Ensayo educacion. Lectura

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Uno de los elementos esenciales en la labor de todo docente es el relacionado con la evaluación. Quisiera iniciar la presente reflexión citando algunas de las ideas relevantes de Rebeca Anijovich y Carlos González  en su texto “La Evaluación, ¿Una instancia para aprender?” y de Frida Díaz Barriga Arceo en “Hacia una evaluación auténtica de aprendizajes situados”. Considero que ambos textos han dejado en mí una nueva forma de concebir a la evaluación y me han llevado a redefinir algunos conceptos.

Inicio resaltando que la evaluación de los aprendizajes involucra sentimientos, temores y angustias, situaciones que vamos acumulando incluso desde antes de ingresar al aula. También aprendi que la evaluación sirve para diagnosticar, retroalimentar, reflexionar, regular y mejorar los aprendizajes lo cual delega a los individuos (docente y alumnos) la responsabilidad en cuanto a su uso.

La lecturas de este curso nos plantean la necesidad de diferenciar a la evaluación formativa de la evaluación sumativa; donde la primera se reconoce como un proceso en el que se recaba información con el fin de analizar y transformar la enseñanza y aprendizaje en relación con las necesidades de los alumnos y lo que se pretende lograr. Al momento de reflexionar sobre esta forma de evaluación considero que no la desarrollo de una manera organizada y sistemática, si bien mi interés primordial es evaluar para comprobar lo que mis alumnos se han apropiado o los logros y dificultades presentadas, siempre lo hago de manera informal o poco comprobable.

De acuerdo a lo que marcan la lecturas, el principal objetivo de la evaluación formativa es ofrecer orientaciones y sugerencias a cada uno de los estudiantes durante el proceso de aprendizaje, aspecto que no dejo de lado en mi práctica docente, pero reconozco que son muy pocas las ocasiones en las que brindo una retroalimentación a mis alumnos o les proporciono información sobre cómo están aprendiendo, centrando mi atención en reflexionar sobre mi desempeño o en el impacto de las actividades propuestas. Para ello requiero profundizar en los dos polos de la función reguladora de la evaluación formativa (el externo e interno) y en lo que la caracteriza como:

• La continuidad en el proceso de mejora de los aprendizajes de los alumnos,
• El aumento de la probabilidad de que los estudiantes aprendan.

En algún texto también se habla de la evaluación auténtica, la cual incluye la observación y valoración de lo que los alumnos demuestran, saben hacer, pensar y resolver. Cuando se habla de algo “auténtico” se requiere relacionar con todo aquello que podemos comprobar o legitimar, por lo tanto la evaluación auténtica define su actuación considerando que se requiere evaluar aprendizajes situándolos en contextos determinados para darle validez.

Gracias a esta materia, analizado pude conocer algunas buenas prácticas de evaluación y enseñanza que incluyen retroalimentaciones a las producciones de los alumnos y propician el desarrollo de autoevaluaciones y evaluaciones de sus pares. A lo anterior podemos agregar el análisis de lo que el docente planea como una practica de evaluación positiva.

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