Los problemas del doblaje
Enviado por Jazmin Patricia Jarandilla • 20 de Junio de 2017 • Ensayo • 2.026 Palabras (9 Páginas) • 401 Visitas
Introducción
En este trabajo se analizaran tres textos en contra del doblaje y su problema en relación con el término democracia. Existe la Ley nº 23.316 la cual establece el doblaje al español de películas y series extranjeras en canales y señales de televisión a lo largo de todo el país. Se entiende al doblaje como el proceso de grabar y sustituir voces en un producto cinematográfico después de su producción, para sustituir los diálogos hablados por los actores en un idioma original por otros diálogos idénticos en otro idioma, para su internacionalización y por democracia entendemos a este, como un sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes.
Tras esta gran polémica, durante varios años, el doblaje en las películas ha sido un tema de fuertes críticas, en distintos medios, por varios autores, para plantear una posible solución o buscar entender el fenómeno del doblaje desde hace más de 70 años. En esta oportunidad, analizaremos a tres autores que han escrito sus posturas en diferentes medios y años.
En primer lugar, se tomo el texto de Jorge Luis Borges, escritor argentino considerado una de las grandes figuras de la literatura en la lengua española, quien publico su postura sobre el doblaje, en el año 1945, en la revista literaria “Sur”, caracterizada especialmente en publicar escritos donde se discutía sobre ideología, filosofía y política, titulado “Sobre el Doblaje”.
En segundo lugar, tenemos el texto “¿Doblada o subtitulada? Un problema más complejo de lo que parece.” de Diego Lerer, quien hace una crítica muy personal en su Blog “Micropsia”, en el año 2012, para todos sus seguidores o interesados en el tema y el ultimo autor que se usara en este trabajo es, Juan Jorge Michael Fariña, profesor titular regular de la asignatura Psicología, Ética y Derechos Humanos, egresado en la Universidad de Buenos Aires, quien hace su crítica en la revista “Ética y Cine” titulado “Borges y el doblaje: setenta años después.”
También se realizo una encuesta a personas a un grupo mayor de adolescentes para tener una estadística de las películas que prefieren ver, ya sean subtituladas o dobladas, cuando van al cine o cuando las ven en sus casas por Internet.
Los problemas del doblaje
El doblaje tiene muchos detractores, especialmente en países donde esta práctica no es común. Los contrarios a esa práctica alegan que devalúa las películas o los programas de televisión, pues las bandas de sonido originales están más cercanas a lo que ha creado el director de la producción. En algunos casos, el doblaje puede hacer la película menos auténtica. En casos de doblajes de mala calidad la sincronización del movimiento de los labios de los personajes a la hora de hablar puede perderse.
Jorge Luis Borges, se ocupa de este fenómeno llamado doblaje, refiriéndose a este como “un maligno artificio”. El doblaje es el demonio que viene a romper con el aura de la voz. Le resulta insoportable y aturdidor el ruido comunicacional que producen las películas operadas de su lenguaje original. Estas “industriosas anomalías fonético-visuales” son comparadas con la invención de la quimera griega, una monstruosidad hecha de retazos de animales.
El doblaje es una incongruencia que desfasa los sentidos: la experiencia de la recepción se da de una manera violenta. Los globos oculares sufren al percibir que “la mímica del inglés no es la del español”. El autor afirma que la voz es constitutiva y no un mero rasgo contingente. Es el aura del actor. Cada voz porta su propio color: es por ella que se reconoce a quien habla.
El tema central que plantea Borges en su texto, es que el doblaje no es igualitario, apoyando este argumento de manera irónica diciendo que el escucha decir que el doblaje ha sido aceptado en las provincias como deleitable o tolerable para aquellos que no saben inglés pero él mismo dice “Mi conocimiento del inglés es menos perfecto que mi desconocimiento del ruso.” Y que no se resignaría a ver películas que estén en otro idioma que no sea el primitivo, aclarando que “peor que el doblaje, peor que la sustitución que importa el doblaje, es la conciencia general de una sustitución, de un engaño.”.
Siguiendo a Borges, Fariña se posiciona en contra del doblaje, diciendo que este es una tragedia para el cine y la televisión, el cual fue instalado con el argumento pseudo democrático de que "a la gente no le gusta leer subtítulos en el cine".
Hace varios años en países como España y Francia, resulta imposible hallar películas no dobladas. Este fenómeno, explica Fariña, se da desde la época del franquismo con el objetivo de censurar algunos filmes que no eran aptos para la época.
“Algunas de las cuestiones discutidas por Borges, resultan cruciales: la distancia que separa la traducción literaria del doblaje cinematográfico; las diferencias entre la mímica de las distintas lenguas; la falacia de la inexorabilidad del progreso; el porvenir
del cine.”. Fariña dice que el doblaje, analizando a este desde la perspectiva psicoanalítica y con su pragmática igualitaria apoyada en el analfabetismo de muchos, resulta una farsa y que la traducción literaria es una ficción. Explica que con el doblaje, esta sustitución de voces en vez de disimular el engaño, lo subraya, es decir, lo hace más evidente.
Crítica al cine infantil, ya que los niños al no saber leer rápido consumen películas dobladas, haciéndoles creer que son necesarias por tal motivo, pero en realidad esto no debería ser así, porque los niños, en su etapa de crecimiento, se encuentran educando su oído y que por esto deberían tener más consideraciones que los adultos ya han resignado. El público infantil tendría que contar con la posibilidad de deleitarse con las voces originales de los actores y no solo eso, esto también les permitiría tener un mayor conocimiento de otro idioma.
Para Fariña “La oferta simultánea de versiones dobladas y originales se nos presenta como la pretendida panacea para saldar la discusión. Pero la libertad de oferta y demanda nada tiene que ver con el acontecimiento
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