LOS ADOLESCENTES EN LA ACTUALIDAD: SUS VIVENCIAS CON LOS ADULTOS
Enviado por gotrix • 24 de Mayo de 2013 • 1.458 Palabras (6 Páginas) • 1.064 Visitas
LOS ADOLESCENTES EN LA ACTUALIDAD: SUS VIVENCIAS CON LOS ADULTOS
...pero o sea, a mí lo que más me dio tristeza fue mi mamá,
contarle a mi mamá y saber que yo era la menor, entonces pues
cuando yo le conté a mi mamá yo me sentí muy mal y yo lloré
mucho y yo sentí mucha tristeza, pero no porque yo estaba en
embarazo, sino porque no pude como ser la persona
que mi mamá quería que yo fuera, más de lo que ella esperaba
de mi, y entonces yo me sentí muy mal.
[Adolescente embarazada]
La adolescencia, un período de transición entre dejar los juegos y la niñez, por un nuevo comportamiento y cambio de actitud, tanto en el aspecto físico y psicológico, que les permite llegar a ser adulto. No es algo sencillo descifrar este mundo del adolescente en su paso por la secundaria; los cambios físicos y de conducta que experimenta, lo hacen ser único pero con un sin número de alteraciones y constantes cambios.
Los adolescentes en su llegada a la escuela, en el pórtico podemos observar cómo muestran gusto o disgusto al pasar de la calle a la puerta e ingresar a la escuela. Momentos que van de la felicidad o del rechazo de la asignatura que tocará el día de hoy:
Ao: ¡Qué onda! ¿Cómo estás?
Mientras chocan las manos como en puños.
Ao: Oye, ¿hiciste la tarea de mate? ¿Le entendiste?
Ao: No, no la hice, güey. Pero se lo pidamos a Reyna, ella es cuate.
Mientras caminan a su salón de clases, la risa se desborda por todos lados, se percibe que es la dicha de mirarse y estar con sus amigos, lo que los pone así. Pero se esfuma en el momento en el que se escucha lo siguiente:
Mo: A ver, jóvenes, pongan atención y guarden silencio.
Diario de campo, Escuela Secundaria, Octubre de 2010.
Cuántas historias podemos escuchar en los pasillos o salones de la secundaria, que nos hacen recordar nuestro paso por la misma, nuestros primeros encuentros y desencuentros con el sexo opuesto, las penas y enojos cuando se nos acercaban o decían algo.
Cuando los vemos en su camino a la escuela, observamos algo homogéneo, el uniforme. Si comparamos nuestro paso por la secundaria, nuestra indumentaria escasa o remendada, no se compara en nada a los jóvenes actuales. Algunos llevan el manos libres del celular escuchando música moderna y van bailando al compás del reguetón, salsa o lo más nuevo. Todos con su mochila en la espalda, pero predominan los colores negros en casi la mayoría. No hay otra vestimenta que lo acompaña, sólo cuando hay cambios de temperatura, algo que no les gusta cargar, algunos lo amarran a la cintura. El cabellos adopta diversas formas en los varones, el fijador (gel) lo avienta para arriba, para atrás, para delante o a cualquier lado que quiera agarrar; pero sí no se permite pelos largos o sueltos, en algunos es exageradamente corto. Las chicas en su mayoría lo usa muy largo y sin ninguna atadura, un cabello que cae ligera y permanentemente sobre la cara y algún gesto preciso lo tira hacia atrás en el momento oportuno o cuando alguien le habla.
Nuestras añoranzas son de aquellos días en que sólo llevábamos lo imprescindible, nuestros útiles eran escasos y en la mano, algunos les alcanzaba para la mochila. Pero el gusto era por ir a aprender, ser alguien y corresponder a tus padres.
En cambio los adolescentes de ahora son ruidosos, hablan en voz muy alta, se gritan cosas y se mueven constantemente de un lado a otro, se llaman entre sí con términos que las generaciones anteriores creían insultantes y que ellos han convertido en afectuosos. Se palmean, se abrazan. También los hay sentados trabajando y poniendo atención a lo que pasa o lo que el maestro dice. La época marca una postura del cuerpo, una cierta dejadez al sentarse o vestirse, un modo de caminar de hombros levemente caídos y arrastre de las piernas, con una flojera que no puede con ellos mismos, una forma de balancearse y de amontonarse unos con otros con cierta facilidad. No es raro que masquen chicle o coman caramelos o galletas.
Cuando están en clases no prestan atención, son rebeldes y contestan a los maestros. Poner en marcha la clase implica conseguir atención:
En la clase de Química, el maestro pide la atención del grupo:
Mo: Jóvenes, ya les dije que no me gustan los relajos. Que cuando entre
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