LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA COMO UNA FUENTE DE CONSTRUCCIÓN DE CONOCIMIENTO Y TRANSFORMACIÓN DE LA REALIDAD

INSTITUTO SUPERIOR DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN DEL ESTADO DE MÉXICO

DIVISIÓN ACADÉMICA TEJUPILCO

MAESTRÍA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN (PROMOCIÓN 2012-2014)

SEMINARIO “EPISTEMOLOGÍA, TEORÍA E INVESTIGACIÓN”

CONDUCTOR: M. en C. ALBERTO VARELA VÁZQUEZ

ENSAYO INTEGRADOR

“LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA COMO UNA FUENTE DE CONSTRUCCIÓN DE CONOCIMIENTO Y TRANSFORMACIÓN DE LA REALIDAD”

ELABORÓ: FERNANDO VILLA VÁZQUEZ (MODALIDAD MIXTA)

“El hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación”

Paulo Freire

Me llama poderosamente la atención esta frase del filósofo educador brasileño (de entre algunas otras que he revisado de su autoría), precisamente porque habla de una de las características que debe tener la educación: el poder de transformar.

Transformar, significa “transmutar o cambiar de forma a algo o a alguien” (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española 2012:1), por lo que es necesario discernir mediante qué procesos se logra este cambio en la persona que se educa. La transformación se logra, principalmente hacia el interior de la persona, mediante cambios en las formas de concebirse a sí misma, aunque también dicha transformación es al exterior del individuo que recibe educación.

Hacia el interior, el individuo se reconoce a sí mismo como un sujeto vivo único que tiene la necesidad de interactuar con su medio y con la sociedad, mediante la ubicación y el análisis que le permitirá entender qué rol desempeña para sí y para los demás, descubriendo de manera más o menos adecuada cuáles son sus fortalezas, sus debilidades y por consiguiente sus oportunidades y potencialidades. El individuo educado debe, en principio, reconocer que a través de la educación es un sujeto nuevo, diferente, con ciertas virtudes que antes no tenía y que le deben servir para hacerse a la idea de qué es alguien que ahora cuenta con responsabilidades, tiene objetivos, se propone metas, realiza tareas significativas y establece proyectos de vida que le van a marcar el rumbo para seguirse transformando hacia aspectos positivos en los individual y en lo colectivo.

Hacia el exterior, la educación hace del sujeto (o al menos debiera serlo) una persona sensible, íntegra, responsable, solidaria, con conciencia de clase, respetuosa de su entorno físico y social, con el compromiso real de compartir sus ideas, conocimientos, experiencias y visiones hacia una sociedad que está necesitada de ello y que lo demanda porque forma parte de ella y que por ella se vive y se aprende. Esto se refuerza con el discurso del mismo Freire cuando asevera que “Es la experiencia social la que en última instancia nos hace, la que nos constituye como estamos siendo. […] los hombres y las mujeres, en cuanto seres históricos somos seres incompletos, inacabados, inconclusos” (2004:19).

Ahora bien, para cumplir esa tarea transformadora en cuanto a las formas de pensar y actuar del ser humano en proceso de estar educándose, es necesario que el proceso en sí se retroalimente con nuevos conocimientos, nuevas teorías, nuevas aplicaciones que se consiguen a través de la investigación por y para la educación. Teniendo en cuenta esta premisa, y considerando que me encuentro precisamente en el proceso de elaboración de un proyecto de investigación titulado: “El razonamiento lógico-matemático en la formación inicial: una competencia para la práctica educativa” cabe realizar algunos cuestionamientos que serán la guía del presente “diálogo” (1): ¿Cuál es el origen del proceso de conocimiento de mi problema de estudio? ¿Cómo se relacionan los elementos que intervienen en dicha situación problemática? ¿En qué paradigma de construcción de conocimiento me voy a posicionar para realizar mi investigación? ¿Qué uso le damos a la teoría en el desarrollo de la investigación y con qué criterio de cientificidad va a operar la investigación?

Para tratar de responder a las cuestiones planteadas, es necesario considerar varios aspectos: en primer lugar, la determinación del problema objeto de estudio no parte de un antojo o un capricho derivado de una situación de ocio o de exigencia laboral, sino que se da a partir de un contacto directo o indirecto con una realidad vivida y/u observable, con un problema que existe y que está a la vista de todos, y que de alguna manera afecta -también directa o indirectamente- al investigador, que por este hecho se le despierta el deseo de saber qué hay detrás y más allá de lo que observa como situación problemática.

(1) Tal como lo describen Jaramillo y Mendoza, cuando afirman que “Un ensayo es un diálogo. Un diálogo imaginario entre mundos en donde se da la comunicación del escritor con el cuerpo de conocimiento que está trabajando, los lectores y consigo mismo” (2004:1).

Situados en el campo educativo, existen muchos aspectos de la realidad que se presentan en forma de problemas, los cuáles hay que comprender y asimilar para poder determinar estrategias de solución. Estas situaciones se viven a diario en todo el cúmulo de escenarios, situaciones y elementos que rodean al hecho educativo.

Para realizar una investigación de carácter educativo, por citar el ejemplo que nos ocupa, se necesita observar la realidad y plantear el problema de estudio correctamente. Para ello es necesario saber a qué se le considera un problema, y para esto nos referimos al concepto que establecen García-Córdoba y García-Córdoba, al afirmar que…

Problema refiere un obstáculo cuando designa a aquello que no ocurre como debiera o como se quisiera que aconteciera. Es una situación adversa. En este sentido: el que una estrategia didáctica no promueva un aprendizaje significativo; una comunidad educativa no se desarrolle como es habitual, o un método de enseñanza no genere los resultados deseados, son ejemplos de obstáculos.

Problema refiere un vacío de información cuando designa, el desconocimiento o falta de datos con respecto de un asunto o fenómeno. Entonces, desconocer los factores que inciden en la evaluación, carecer de elementos para explicar la dinámica que posee la cultura organizacional o que no exista una clara definición con respecto a los rasgos que ha de presentar un docente, son ejemplos de vacíos de información. (2005:9)

De acuerdo con esto, puedo considerar que el origen de mi problemática de investigación fue una experiencia vivida, ya que por aproximadamente 17 años de práctica educativa en los que he trabajado con alumnos de los niveles de secundaria,

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