Legislacion Monetaria
Enviado por valeriamazzerbo • 8 de Julio de 2015 • 1.658 Palabras (7 Páginas) • 176 Visitas
La tarjeta de débito es un medio de pago que genera, en la cuenta corriente del cliente, un cargo directo por el importe de la compra
Las tarjetas prestan una gran comodidad a sus usuarios a la hora de hacer pagos o retirar dinero de un cajero y confieren seguridad, al no tener que llevar encima dinero en efectivo. En este sentido, España es el país europeo con la mayor red de cajeros y terminales de puntos de venta. Pero, ¿qué diferencias hay entre una tarjeta de crédito y otra de débito?
Características de las tarjetas de débito
Las tarjetas de débito constituyen un medio de pago y su principal atractivo es que, con ellas, es posible llevar un control de lo que se gasta.
Con estas tarjetas se puede hacer extracciones de dinero en oficinas y cajeros automáticos, además de efectuar pagos en comercios. En ambos casos, al realizar una operación con una tarjeta de débito, se genera un cargo directo por el importe de la compra en la cuenta corriente del cliente, por lo que es necesario que existan fondos suficientes para hacer frente al pago o a la retirada de efectivo. Los gastos que se abonan con tarjetas de débito se descuentan al instante del saldo en cuenta. Esta es la principal diferencia entre las tarjetas de débito y de crédito.
Son útiles para las compras diarias. Al utilizar los fondos depositados en la cuenta corriente o de ahorro a la que están asociadas, no hay intereses ni pagos aplazados.
Para disponer de una, es necesario tener una cuenta corriente en la entidad bancaria que emite la tarjeta. Casi cualquier persona, con una cuenta a la vista, puede obtener una tarjeta de débito, por lo que es sencillo conseguir una.
Si al consumidor le cuesta controlar su nivel de endeudamiento, las tarjetas de débito pueden constituir una alternativa. Si no hay dinero en la cuenta, no se pueden realizar compras, por lo que se evita la posibilidad de un exceso de endeudamiento.
Pese a que es posible retirar todo el dinero existente en la cuenta asociada, por razones de seguridad, las entidades, junto con el cliente, estipulan un límite diario, sobre todo para las extracciones de los cajeros automáticos. Si no hay fondos suficientes en la cuenta, el banco puede denegar la operación o, bien, puede anticipar la cantidad necesaria para hacer el pago. En este caso, conviene actuar con cautela y vigilar el saldo de la cuenta, ya que dejar una cuenta en descubierto genera unos gastos muy elevados para el usuario, en forma de devoluciones de anticipos, abonos de los correspondientes intereses y comisiones bancarias.
Cuentan con menos medidas de protección y seguros que las tarjetas de crédito. Si se compra una mercancía y esta sufre algún tipo de desperfecto, mientras la tarjeta de crédito ofrece un seguro de rotura, con la tarjeta de débito no se tiene este tipo de seguros.
Aunque depende de la entidad bancaria, las comisiones que se cobran por la tenencia y uso de una tarjeta de débito suelen ser más baratas que en el caso de las de crédito. Algunos bancos, incluso, no cobran nada por ellas. Además, si se utiliza la tarjeta de débito en un cajero de la propia entidad financiera, no se tiene que pagar ningún tipo de comisión.
Particularidades de las tarjetas de crédito
Las tarjetas de crédito, además de constituir un medio de pago, son también una forma de financiación, ya que permiten hacer compras sin la obligación de desembolsar la totalidad del dinero en el acto y con la posibilidad de devolverlo en varios plazos.
A diferencia de lo que ocurre con las de débito, las tarjetas de crédito dejan al usuario realizar pagos u obtener dinero, hasta un límite establecido, sin necesidad de tener fondos en la cuenta bancaria en ese preciso momento.
Al ser una tarjeta que permite disponer de una cuenta de crédito, facilitada por la entidad que la emite, para su obtención se exige la domiciliación de la nómina o pensión o la garantía de unos ingresos estables.
Su utilización tiene las mismas consecuencias que disponer de un crédito o cualquier otra modalidad de financiación: el usuario está obligado a devolver el dinero y a pagar los intereses establecidos.
El límite del crédito disponible debe estar especificado en el contrato de la tarjeta, pero puede variar a lo largo del tiempo, con el consentimiento, tanto del titular de la tarjeta como de la entidad financiera.
El límite de crédito significa que el banco no atenderá pagos por encima de una determinada cantidad. Hay un límite de crédito máximo para cada categoría de tarjeta ("normal", "plata", "oro", "platino", etc.) y las entidades, según su política de riesgos y la solvencia económica de cada cliente, pueden ajustarlo. Además, el usuario también puede solicitar un cambio en su límite de crédito. Si lo quiere disminuir, la entidad no le pondrá inconvenientes pero si pretende aumentarlo, necesitará su autorización. Cuando una entidad
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