Lectura
Enviado por ojalatero7 • 2 de Febrero de 2014 • Síntesis • 1.112 Palabras (5 Páginas) • 184 Visitas
El capítulo 5 (El patriarca mutilado) arranca con la siguiente descripción:
A lo largo del siglo XX, la invención freudiana fue objeto de tres interpretaciones diferentes: los libertarios y las feministas la vieron como un intento de salvamento de la familia patriarcal; los conservadores como un proyecto de destrucción pansexualista de la familia y el Estado, en cuanto éste sustituía en toda Europa la antigüa autoridad monárquica; los psicoanalistas, por último, como un modelo psicológico capaz de restaurar un orden familiar normalizador en el cual las figuras del padre y la madre serían determinadas por la primacía de la diferencia sexual. Según este último enfoque, cada varón estaba destinado a convertirse en el rival de su padre, cada mujer, en la competidora de su madre, y todos los hijos, en el producto de una escena primitiva, recuerdo fantaseado de un coito irrepresentable’ (pag. 95
Según la autora, dicha invención se incrustó en el origen de una nueva concepción de la familia occidental tomando en cuenta no sólo el declive de la soberanía del padre, sino también el principio de una emancipación de la subjetividad a la luz de los grandes mitos. Freud concebiría una estructura psíquica del parentesco que inscribe el deseo sexual –la líbido o el eros- en el corazón de la doble ley de la alianza y la filiación. Privaría así del monopolio de la actividad psíquica a la vida orgánica, diferenciaría el deseo sexual expresado por la palabra de las prácticas carnales de la sexualidad y convertiría a la familia en una necesidad de la civilización (basando a ésta, según El Malestar de la Cultura, en la coacción del trabajo y el poder del amor). Sometido a la ley de un logos separador interiorizado, Edipo deberá erigirse en el restaurador de la autoridad, en el tirano culpable y en el hijo rebelde a la vez, tres figuras indispensables para el orden familiar. Y, al hablar de una estructura psíquica universal que se juzga necesaria para cualquier forma de rebelión subjetiva, explicaría un modo de relación conyugal entre hombres y mujeres ya no basada en una coacción por voluntad de los padres, sino en una elección libremente consentida entre hijos e hijas. La novela familiar freudiana supone entonces que amor y deseo, sexo y pasión se inscriban en el núcleo de la institución del matrimonio. Ni restauración de la tiranía patriarcal, ni transformación del patriarcado en matriarcado, ni exclusión del eros, ni auto-extinción. Acabaría siendo el paradigma de advenimiento de la familia afectiva contemporánea.
Roudinesco dice:
‘Sólo la aceptación de la realidad de su deseo por parte del sujeto permite a la vez incluir el eros en la norma, a la manera de un deseo culpable –y por lo tanto, trágico-, y excluirlo de ella cuando se convierte en un goce criminal o mortífero’ (pag. 100)
La erotización de la sexualidad habría ido a la par con la interiorización en el psiquismo de las prohibiciones fundamentales que son características de las sociedades humanas. El capitulo hace un rápido recorrido -algo confuso- a través de las posiciones de Klein (cuya ‘madre’ será objeto de todas las proyecciones imaginarias -desde las más aborrecibles a las más fusionales-), Winnicott (al que asigna una concepción maternalista en el marco de una autoridad simbólica compartida) y el primer Lacan (al que atribuye el mérito de haber prolongado la empresa freudiana enfrentando la irrupción real de la diferencia de sexos). La tesis histórica de Roudinesco es que el psicoanálisis fue síntoma
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