoridad que da al orador la presentación de sí deriva de tres aspectos: el buen sentido o criterio (phronesis), la virtud (areté) y la benevolencia, el afecto (eúnoia). Aristóteles no apela solo a lo moral, sino también al intelecto: “es la unión del intelecto y de la virtud lo que le otorga al orador ser digno de confianza”. Otro autor, Eggs, retraduce el texto de Aristóteles así: “Los oradores inspiran confianza: a) si sus argumentos y sus consejos son adecuados, razonables y deliberados, b) si son sinceros, honestos y justos y c) si ponen de manifiesto la solidaridad, la afabilidad y la amabilidad hacia su auditorio”. De esto surge que la dimensión moral y la dimensión estratégica son inseparables.

Teniendo en cuenta los conceptos de Aristóteles y las consideraciones de Eggs podemos decir que el orador seleccionado tiene una imagen previa que se relaciona con su condición o mejor dicho con su profesión, es un cura y eso tiene determinadas connotaciones para la sociedad. Sin embargo, este orador no utiliza el discurso de la manera típica en la que la utilizan los sacerdotes, utiliza un lenguaje más informal, lo cual lo acerca más a los fieles y esa, entendemos, es su única finalidad. Utiliza como principal recurso el humor, lo hace de una forma simple y respetuosa, aunque por momentos el discurso tiene un tinte machista, que puede resultarle negativo a un gran porcentaje de la sociedad: “La mujer cuando habla expresa sentimientos y emociones y por tanto utiliza un promedio de 8500 palabras al día, es científico, el hombre cuando habla expresa ideas y pensamiento y por tanto un promedio de 3500 palabras al día, qué pasa si tu mujer estuvo todo el día metida en el dentista o en un centro comercial con un carrito comprando y en todo el día no dijo más que 3000 palabras, te toca a ti en la noche oír otras 5000 más o menos, pero además las tienes que oír porque son acumulativas…”

Lo expuesto hasta el momento se relaciona con la benevolencia y el afecto del cual habla Aristóteles y con la amabilidad hacia su auditorio, la forma de acercarse a ellos. Los temas tratados en el discurso son temas transversales para los seres humanos: el amor, la diferencia entre los géneros, etc. Podríamos decir que fueron seleccionados con buen criterio para el objetivo deseado, y con respecto a sus argumentos son razonables, pero, principalmente, son adecuados para el tipo de público al cual están dirigidos. Luego de la anécdota graciosa el sacerdote reflexiona: “¿quieres defender el amor? Comprende que te casaste con una persona que parecía que quería y era igual a ti…es un hombre, es una mujer…somos tan diversos”

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (10 Kb) pdf (118 Kb) docx (15 Kb)
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com