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: Espacio de la practica docente II..


Enviado por   •  31 de Julio de 2016  •  Apuntes  •  1.481 Palabras (6 Páginas)  •  318 Visitas

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Espacio de la práctica docente II

Trabajo Practico obligatorio

13/07/2016

Davis Melisa


  1. Los cuerpos como lugares de enunciación y de inscripción cultural, nunca son “espacios libres”,  No pueden ser reducidos a procesos biológicos o a explicaciones médicas; tampoco como aquellas que en los últimos años han sido modernamente articuladas por los teóricos posmodernos burgueses, para los que la misma teoría se ha convertido en una suerte de sambenito, no son espacios aislados, monádicos y fuera de lugar, sino el resultado de tradiciones intelectuales y de la forma como dichas tradiciones nos han disciplinado para entenderlas; una fuerte implicación en la construcción de las metáforas a través de las que se construyen las tradiciones. Por lo tanto, se debe tener en cuenta a los cuerpos.

La institución educativa ha tenido éxito en ignorar el cuerpo tanto en la teorización de la práctica educativa como en la práctica de las teorías educativas. El cuerpo puede ser codificado como un símbolo virtual en los jeroglíficos de la esperanza (por ej: el cuerpo sacrificado de Cristo) o constituido en los signos refractados del intercambio físico, como cuando la tensa fuerza de la porra de un policía actúa jurídicamente para partir en dos el cráneo humano en un repentino arco disciplinario. El cuerpo es el punto central en la reiniciación dialéctica del significado y del deseo. Como sujetos/cuerpo, no simplemente consumimos conocimiento cultural, sino que somos consumidos por él. cuerpo como un lugar de resistencia a la prevaleciente hegemonía cultural y moral, y extraer algunas de las implicaciones que esto  puede tener para la pedagogía crítica.

Como un “cuerpo/sujeto”, es decir, como un terreno de la carne en el que se inscribe, se construye y se reconstruye el significado. Desde esta perspectiva es concebido como el cara a cara entre individuo y sociedad, como la personificación o la “encarnación” de la subjetividad que también refleja la sedimentación ideológica de la estructura social inscrita dentro de ella. Además el cuerpo, como una forma de intencionalidad inscrita socialmente, no constituye un texto sino varios modos de intertextualidad.

  1. Haraway defiende una política y una epistemología de la ubicación, la posición y la situación en la que las afirmaciones de conocimiento racional se basan en lo parcial y no en lo universal  “la visión desde el cuerpo, siempre un complejo, contradictorio, estructurante y estructurado cuerpo, versus la visión desde arriba, desde ninguna parte, desde la simplicidad”.

Es importante reconocer que la autora se refiere con ello al hecho de realizar el trabajo crítico en un “espacio social de género no homogéneo”. Esto es a lo que ella denomina “la unión de visiones parciales y de voces titubeantes en una postura subjetiva colectiva”. Lo que esto implica para los educadores críticos es la aparición de una sensibilidad hacia la intervención de los cuerpos generativos de los sujetos (estudiantes). Los estudiantes como cuerpos/sujetos no son recursos biológicos pasivos a  colocar y manipular por los últimos avances en tecnología del comportamiento, o desde una postura subjetiva de certeza moral que ejerza una cerrazón autoritaria sobre las habilidades de los estudiantes para generar significados, en el nombre de un patriarcado trascendente o de un discurso imperial.

  1. la pedagogía crítica libera sólo si detecta los intereses patriarcales y basados en la clase y en la raza que nutren todas las formas de pedagogía, incluyendo aquellas que afirman ser críticas. debemos procurar no textualizar las voces marginadas colocando un límite fijo en la finalidad o en el sentido de su representación; tampoco debemos establecer una ecuación falsa entre las varias expresiones de dolor o en las formas de resistencia que muestran la especificidad de la opresión de los afroamericanos, latinos, mujeres blancas, mujeres afroamericanas, etc. Necesitamos construir en nuestras aulas aquellos espacios culturales para la constitución de la diferencia que prueban los límites de los regímenes de discurso existentes, incluyendo el nuestro propio. necesitamos encontrar caminos para intervenir en la cultura dominante y en las formaciones políticas de manera que podamos prestar atención a la diferencia, mientras compartimos un comportamiento común de solidaridad, lucha y liberación. De esta forma, las diferentes manifestaciones de la pedagogía crítica pueden mostrar la especificidad de la opresión de la raza, de la clase y del género, y diferencia especifica de varios grupos de proyectos, a la vez que construyen nuevos espacios de posibilidad, justicia social y libertad humana. El reto es entender cómo, en la realidad virtual de la subjetividad encarnada en esta época de cultura depredadora, nuestra carne recuerda, entender cómo ésta crea la historia e historiza el acto de la creación, cómo la carne se convierte en fobia, cómo la memoria abcesa y cómo la acción genera miedo.
  1. a. relaciones entre el cuerpo y el poder y el cuerpo con el aprendizaje, a saber: la encarnación. Encarnarse no es solamente apropiarse de símbolos, sino identificarse con el símbolo del que uno se está apropiando para alcanzar de ese modo una correspondencia entre la posición como sujeto suministrada por el discurso y el poder. Entendida así, la encarnación entonces es un proceso donde el sujeto es y se produce, atendiendo así a la generación de ideas y la incorporación de ideas a través del lenguaje crítico, donde el cuerpo sea redimido de las opresiones, que logre un cierto grado de descolonización, que se libere de un consumismo acrítico. Desde la política de encarna miento en la pedagogía crítica, el cuerpo/sujeto tiene varias definiciones:
  • Terreno de la carne en el que se inscribe, se construye y se reconstruye el significado
  • Es el cara a cara entre individuo y sociedad
  • la personificación o la ´encarnación´ de la subjetividad que también refleja la sedimentación ideológica de la estructura social inscrita dentro de ella
  • el cuerpo, como una forma de intencionalidad inscrita socialmente, no constituye un texto sino varios modos de intertextualidad4

Planteado esto, el cuerpo no puede ser visto únicamente como una masa o entidad corpórea, pues el cuerpo es además una forma de subjetividad que se vincula con los contextos sociales y culturales, asumidos en y a través del lenguaje. El cuerpo es entonces el resultado de un proceso intelectual y de una determinada forma de disciplina que propone un tipo de movimiento, pensamiento y acción. “El cuerpo/sujeto no es simplemente el producto de una totalidad homogénea de discursos sino más bien un lugar de lucha, de conflicto y de contradicciones, donde el sujeto se construye y plantea su relación con el mundo.

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