Emilia Ferreiro
Enviado por dark88 • 10 de Julio de 2014 • 2.893 Palabras (12 Páginas) • 417 Visitas
Introducción
Para comenzar me gustaría citar un fragmento de la conferencia de Emilia Ferreiro durante las Sesiones Plenarias del 26 Congreso de la Unión Internacional de Editores en México (1), que se realizó en el año 2006.
“Estamos hablando de futuro, y los niños son parte del futuro. Esos niños (todos los niños) no necesitan ser motivados para aprender. Aprender es su oficio.
Todos los objetos (materiales y/o conceptuales) a los cuales los adultos dan importancia, son objeto de atención por parte de los niños. Si perciben que las letras son importantes para los adultos (sin importar por qué y para qué son importantes) van a tratar de apropiarse de ellas”.
En relación a este tema Ana Maria Kaufman, en el libro “Psicología genética” (3), habla acerca de los mitos clásicos que rodean la historia de la alfabetización tales como:
1. El acento central siempre estuvo puesto en la enseñanza y en el rol del maestro.
2. Lectura y escritura como actividades que comprometen a aspectos perceptuales y motores
3. El niño comienza su aprendizaje en la escuela
La teoría constructivista en cambio ha demostrado que:
1. El niño no es un receptor pasivo, y que por el contrario estructura el mundo que lo rodea a partir de una interacción constante con él.
2. El niño enfrenta escrituras mucho antes de ingresar a la escuela.
Así que desde un primer momento el niño no comprende que la escritura es un objeto simbólico, y los textos conllevan un significado, pero llega un momento en que el niño descubre que los textos “dicen” algo y comienza a realizar hipótesis. En este sentido Kaufman señala que los errores que aparecen en este recorrido, son errores constructivos, es decir momentos necesarios por los cuales los niños necesitan transitar para acceder a estructuras más complejas.
Fundamentación teórica de los ejercicios prácticos realizados donde se debe observar la evolución de la escritura en niños
El texto elegido para tal fin es “Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño” de las autoras Emilia Ferreiro y Ana Teberosky.
Las reflexiones y las tesis que se exponen en este libro son el resultado investigaciones experimentales realizadas entre 1974 y 1976, por un equipo de docentes de la Universidad de Buenos Aires. Estas investigaciones se sustentan en la concepción de la adquisición de la escritura no como una técnica sino como una herramienta cultural y social, tarea que es emprendida por un sujeto, el cual es considerado desde la teoría constructivista que sustentan estas autoras, como desarrollando un rol activo sobre el medio, que intenta adquirir conocimientos, que “se plantea problemas, y trata de resolverlos siguiendo su propia metodología” (Nota preliminar de la autora). Estas autoras pertenecen a la escuela del epistemólogo Jean Piaget, desde el cual, la lengua como toda otra adquisición, es la labor de “un sujeto en interacción con el objeto de conocimiento” (cita textual del libro de referencia).
Para comenzar es necesario destacar los puntos centrales de este texto que dan cuenta del camino que el niño emprende en la adquisición de la escritura, sus hipótesis que lo conducen por el camino de aciertos y errores hasta alcanzar el dominio de esta herramienta social.
En el capítulo II: “ Los aspectos formales del grafismo y su interpretación”, las autoras se refieren a determinadas características que debe poseer un texto para posibilitar su lectura, como así también a la relación entre la imagen y la escritura en el proceso de adquisición de la misma. Estas conclusiones son el producto de una investigación donde se les presentó a los niños diferentes tarjetas (entre 15 y 20) con diferente cantidad de caracteres, escritas tanto en mayúscula de imprenta como en cursiva.
Las autoras observan y analizan que existen niños que poseen criterios para diferenciar que puede ser leído y que no. Entre ellos están los que no poseen ningún criterio de diferenciación, de tal forma que cualquier escritura presentada por el adulto es buena o mala para leer sin la utilización de un criterio objetivo o bien eligiendo un criterio al azar. Se encontró que los criterios más usualmente utilizados eran dos: la hipótesis de cantidad mínima de caracteres y la hipótesis de variedad. Con respecto a la primera encontró que los niños argumentaban la necesidad mínima de caracteres, el número clave es el tres, lo cual es necesario tener en cuenta cuando el niño se enfrenta a la lectura de artículos de dos caracteres (un, una) los cuales no serían “legibles”.
En cuanto a la variedad de caracteres si todos ellos son iguales, tampoco la tarjeta resultaría una escritura válida.
También se observaron otros criterios de clasificación como por ejemplo la utilización de índices, tal índice puede ser una letra determinada o una inicial de una palabra aprendida como “mamá” o “papá”. Otro criterio puede ser la discriminación entre cursivas e imprenta, de tal forma que el niño determine que sólo una de ellas es legible o no. También se ha encontrado el criterio de diferenciar entre números y letras, criterio que implica la posibilidad de diferenciación entre ambos tipos de caracteres.
Emilia Ferreiro destaca la relación que el niño establece entre la imagen y el texto. En este sentido destaca que si bien logra diferenciar tempranamente ambos, entendiendo que la primera “es para mirar” y la segunda es “para leer”, deberá recorrer un largo camino hasta, alrededor de los seis años para no necesitar la imagen como apoyo del texto. En este sentido Emilia Ferreiro da cuenta de la influencia social en el logro paulatino de la interpretación de la escritura con independencia del aquél.
También las autoras dan cuenta de cómo el niño se orienta espacialmente en la hoja y cómo esta orientación se construye según el sujeto tome parámetros subjetivos u objetivos. En general se observa dos grandes grupos en relación a esta característica. El primero que no conserva ninguna orientación básica, donde se ubican fundamentalmente niños de alrededor de cuatro años y el segundo grupo que conoce ambas orientaciones y tiene definida su lateralidad de izquierda a derecha, en este grupo predominan niños de alrededor de seis años, ya influenciados por la escolaridad.
En el Capítulo VI del libro citado se concluye que los primeros intentos de escritura en el niño comienzan cuando este empieza a esbozar los dos tipos básicos de escritura: trazos ondulados continuos, y los redondeles o líneas verticales discontinuos. De esta manera se puede decir que hay escritura en
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