Las Competencias Emocionales
Enviado por eimymari2014 • 11 de Abril de 2014 • 1.403 Palabras (6 Páginas) • 289 Visitas
Introducirse al complejo mundo de la investigación educativa, implica un entramado mundo de laberintos que se requieren desarrollar como investigador, por principios de cuenta tener bien establecido lo que se quiere investigar, o bien como plantea Bourdieu, et. al., “preguntarse qué es hacer ciencia o más precisamente, tratar de saber qué hace el científico, sepa éste o no lo que hace, no es sólo interrogarse sobre la eficacia y el rigor formal de las teorías y de los métodos, es examinar a las teorías y los métodos en su aplicación para determinar qué hacen con los objetos y qué objetos hacen”, (Bourdieu, et. al., 1978:25), es decir, el punto de vista crea el objeto de estudio.
Por lo tanto, siguiendo las palabras de Bourdieu, et. al. “la investigación científica se organiza de hecho en torno de objetos construidos que no tienen nada en común con aquellas unidades delimitadas por la percepción ingenua”, (Bourdieu, et. al., 1978:25), en este sentido, quiero iniciar diciendo qué y cómo inicio la inquietud por investigar el objeto de estudio que dio origen a este trabajo.
La recientes reformas educativas establecidas en México, han hecho que en estos momentos los maestros se encuentran en una encrucijada con el famoso “Modelo por competencias” qué si Laura Frade Rubio… ¡No, eso no! Mejor cásate con los postulados de Tobón, y los maestros más fresas -¡Mira yo trabajo con la corriente de Phillips Perrenoud! y unos cuántos docentes ni eso; en esa lucha, en ese mundo de confusiones en donde pondera tremendamente la angustia del docente, se olvidan de, ¿cómo se sienten sus alumnos?, ¿se han puesto a pensar?, “Si yo me siento mal y confundido, ¿cómo estarán mis alumnos?”
Menciono esto como preámbulo antes de adentrarme a decir las razones que movió mi interés por dirigir la investigación a las competencias emocionales de los docentes en el aula. Esto porque cada vez me encuentro a maestros solicitando cursos –qué si estrategias de enseñanza por competencias; mejor un taller de Planeación y Evaluación por competencias- y así sucesivamente… Es donde me cuestiono, preocupo y ocupo sobre: ¿Y los alumnos dónde quedan? ¿Dónde queda la preocupación por centrarse en que los alumnos aprendan? Obviando, ¿cuáles son las emociones que tienen mis alumnos cuándo me ven, cuándo están al lado de compañeros extraños y sobre todo cómo se sienten en un espacio ajeno, frío, sin calor humano como son las aulas?
Dada la importancia de la inteligencia emocional es momento de que la escuela se ocupe de su educación. Tras el rápido desarrollo de la tecnología y la informática y la apertura de fronteras e intercambios culturales cada vez mayores, muchos profesionales de la educación se están planteando en generar en los niños valores, metas, capacidades que permitan resolver problemas relacionados con las emociones y sentimientos tanto de ellos como con los demás.
En este apartado quisiera clarificar la importancia de la inteligencia emocional como una estrategia de los docentes, ya que está comprobado que el aprendizaje no sólo son ideas sino también sentimientos (Roger 1989).
Los sistemas educativos tienen siempre el reto de educar a los miembros más jóvenes de sus sociedades para que puedan dar respuestas a las situaciones que tendrán que afrontar en el futuro próximo. Muchas veces los cambios científicos, tecnológicos y sociales son tan rápidos que la educación no sabe cómo abordar los contenidos educativos relevantes cuando esos niños sean los adultos de su propia sociedad.
Llevamos aproximadamente una década escuchando hablar de Inteligencia Emocional, ¿pero qué es y para qué sirve? Hoy se sabe que la mayoría de las habilidades que nos conducen a una vida plena son emocionales y no intelectuales. Aprender a regular las emociones y las de los que nos rodean forma ya parte de algunos Planes de Estudios de las escuelas desde los primeros años de educación inicial hasta el Post Grado.
El mundo emocional de los niños es complejo, se le deben ofrecer herramientas que le ayuden a identificar lo que sienten y cómo les afecta. No es lo mismo sentirse enfadado, sentir vergüenza, antipatía, rechazo, ira, miedo, alegría. La tarea de educar en las emociones urge. El ritmo de vida está provocando que se sustituyan las necesidades emocionales
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