Filosofia De Gestion Institucional
Enviado por zullymorales • 11 de Enero de 2013 • 11.083 Palabras (45 Páginas) • 647 Visitas
CAPITULO I:
EL PROBLEMA
1.1.- Planteamiento del Problema
Cada individuo tiende a formarse su sistema propio de metas y valores, al mismo tiempo en la sociedad, abundan grupos que tienen propiedades comunes o diferentes de las de cada uno de sus miembros; las propiedades compartidas constituyen la génesis de las llamadas organizaciones. Son éstas las formas predominantes de la sociedad, definidas por Etzioni, citado por Hall (1996), como unidad social o agrupamientos humanos construidos y reconstruidos de forma deliberada para buscar metas específicas.
En este orden de ideas, Freedman (1998), aduce que la organización constituye un sistema humano total, compuesto por subsistemas de individuos y grupos, cada uno de los cuales afecta a los otros y a la organización, es decir, los individuos, los grupos y la organización son interdependientes.
De esta situación se puede significar que al individuo dentro de la organización, debe valorarse en sus actuaciones, por ser dotado de características propias de personalidad, por motivaciones y necesidades, con habilidades y conocimientos que a través de las interacciones, hace posible el desarrollo de las tareas y el logro de las metas de la organización. En este sentido, no es un ser aislado sino vinculado estratégicamente, dotado de emociones y sentimientos inherentes a los humanos en la ampliación de los radios de acción hacia la grupalidad en las actividades.
Bajo esta perspectiva, la escuela como institución que se define como una organización social compleja con finalidades educativas, posee un potencial de transformación que incluye a los docentes como entes partícipes, que guían las acciones de las organizaciones educativas. Ahora bien, el docente debe equilibrar factores, tales como; las características de los alumnos, las expectativas, el entorno, así como los objetivos y valores que están establecidos en el sistema educativo.
Además, debe reflejar una sólida formación pedagógica, autónoma, gerencial e investigadora de procesos y promover a la comunidad hacia la autogestión de su propio desarrollo. Sobre este particular, Cárdenas (1998) afirma que el docente, sujeto clave del cambio, tendrá que enfrentarse a un proceso de desarrollo acelerado mediante nuevas tecnologías, nuevas formas de vida y mayores riesgos de pérdida de identidad y de otros valores ya establecidos en el canon moral propio de la sociedad venezolana.
Por consiguiente, frente a una visión del docente definida por sus rasgos personales de eficacia y dinamismo, su capacidad de organización y su habilidad para actuar en las diversas situaciones de la escuela, se empieza a definir un estilo diferente de ejercer las funciones educativas, basadas cada vez más, en el esfuerzo de aunar voluntades en proyectos compartidos, en la sensibilidad ante las nuevas situaciones, en la habilidad de adaptar el funcionamiento de la escuela a los objetivos que se proponen, además, de la capacidad de comprender la cultura de la misma y promover el cambio cultural y organizacional.
Formar al docente para un ejercicio con liderazgo, implica que deberá estar consciente de su papel como mediador de la construcción del conocimiento en el aula (Matos, 2000). También se hace necesario, poseer una visión de futuro y saber comunicarla, la que necesariamente estará construida sobre concepciones educativas de innovación y de avanzada, o sea, aquellas que asumen nuevos paradigmas y sus implicaciones, en una nueva visión de la educación.
La construcción en común de una visión institucional es un proceso en el que los diferentes actores involucrados deben abandonar el mito de la objetividad de la propia visión. De este modo se ponen en condiciones de confrontar y acordar con otros en función de ir delimitando metas y líneas de acción posibles que generen compromisos y responsabilidades. Se concibe de este modo, la participación en la gestión educativa, imprescindible para superar el empobrecimiento decisional crónico.
Pocas instituciones tienen una idea clara de su misión y ésa es una de las principales causas de sus peores errores. No se tiene un concepto de aquello para lo que no sirve (Peter Drucker, citado por Marmolejo y Ruiz, 1995).
Para que en las instituciones (organizaciones) exista un ambiente competitivo, basado en valores, se requiere de la integración de los individuos, adoptando actitudes que permitan un comportamiento orientado a crear un ambiente de trabajo caracterizado por la cooperación, colaboración y participación en aras de lograr un crecimiento armónico.
Por consiguiente, muchas instituciones educativas procuran establecer diversos valores, debido a la necesidad que tienen los individuos de comprometerse con determinados principios éticos que sirvan para evaluar sus propias acciones y la de los demás.
Al respecto, en el IX Plan de la Nación (1993) se destaca que… “los desafíos del proyecto del país demandan reconstruir la cohesión de nuestra sociedad alrededor de nuevos ejes sociales y culturales a partir de actitudes y prácticas de responsabilidad solidaria, como base de la formación de una nueva conciencia ciudadana” (p. 177).
De lo anterior se infiere, que los individuos que conforman la sociedad deben manifestar una nueva conciencia ciudadana, donde la actitud de las personas apunte al rescate de los valores culturales y sociales mediante acciones de solidaridad, respeto, tolerancia, libertad, honestidad y justicia a fin de lograr calidad de vida. Así, el enlace entre los individuos que conforman la sociedad reviste importancia, por cuanto contribuye al fortalecimiento de la plataforma para rediseñar una cultura que permita abrir un compás para la cohesión armónica de la sociedad donde el proceso educativo juega un papel importante en el logro de individuos que puedan adaptarse a nuevos retos.
La actitud del docente debe estar orientada a proyectar una imagen dentro y fuera de la institución que se corresponda con la ética profesional; debe aprender a balancear su forma de ser, aprender a convivir en comunidad, trabajar mancomunadamente en equipo, relacionarse con los demás expresando ideas y discutiendo criterios, lo cual le permite la adquisición de hábitos, tolerancia y respeto.
El ambiente interno de una institución influye en el comportamiento, los sentimientos y las creencias; las cuales sirven de soporte para poder alcanzar resultados satisfactorios, lo cual implica que la actitud de un individuo responde a una condición enmarcada dentro del sentido de pertenencia, comprometido con la misión y visión de la institución e identificación con
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