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LA INTRODUCCIÓN Y CONSEJOS PARA PRESENTACIONES EXITOSAS


Enviado por   •  8 de Octubre de 2014  •  Síntesis  •  2.163 Palabras (9 Páginas)  •  157 Visitas

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COMO HABLAR BIEN EN PÚBLICO

Exploremos un poco sobre el tema...

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HABLAR EN PÚBLICO - LA INTRODUCCIÓN Y CONSEJOS PARA PRESENTACIONES EXITOSAS

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Lo último que debe preparar es la introducción, una vez tenga claro el panorama y el recorrido que realizará en su disertación. Digamos que algo similar ocurre cuando se escribe un libro. Muchos autores, lo último que determinan es el título.

Un secreto al hablar en público consiste, como hemos dicho, en preparar muy bien el comienzo. Ese comienzo, reitero, puede ser una pregunta sencilla para el grupo. Si lo considera necesario, puede llevar su inicio por escrito. Pero lo ideal es tener apuntes con las ideas básicas que se han de desarrollar. La seguridad aplasta los nervios. Seguridad y nervios son un plato que no combina. Puede tener la certeza absoluta, por lo demás, de que en la medida en que practique, en que acumule experiencias positivas, cada vez sentirá menos ansiedad. Este es el gran secreto. En consecuencia, no vuelva a decir sentado lo que pueda decir parado.

Antes de comenzar, respire profundamente. Hágalo varias veces. Llene esos pulmones de oxígeno. Se ha demostrado que una buena oxigenación del cerebro, facilita la reflexión y aceita la operación de la memoria. La respiración profunda calma la tensión y disminuye sustancialmente la excitación. Y hable con entusiasmo. Asuma posturas y comportamientos extrovertidos. Hable con buen volumen, póngale pólvora a la voz, hable con ganas.

Tanto si usted cree que puede como si cree que no puede, tiene absolutamente toda la razón. Tenga una mentalidad positiva y vaya para adelante. En la medida en que comunique con entusiasmo, desde el principio, notará cómo se rompen en pedazos las inhibiciones y se libera rápidamente de las tensiones. Si es introvertido, debe hacer esfuerzos por cambiar y comunicar con ganas. Si no desarrolla entusiasmo en su manera de hablar, puede estar seguro de que no lo escucharán. Una persona que no hable con ganas, con brío, no tiene absolutamente nada que hacer como comunicador. Si es introvertido, sencillamente tiene que cambiar esta actitud, por lo menos en el momento de expresar sus mensajes ante un grupo.

Siempre debe tener listo su esquema al iniciar. José Manuel Paredes, del Dale Carnegie de Panamá, señala que "hay que estar preparados. Hay que captar la atención desde el inicio y, luego, vender sus ideas. No recomiendo que se comience con un chiste, porque es posible que nadie se ría y eso puede ser el fin de lo que pudo ser una presentación atractiva".

Al hablar sobre el temor del inicio, Rony Galdámez Carías, instructor Carnegie, indica que "puede ser por las dudas que la persona tiene frente al tema. Ese temor desaparece cuando la persona gana confianza y seguridad en sí misma, lo cual llega con la preparación, la práctica y el dominio del tema. No creo que los nervios desaparezcan del todo, pero sí se pueden sentir en el estómago mariposas, en lugar de murciélagos. El temor puede ser dominado, aun cuando no sea eliminado del todo".

A su turno, Emilio Romualdo Santamaría, instructor Dale Carnegie en Centroamérica, manifiesta que "la persona, al inicio, tiene reacciones físicas que, bien aprovechadas, son de beneficio. Digamos que el corazón palpitando más fuerte, la adrenalina, los nervios agitados, son elementos que nos preparan para el momento que estamos a punto de vivir. No sienta esas sensaciones como enemigas, sino como aliadas que le están ayudando. Al pensar que esto es así, se debe ganar tranquilidad. Vea sus nervios como sus amigos".

Mauricio Piñol, instructor Carnegie, recomienda estar preparados, practicar y darse lo que denomina arengas de ánimo, como: "Sé que puedo; estoy preparado; todo va a salir bien. Este auditorio merece lo mejor de mi y se lo daré, etc.".

Concéntrese en el tema y no en usted mismo ni en el auditorio. Esto lo liberará de mucha tensión. Además, lo más importante de un conferencista es su tema. Dale Carnegie se preguntaba: Cuando nos acercamos a un muchacho que vende diarios en la calle, ¿qué le miramos? ¿Las orejas? ¿La cachucha? ¿El vestido? ¡No! Los titulares.

Lo mismo ocurre en los auditorios. Lo más importante de un conferencista es su tema. Y en la medida en que hable con entusiasmo, con ganas, con brío, la atención del grupo se centrará en el tema y no en otros detalles insignificantes.

Si se concentra demasiado en el auditorio, éste le parecerá un monstruo de cien cabezas, botando fuego por todas partes. La recomendación es que saque de su concentración al auditorio y la coloque toda en el tema por desarrollar. Ya verá cómo ese monstruo cada vez se observa más pequeño, inofensivo y, por el contrario, se mostrará agradecido por el servicio que está recibiendo de un conferencista seguro, que domina su tema, que sabe de lo que está hablando y que llega al corazón de quienes lo escuchan.

Cuando le preguntamos a Enrique Castellanos, del Instituto Dale Carnegie, cuáles son los principales defectos de las personas cuando comunican frente a grupos, mencionó este como grave: "Concentrarse en sí mismo".

No se concentre en usted mismo. Concéntrese en el tema.

Jamás tome licor para disminuir la ansiedad. Le recomiendo que ingiera en su lugar café o té. Estas bebidas despejan la mente y dan la energía y la lucidez necesarias en tan importante momento. Si ingiere licor, lo cual no es recomendable, como queda dicho, es posible que se relaje más de la cuenta y termine sin saber qué hay que decir, para qué y cómo decirlo. He visto oradores absolutamente deplorables tras haber consumido licor, y hubo algunos tan irresponsables que, incluso, se presentaron ebrios ante el auditorio. Ellos creen algo que siempre creen los borrachos: que nadie se da cuenta.

Usted puede quitarse el miedo, si realmente está resuelto a quitárselo. Esto es una realidad comprobada.

"La primera vez que hablé en público---confesó Lloyd George--, era el hombre más desdichado del mundo. No es metáfora, sino la pura verdad, que la lengua se me pegó al paladar y, al principio, apenas podía articular palabra". Para él, como para usted, luego de la tempestad llega la calma. Hay millones de personas, en Colombia y en el mundo, cuyos primeros discursos fueron un fracaso. Pero siguieron

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