Lo obvio en Princeton
Enviado por astlid • 8 de Octubre de 2013 • Informe • 3.116 Palabras (13 Páginas) • 346 Visitas
Las anécdotas están a medio camino entre el mundo de los hechos y el mundo simbólico del humor y, por tanto, poseen características de ambos.
Lo obvio en Princeton
Cuenta David Leavitt que el siguiente chascarrillo corría por Princeton allá por los años treinta o cuarenta del pasado siglo:
"Si Church dice que algo es obvio, media hora antes ya lo había visto todo el mundo. Si Weyl dice que algo es obvio, von Neumann puede probarlo. Si Lefschetz dice que algo es obvio, es falso."
El andamiaje
Cuenta Ian Stewart que Gauss era poco dado a dar detalles acerca de cómo había logrado sus demostraciones, lo cual justificaba diciendo que "cuando se ha terminado de construir un elegante edificio, no se debe dejar a la vista el andamiaje".
Hasta qué punto llegaría la cosa que Jacobi le llamaba "el zorro de las matemáticas", porque iba borranLa solipsista sorprendida
Bertrand Russell cuenta los siguiente:
"Una vez recibí una carta de un lógico eminente, la señora Christine Ladd Franklin, diciendo que ella era solipsista y mostrándose sorprendida de que no hubiera otros solipsistas. Viniendo de un lógico, esta sorpresa me sorprendió".
Gauss y su pizarrín
Diez años tenía la criatura cuando un buen día su maestro, un tipo bastante bestia según las crónicas, le impuso a Gauss y al resto de sus compañeros la siguiente tarea: sumar los primeros cien términos de la serie 81297 + 81495 + 81693 + ... + 100899, donde cada término se obtiene sumándole 198 al anterior. Sin duda el maestro quería tenerles ocupados durante un buen rato...
Por aquel entonces los alumnos trabajaban en pequeños pizarrines que, según iban terminando, colocaban en una pila en la mesa del profesor. La sorpresa de este fue grande cuando a los pocos instantes el niño Gauss le entregó su pizarrín. Pero mayor fue su sorpresa cuando al cabo de una hora comprobó que el de Gauss, un único número escrito en el pizarrín, era el único resultado correcto.
Hay que decir en honor del pobre maestro que viéndose superado por la mente de aquel pequeño monstruo le compró de su bolsillo el mejor libro de aritmética que pudo encontrar. "No le puedo enseñar más", dijo.
Cuando les cuento esta historia a mis alumnos, lo hago con la serie 1 + 2 + 3 + ... + 100, y aún así les parece asombrosa.
(Si no sabes cómo hizo Gauss, en fragmentos se cuenta).
Pronósticos bursátiles infalibles
John Allen Paulos, quien, por cierto, intentó ganar dinero jugando a la bolsa utilizando sus conocimientos matemáticos y perdió, explica la siguiente estafa: alguien que se hace pasar por asesor financiero manda 32000 cartas (o correos electrónicos) con un pronóstico bursátil: la mitad al alza y la mitad a la baja. Al día siguiente, una de las dos mitades pensará que el pronóstico fue acertado. A esa mitad les mandamos otro correo, a la mitad de ellos al alza y a la otra mitad a la baja. Tras repetir el proceso seis veces tenemos 500 personas que han recibido seis pronósticos bursátiles seguidos acertados. Si a continuación se les pide un dinerillo para que sigan recibiendo pronósticos, muchos de ellos no se resistirán.
Nota para los fans de Asimov: con este truco se explica en El triunfo de la Fundación (p.437) de David Brin la existencia en la primera trilogía de La Fundación de un ser humano que, en las situaciones críticas, siempre tenía razón, incluso sin disponer de información suficiente. Sencillamente, fue el que en un experimento de un millón de humanos siempre acertó
Matemáticas e imaginación
Hilbert, un día, se dio cuenta de que uno de sus estudiantes había dejado de ir a sus clases. Cuando le dijeron que había renunciado a las matemáticas para ser poeta, dijo: “Bien: no tenía suficiente imaginación para ser un matemático”.
Lysenko y el lamarquismo
En un congreso de la Academia de Ciencias Soviética, el propio director, Lysenko, dijo, en defensa de la tesis oficial a favor del lamarquismo, lo siguiente:
- Si tuviéramos la constancia de cortar las orejas de las vaquillas cuando nacen, generación tras generación, al cabo de un tiempo las vacas nacerían sin orejas.
- Profesor Lysenko -preguntó tímidamente un joven científico cuyo rastro se ha perdido, desde el fondo de la sala-, ¿de ser cierto que cortando sistemáticamente, generación tras generación, las orejas de las vacas éstas acabarían naciendo sin orejas, cómo se explica que todas las jóvenes de la Unión Soviética siguen naciendo vírgenes?
Solo tres personas entiende la relatividad general
Silberstein, que se consideraba a sí mismo una autoridad en relatividad general, le dijo una vez a Eddington: “Usted debe ser una de las tres personas en el mundo que entienden la relatividad general”. Eddington permaneció en silencio hasta que Silberstein le dijo que no fuese tan modesto. “Al contrario”, replicó Eddington, “estoy intentando pensar quién es la tercera persona”.
Los tratos con el Diablo de Viète.
Los criptógrafos españoles no eran precisamente los más dotados de Europa. Su ignorancia era tal que cuando descubrieron que sus mensajes eran transparentes para los franceses, gracias a las habilidades del matemático François Viète, concluyeron que eso solo era posible si el matemático estaba en tratos con el Diablo. Por eso pidieron al Papa que le llevase ante una corte cardenalicia para ser juzgado. Pero el Papa no lo hizo, porque sabía que las habilidades de Viète nada tenían que ver con el Averno, dado que los criptoanalistas papales también descifraban los mensajes secretos españoles.
El contraejemplo de Cauchy.
Una vez le enviaron a Cauchy un artículo que pretendía demostrar que x3 + y3 + z3 = t3 no tenía soluciones enteras. Cauchy devolvió el manuscrito con una simple nota en la que se podía leer: 33 + 43 + 53 = 63.
La pila de artículos de Euler.
La velocidad con la que Euler elaboraba trabajos matemáticos es legendaria. Cuando finalizaba un artículo se lo enviaba al editor de las actas de la Academia de San Petersburgo. Este lo colocaba en lo alto de un montón al que después acudía cuando necesitaba material para llenar las actas, de modo que los artículos de Euler muchas veces se publicaron en orden inverso al de elaboración.
Lo peor es que su afán de perfeccionar sus resultados hacía que Euler volviese varias veces sobre un mismo tema y escribiese distintos artículos en orden creciente de perfección y complejidad sobre el asunto. Al publicarse algunos de estos trabajos en orden cronológicamente inverso, es fácil imaginar la confusión en la que se ve sumido el pobre investigador que se sumerge en dichas actas.
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