La Eneida Y Cicerón
Enviado por Cemaguilar • 22 de Septiembre de 2014 • 3.014 Palabras (13 Páginas) • 312 Visitas
La Eneida es una epopeya escrita por Publius Virgilius Maro( nacido en el año 70 a.C), más conocido como Virgilio, quien la compuso entre los años 29 y 19 a. C. Esta obra, según expresa Hugo F. Bauzá en Virgilio y su tiempo “es mucho más que una mera narración épica, es una parábola: una interpretación de la historia romana y un símbolo de la vida humana realizado con toda conciencia”.
Virgilio trabajó en esta obra durante once años, se suele decir que él, en su lecho de muerte, encargó quemar La Eneida, cosa que no sucedió. Muchos son los estudios que intentan deducir el porqué de este pedido, algunos lo atribuyen al deseo del autor de pulir la obra, otros a una experiencia mística que lo hizo pensar en la inutilidad de la misma y otros por la decepción que sufrió con la política de Augusto.
La Eneida, obra de casi 10.000 hexámetros dactílicos se estructura en doce cantos, los primeros seis basados en la Odisea de Homero y los restantes en la Iliada. Su tema central es el largo viaje que el troyano Eneas, junto a algunos hombres realizó desde su ciudad de Troya, destruida por los griegos, hasta las tierras de Italia donde terminaron por instalarse luego de haber sostenido una guerra violenta contra los pueblos del lugar.
Virgilio era hijo de campesinos, de carácter tímido, sensible y encontró en el mundo poético una vía para canalizar sus vivencias. Había vivido la mayor parte de su vida adulta en un imperio sumergido en el conflicto de las guerras internas. Como tantos otros romanos de la época adhirió a Augusto, el vencedor en la batalla de Accio del año 31 a.C. Su postura, como la de la mayor parte de los poetas del período, descansa en el rechazo de la violencia y confusión que se habían dado durante ese tiempo.
A propósito de esta narración, el poeta presenta distintos momentos de la historia de Roma, para terminar relacionando todo lo anterior con aquello que sucede en sus días, marcados por el fin de las guerras civiles que tanto afectaron al Imperio romano durante el siglo I a.C.
En la primera mitad de La Eneida, la acción principal está constituida por el viaje de Eneas y sus compañeros desde Troya hasta el Lacio. En el Libro I Juno, sabedora del glorioso destino que aguarda a los troyanos, intenta impedir que lleguen a Italia. El Libro II se ocupa de la causa de dicho viaje, la destrucción de Troya. El III trata del primer tramo hasta Sicilia, el más largo en el tiempo y el más pobre en acontecimientos. El IV describe la estancia de Eneas en Cartago, su enamoramiento de Dido y la tentación, difícilmente vencida, de olvidarse de su misión. El V se ocupa de los juegos en honor a Anquises, celebrados en Sicilia. El VI se presenta el descenso a los infiernos. La Sibila y Anquises le transmiten a Eneas información acerca del futuro: los enemigos que deberá enfrentar y el glorioso porvenir de Roma.
La acción de la segunda parte transcurre desde la llegada de Eneas al Lacio hasta el asentamiento definitivo de los troyanos. En el Libro VII, cuenta desde el desembarco hasta el estallido de la guerra. Libro VIII, partida de Eneas en busca de aliados. Libro IX, el asalto al campamento troyano en ausencia de Eneas. Posteriormente, en el X, se presenta el primer gran combate. El Libro XI se ocupa de la tregua y de los combates de caballería. Y en el XII, aparece la batalla decisiva y el duelo final.
Nuestro trabajo de análisis estará centrado en la construcción que hace Virgilio del héroe, cuál es la finalidad de la misma y en qué se diferencia el héroe troyano del griego.
Desde el comienzo de la obra el autor instaura el concepto de providencia. Hay una visión providencial de todo lo que va a suceder. Junta mito, historia y religión, esta última se vuelve histórica, actúa y condiciona lo que ocurre en la historia. Eneas, el protagonista, es un héroe piadoso y justo. Su virtud principal está cimentada en lo moral aunque mantiene sus cualidades guerreras.
No hubo otro más justo que él por su piedad
ni más grande por sus hazañas guerreras (I, 544).
Es Eneas, el hijo de la diosa Venus, quien ve lo que va a pasar y eso lo coloca en el lugar del que más sabe. Él es el hombre piadoso que obedece los designios de los dioses y se va a convertir en el modelo de ciudadano romano.
En el héroe Romano hay un predominio de la parte espiritual sobre lo moral, esta construcción heroíca es social porque el pueblo romano se refleja en él, en cambio el héroe griego es más individual.
Con esta construcción Virgilio hábilmente toma de las tradiciones griegas el concepto de héroe y le da un giro para fundar a partir de la historia el mito.
En el Libro I se destaca la fragilidad de Eneas, su capacidad de experimentar sensaciones sumamente humanas, al igual que los héroes homéricos Aquiles y Ulises, pese a su voluntad inicial de luchar por Troya:
Paraliza a Eneas de repente un helado pavor. Rompe en gemidos
y alzando hacia los astros las palmas de las manos exclama así:
«¡Dichosos tres veces, cuatro veces aquellos que tuvieron la fortuna
de caer a la vista de sus padres bajo los altos muros de Troya!( I, 92-95)
Eneas, es el héroe que ha recibido de los dioses una misión, para él es el más sagrado de los deberes por lo que sacrificará todo; es un hombre de honor y de deber, lo que no le impide tener ciertas flaquezas humanas.
Confía en los dioses, ellos nunca lo abandonarán ni a él ni a su pueblo, pero todo se hará con esfuerzo, pues la diosa Juno procede con mala fe, todo lo contrario a Eneas, cuyo obrar transluce la virtud de la buena fe.
A pesar de las tempestades que soportan y habiendo perdido algunos de sus compañeros, como lider que es, se muestra lleno de esperanza y tranquilidad y, aunque sienta el dolor en lo más hondo de su alma, trata de animar a su tripulación, pues todo esfuerzo será motivo de recompensa ( I, 197-209)
Y con estas palabras trata Eneas de consolar sus almas doloridas:
¡Compañeros, ya hace tiempo que no somos ajenos a desgracias!
Habéis sufrido trances más penosos. Un dios pondrá fin también a los presentes… ( )
Tened ánimo firme. Reservaos para tiempos felices.
Eso dicen sus labios, en su inmensa congoja finge el rostro esperanza,
pero le angustia el alma una honda cuita.
Cuenta el héroe con la ayuda y protección de su madre, que más de una vez aboga por su hijo, es Venus más que diosa la madre angustiada que pregunta a Júpiter por qué debe padecer tanto su hijo
¡Oh tú que riges el destino de los hombres!… ( ) ¿En qué pudo mi Eneas, en qué pudieron los troyanos ofenderte tanto?
Júpiter profetiza que Eneas es el líder protector, que sabe todo y se
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