La moral.
Enviado por gotadeluna • 16 de Agosto de 2016 • Trabajo • 2.536 Palabras (11 Páginas) • 203 Visitas
CORPORACIÓN UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOS – UNIMINUTO
MARÍA FERNANDA GUACANEME ROJAS
LA MORAL
A medida que pasa el tiempo de generación en generación, se ha hablado mucho acerca de las personas y su ética; cómo actúan dependiendo del punto de vista de ésta en los diferentes estadios en el transcurrir de sus vidas, para algunos resulta ser práctica, para otros un problema y para algunos es aplicable según las necesidades del momento. Una característica muy importante y a la vez controversial es la moral, ya que para algunos autores se trata de la misma ética y para otros es el nivel de acatamiento de las normas necesarias para convivir en sociedad.
Ética y moral, desde la etimología
La palabra ética proviene del griego êthos y significaba, primitivamente, estancia, lugar donde se habita. Tiempo después para Aristóteles significó manera de ser, carácter, o una segunda forma de ser adquirida, no heredada como lo es la biológica. Así se determina que una persona puede moldear, forjar su modo de ser, mediante acciones que se repiten diariamente para convertirse en hábitos.
La palabra moral significa costumbres, Con la palabra moralis, los romanos recogían el sentido griego de êthos, aunque las costumbres también se alcanzan por medio de la repetición de actos, la palabra moralis se orientó hacia las normas concretas que han de regir las acciones. Por lo tanto etimológicamente se pueden decir que son parecidas, pero, en la actualidad se les ha dado unas definiciones diferentes.
La moral es un conjunto de juicios concernientes al bien y al mal, concebidos a dirigir la conducta de las personas, ellos se resumen en normas de comportamiento adquiridas por cada individuo (sin importar la forma), que regulan sus actos, su desenvolvimiento diario individual y en sociedad. Se debe tener en cuenta que estas normas no operar de la misma manera para todos, ya que todas la personas no las aprendieron de la misma forma y difieren de sociedades en sociedades; por lo tanto la moral se intenta resumir en un conjunto de cuestionamientos sobre qué se debe hacer si se desea vivir una vida no con imposiciones sino con libertad y responsabilidad. “Moral: normas que regulan nuestros actos”.
Según Friedrich Nietzsche:
“La moral es una mentira harto necesaria para que seamos arrancados de ella. Sin los errores que residen en los cálculos de la moral, el hombre habría permanecido animal. Por ese medio se ha tomado por algo superior y se ha impuesto leyes más severas. Tiene, por eso, odio contra los grados que han quedado más próximos a la animalidad; por esta razón debe explicarse el antiguo desprecio al esclavo, como a ser que no es aún hombre, como a una cosa.”(p.25)
Friedrich Nietzsche. (Autor)., Jaime Gonzales. (Traducción)., & Yasim Zeballosisbn.. (Transcripción).,(1986). Humano, demasiado humano (Menslich Allzu Menslich). Editores Mexicanos Unidos.
Según Friedrich Nietzsche “la moral es una fuerza terrible y engañadora que ha corrompido a la humanidad entera”, esta debe ser basada en las fuerzas primarias del hombre, en su deseo de vivir, sin ponerle trabas, ni imponer normas, solo gozar de ella; Los instintos y los deseos primarios del hombre están llenos de: humildad, fuerza, poder, pasión, etc, y de estos instintos se debe basar la moral. El egoísmo no es perverso, ya que la idea de el hermano o prójimo viene del cristianismo y por lo tanto no existe ya que no hace parte de la realidad, los seres humanos son desobligados de por sí con las otros seres y ese respeto a otros o el sufrimiento de otro ser debe ser aprendido y nunca plenamente.
Según Immanuel Kant:
Muchos pensadores intentaron determinar las bases racionales de la moral, pero, Kant no se dedico al estudio de la naturaleza humana y la observación de sus vidas y sus actos, el lo hizo por medio del pensamiento abstracto. Esto lo distinguió de muchos filósofos de los siglos XVII Y XVIII.
“Pero supongamos que el ánimo de ese filántropo estuviera nublado por un dolor propio que apaga en él toda conmiseración por la suerte del prójimo; supongamos además, que le quedara todavía capacidad para hacer el bien a otros miserables, aunque la miseria ajena no le conmueve porque le basta la suya para ocuparle; si entonces, cuando ninguna inclinación le empuja a ello, sabe desasirse de esa mortal insensibilidad y realiza la acción benéfica sin inclinación alguna, solo por deber, entonces y sólo entonces posee esta acción su verdadero valor moral. Pero hay más aún: un hombre a quien la naturaleza haya puesto poca simpatía en el corazón; un hombre que, siendo por lo demás honrado, fuese de temperamento frío e indiferente a los dolores ajenos, acaso porque él mismo acepta los suyos con el don peculiar de la paciencia y fuerza de resistencia, y supone estas mismas cualidades, o hasta las exige, igualmente en los demás; un hombre como éste (que no sería seguramente el peor producto de la naturaleza), desprovisto de cuanto es necesario para ser un filántropo, ¿no encontraría en sí mismo, sin embargo, cierto germen capaz de darle un valor mucho más alto que el que pueda derivarse de un temperamento bueno? ¡Es claro que sí! Precisamente en ello estriba el valor del carácter que, sin comparación, es el más alto desde el punto de vista moral: en hacer el bien no por inclinación sino por deber.”(p.5)
Immanuel Kant. (1785). Fundamentación De La Metafísica De Las Costumbres. Recuperado de: www.philosophia.cl / Escuela de Filosofía Universidad ARCIS
Él dice que los humanos son capaces de generar dos clases de reglas de conducta: unas facultativas y condicionales y las otras incondicionales. Si una persona tiene que moderar su alimentación para que su organismo se vea sano, ya que ha tenido inconvenientes de salud con anterioridad, eso quiere decir que está condicionando su deseo de alimentación ya que debe cuidar su salud no por gusto propio sino por el poco interés que a esa práctica le otorgaba; esta clase de reglas no son obligatorias, por lo consiguiente tienen un interés de por medio y es claro que no pueden hacer parte de la moral. Los principios morales deben ser incondicionales y por lo tanto deben encontrarse en la conciencia del deber y no por el interés.
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