Factores Que Inciden En La Construccion De La Lengua Escrita
Enviado por aysbel • 24 de Abril de 2013 • 3.302 Palabras (14 Páginas) • 1.850 Visitas
Psicólogos y pedagogos se preocupan por comprender las dificultades con las que se encuentra el niño cuando efectúa este aprendizaje y determinar los factores particulares que intervienen. Entre ellos tenemos a:
El esquema Corporal.
La Lateralidad.
La orientación y estructuración espacial.
La organización y estructuración temporal.
La madurez perceptiva.
A continuación se describirán cada una de ellas.
El Esquema Corporal.
El recién nacido se agita por sus reflejos, por automatismo, pero son movimientos incoordinados por cuanto que no tienen un fin. Tiene que llegar a una diferenciación de lo que lo rodea y a una organización de su propio cuerpo.
Los autores no coinciden con respecto a la concepción del esquema corporal y muchas veces se usa sin precisarse el significado que desea darle.
Pero para Hacaen – Ajuriaguerra, la somatognosia es algo más que el esquema corporal. Es una representación más o menos consciente de nuestro cuerpo moviéndose o inmóvil, de su posición en el espacio, de la postura respectiva de sus deficientes segmentos, del revestimiento cutáneo (los límites) por el cual el cuerpo está en contacto con el mundo exterior. Es un proceso psicofisiológico que a partir de unos datos sensoriales, nos permite, dentro de una síntesis haciéndose y constantemente renovada, el conocimiento y orientación de nuestro cuerpo en el espacio para permitirnos actuar con eficacia.
En resumen lo que parece claro es que la imagen que está en nosotros tiene unos aspectos geográficos y espaciales. Es un esquema postural. Es un esquema tónico. Es un esquema del cuerpo en funcionamiento, fruto de la continua información sensitiva. Es un cuerpo vivido con una historia.
Así, pues, la imagen del cuerpo se empieza a elaborar desde el nacimiento. El baño es un punto de partida, pues mientras que la madre le lava le va dando consciencia de sus límites. Toda experiencia motriz le va dando al niño imagen de sí mismo. A los cuatro meses, ante un espejo (elemento que ayuda a organizar dicho esquema) mira el bulto pero a los cinco meses sonríe ante él y, sin reconocerse, se desinteresa de su imagen. A partir de los siete meses empezará a interesarse por su propia imagen y se formará una imagen figurativa de sí mismo. A los A los seis meses cuando se siente, va a elaborar la noción de sentado y de apoyo (del brazo) para no caerse. La etapa del gateo es una función que por primera vez le aporta la coordinación de todo el cuerpo como una unidad. La exploración manual va progresando y a los doce meses aproximadamente se toca la barriga y los genitales y se mete los dedos en la nariz. Cuando comienza a salirle los dientes, como es algo que él no integra a su cuerpo, necesita morderse y esto es otra experiencia sensitiva nueva a integrar en su esquema corporal. La marcha le va a proporcionar nuevas experiencias. Todo ello hace que a los dos o tres años se forme el esquema de base a partir del cual se desarrollan todas las gnosis. La noción de la imagen del cuerpo va evolucionando y esta evolución se refleja en los dibujos, el niño dibuja lo que ha integrado y por orden de integración.
La imagen corporal constituye una noción adquirida que resulta de la observación de las distintas partes del cuerpo y de la representación de la relación que existe entre ellas y con los objetos externos. Por lo tanto si el niño no tiene una imagen completa de su cuerpo y de sus movimientos que es el punto de origen para todos los movimientos e interpretaciones de las relaciones exteriores, la realización de estos movimientos y la percepción de estas relaciones se elaboran defectuosamente.
De la adecuada imagen corporal depende también el sentido de la lateralidad y de la direccionalidad. Por lo tanto, se debe procurar, mediante la práctica de ejercicios, la conciencia de su cuerpo en el espacio y de las operaciones que puede efectuar con él.
Los objetos que nos rodean resultan referidos a nuestro propio cuerpo y los orientamos en el espacio respecto a él. Captamos impresiones táctiles, de temperatura y de dolor que proceden de la superficie del cuerpo y como resultado nos formamos en la mente una imagen que representa la forma en que se nos ofrece el cuerpo. Se dan impresiones visuales y sensaciones que proceden de las vísceras todas las cuales se funden y, mediante ellas, constituimos el esquema o imagen corporal.
La Lateralidad.
Se entiende por lateralidad el predominio, en los individuos, de un hemisferio cerebral sobre el otro: el izquierdo en los diestros y el derecho en los zurdos.
Las causas que determinan la dominancia lateral se atribuyen a varios hechos: desde la posición fetal a la mayor maduración de un hemisferio cerebral.
En el espacio no hay direcciones objetivas, las direcciones que atribuimos al espacio exterior resultan de la proyección de la sensación por las que se perciben las actividades del organismo. De estas direcciones la primera en desarrollarse parece ser la direccionalidad derecha – izquierda. El organismo está constituido, anatómica y neurológicamente, para ser un detector de la derecha e izquierda. Anatómicamente nuestro cuerpo posee una simetría bilateral: tenemos dos ojos, dos orejas, dos brazos, dos piernas, etc. Neurológicamente las vías nerviosas que enervan cada uno de los lados del cuerpo, permanecen primordialmente separadas si bien hay un entrecruzamiento.
La lateralidad tiene que ser aprendida. Por medio de la experimentación de los movimientos de las dos mitades del cuerpo, es como podemos llegar a diferenciar el lado derecho y el izquierdo.
Orientación y Estructuración Espacial
La noción de espacio se crea lentamente y parece que se forma en las impresiones que confirman el esquema corporal: el niño que se cae y se golpea o el que tropieza con un objeto, tiene una noción clara de la existencia del espacio, aunque no comprenda las direcciones. El espacio se va conformando desde el momento del nacimiento y se amplia cuando el niño comienza a sentarse y a caminar.
Dentro de la noción de espacio tenemos que distinguir entre localización y estructuración del espacio. La base de ambas es la imagen del cuerpo que es la que utiliza como punto de origen de todas las referencias sobre las que se establecen las relaciones espaciales. Sólo mediante una imagen corporal estable y segura puede el niño desarrollar estos conceptos.
Nuestra capacidad para localizar simultáneamente esta variedad de objetos en él, reconociendo a la vez las relaciones que guardan entre ellos, y con respecto a nosotros mismos,
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