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La Popularidad Del Magisterio


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2014  •  1.856 Palabras (8 Páginas)  •  224 Visitas

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LA POPULARIDAD DEL MAGISTERIO

Mílada Bazant sostiene, en su texto “La popularidad del magisterio”, que es durante el Porfiriato cuando la profesión de maestro de instrucción primaria se consolidó. Según la autora, el régimen de Díaz mostró preocupación permanente para la formación de docentes y apoyó los esfuerzos para crear instituciones en todo el país que preparan maestros en forma moderna. Baranda, Ministro de Justicia e Instrucción Pública sostuvo que “la democracia tiene que levantarse sobre la escuela primaria y la escuela primaria tiene que ser hija de la Escuela Normal”.

Acorde con este pensamiento, se emprendió una gran cruzada normalista al crearse en distintas entidades del país Escuelas Normales, tanto para varones como para mujeres y Escuelas secundarias para Niñas.

Los planes de estudio de estas instituciones fueron demasiados ambiciosos, cientificistas y descuidaron la preparación pedagógica del alumno, pues pretendieron formar el mayor número de buenos maestros en el menor número de años. Esto explica las numerosas reformas que estos planes sufrieron.

A pesar del esfuerzo estatal por formar maestros y de la enorme popularidad que alcanzó esta profesión en el porfiriato, los bajos salarios, los raquíticos niveles de vida de los docentes y las malas condiciones de las escuelas obligaron a muchas entidades a contratar gente sin preparación profesional como profesores ante el número insuficiente de estos. Este panorama provocó el descontento del magisterio con el régimen porfirista, que no dio respuesta a sus demandas y legitimó la actuación parte del magisterio como grupo intelectual disidente.

HOMBRES Y MUJERES QUIEREN ENSEÑAR

Desde los inicios del régimen porfiriano se hizo hincapié en la necesidad de formar maestros. Hasta entonces, prácticamente no existía esta profesión, de tal manera que las personas que medianamente sabían leer, escribir y contar, se empleaban como preceptores. También era común que las personas que no podían ganarse la vida de otra manera abrieran su propia escuela:

Entonces el estudiante destripado, el abogado sin negocios, el ingeniero sin ingenio, la viuda desolada, la anciana achacosa y la beata paupérrima, creían que lo más fácil y adecuado para acabar bursátiles penurias era abrir una escuela y hacer deletrear a los niños el silabario de San Miguel y hacerles pintar palote y trazar malos garabatos.

Era posible porque el plan de estudios era muy reducido; tan sólo comprendía lectura, escritura y algo de aritmética y, además, no habiendo Normal se tenía que emplear a maestros empíricos.

La misión de los maestros no solo era de inculcar conocimientos a los alumnos, sino educarlos, esto es, ver por el desarrollo integral del niño en sus partes física, moral e intelectual. La pedagogía empezó a estar de moda y se pensó que la profesión del maestro era la más difícil porque su ejercicio no afectaba tan sólo a un reducido número de individuos, sino a la familia, a la sociedad, a la patria, a la humanidad entera; y los daños causados por una mala educación son irreparables.

La primera escuela reformista surgió en Xalapa en 1885 y ha sido considerada como la “gran cruzada normalista” en el país. Planeó y organizó la primera institución que debía preparar maestros “en forma moderna”; básicamente cursos de pedagogía y la acertada combinación de la teoría con la práctica.

En la Inauguración de la Escuela Normal, Joaquín Baranda, enaltecía la función del maestro, quien, como sacerdote, era el apóstol de la religión del saber, el misionero que derrama en terreno fértil y virgen las semillas del árbol de la ciencia, a cuya sombra pueden llegar las naciones a ser verdaderamente libres y felices.

Proudhon afirmaba que “Democracia es demo pedía”, es decir, instrucción y enseñanza de todos los días y de todos los grados, y Baranda agregaba: “Este es el credo de nuestro sistema de gobierno. No hay que olvidarlo: la democracia tiene que levantarse sobre la escuela primaria y la escuela primaria tiene que ser hija de la Escuela Normal”. Enseñar a enseñar era el programa de la Escuela Normal.

Para ser alumno de la Escuela Normal se necesitaba tener 14 años cumplidos; la carrera debía durar cuatro años basándose en los programas y textos aprobados por el Ministro de Justicia e Instrucción Pública. Había dos categorías de alumnos: los pensionados y los no pensionados. Los primeros se comprometían, una vez concluida la carrera, a enseñar durante tres años en distintas escuelas. Para la práctica de la instrucción se establecían dos escuelas anexas: una de párvulos para niños y niñas de cuatro a siete años de edad y otra de instrucción primaria para niños de siete a catorce años de edad.

LA IGUALDAD FEMENINA

La Escuela Secundaria para Niñas creada en 1869 tenía algunas materias que preparaban a la mujer para ser maestra. El plan de estudios, acorde con la época de influencia positivista, tenía una base científica. Las matemáticas recibieron atención especial y aparecieron la física, la cosmografía, la química y la mecánica. Era una especia de secundaria y preparatoria. Con el tiempo algunas egresadas de esta escuela fueron telegrafistas y podían enseñar tanto en las escuelas primarias como en las secundarias.

Después de la fundación de la Escuela Normal para profesores se consideró la idea de crear una escuela de mujeres del mismo ramo.

El día de la inauguración, el 1º. De febrero de 1887 el director exhortaba a la mujer para que cooperara con el hombre a la “consecución del progreso”. Conquistando su bienestar individual, su papel en el mundo era trascendente. Había logrado, por fin, la igualdad. Este siglo dará a la mujer por medio de la instrucción, la igualdad.

Los años de estudios se redujeron de seis a cuatro. Con la transformación la Secundaria

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