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Los_siete_saberes_de_ Edgar_ Moon


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2011  •  1.620 Palabras (7 Páginas)  •  419 Visitas

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Los siete saberes según Edgar Morin

Sociólogo e investigador francés (París, 1921) de fuerte ascendencia en círculos

académicos.Es autor de El espíritu de la época (1962), Introducción a una política

del hombre (1965), La Comuna en Francia: la metamorfosis de Plodémet (1967), El

rumor de Orleans (1970), Diario de California (1971), El método (1977), Qué es el

totalitarismo. De la naturaleza de la URSS (1983), Tierra-patria (1993), Para salir

del siglo XX (1996) y Amour, poésie, sagesse (1998). Galardonado con el premio

Médicis de comunicación (1992), y la Legión de Honor y el premio Internacional de

Cataluña en 1994.Continuando con nuestra serie de publicaciones , en esta

oportunidad se extractan los principios esenciales de lo que él consideró los saberes

imprescindibles que deberá afrontar el sistema educativo para constituirse en

relevante y significativo , esos saberes son:

1. Una educación que cure la ceguera del conocimiento.

Todo conocimiento conlleva el riesgo del error y de la ilusión. La educación del

futuro debe contar siempre con esa posibilidad. El conocimiento humano es frágil y

está expuesto a alucinaciones, a errores de percepción o de juicio, a perturbaciones

y ruidos, a la influencia distorsionadora de los afectos, al imprinting de la propia

cultura, al conformismo, a la selección meramente sociológica de nuestras ideas,

etc.

Se podría pensar, por ejemplo que, despojando de afecto todo conocimiento,

eliminamos el riesgo de error. Es cierto que el odio, la amistad o el amor pueden

enceguecernos, pero también es cierto que el desarrollo de la inteligencia es

inseparable del de la afectividad. La afectividad puede oscurecer el conocimiento

pero también puede fortalecerlo.

Se podría también creer que el conocimiento científico garantiza la detección de

errores y milita contra la ilusión perceptiva. Pero ninguna teoría científica está

inmunizada para siempre contra el error. Incluso hay teorías y doctrinas que

protegen con apariencia intelectual sus propios errores.

La primera e ineludible tarea de la educación es enseñar un conocimiento capaz de

criticar el propio conocimiento. Debemos enseñar a evitar la doble enajenación: la

de nuestra mente por sus ideas y la de las propias ideas por nuestra mente. "Los

dioses se nutren de nuestras ideas sobre Dios, pero inmediatamente se tornan

despiadadamente exigentes". La búsqueda de la verdad exige reflexibilidad, crítica

y corrección de errores. Pero, además, necesitamos una cierta convivencialidad con

nuestras ideas y con nuestros mitos. El primer objetivo de la educación del futuro

será dotar a los alumnos de la capacidad para detectar y subsanar los errores e

ilusiones del conocimiento y, al mismo tiempo, enseñarles a convivir con sus ideas,

sin ser destruidos por ellas.

2. Una educación que garantice el conocimiento

pertinente.

Ante el aluvión de informaciones es necesario discernir cuáles son las informaciones

clave. Ante el número ingente de problemas es necesario diferenciar los que son

problemas clave. Pero, ¿cómo seleccionar la información, los problemas y los

significados pertinentes? Sin duda, desvelando el contexto, lo global, lo

multidimensional y la interacción compleja.

Como consecuencia, la educación debe promover una "inteligencia general" apta

para referirse al contexto, a lo global, a lo multidimensional y a la interacción

compleja de los elementos. Esta inteligencia general se construye a partir de los

conocimientos existentes y de la crítica de los mismos. Su configuración

fundamental es la capacidad de plantear y de resolver problemas.

Para ello, la inteligencia utiliza y combina todas las habilidades particulares. El

conocimiento pertinente es siempre y al mismo tiempo general y particular. En este

punto, Morin introdujo una "pertinente" distinción entre la racionalización

(construcción mental que sólo atiende a lo general) y la racionalidad, que atiende

simultáneamente a lo general y a lo particular.

3. Enseñar la condición humana

Una aventura común ha embarcado a todos los humanos de nuestra era. Todos

ellos deben reconocerse en su humanidad común y, al mismo tiempo, reconocer la

diversidad

cultural inherente a todo lo humano. Conocer el ser humano es situarlo en el

universo y, al mismo tiempo, separarlo de él. Al igual que cualquier otro

conocimiento, el del ser humano también debe ser contextualizado:

Quiénes somos es una cuestión inseparable de dónde estamos, de dónde venimos y

a dónde vamos. Lo humano es y se desarrolla en bucles: a) cerebro- mentecultura

b) razón - afecto - impulso c) individuo - sociedad -especie. Todo desarrollo

verdaderamente humano significa comprender al hombre como conjunto de todos

estos bucles y a la humanidad como una y diversa. La unidad y la diversidad son

dos perspectivas inseparables fundantes de la educación. La cultura en general no

existe sino a través de

las culturas. La educación deberá mostrar el destino individual, social, global de

todos los humanos y nuestro arraigamiento como ciudadanos de la Tierra. Éste será

el núcleo esencial formativo del futuro.

4. Enseñar la identidad terrenal

La historia humana comenzó con una dispersión, una diáspora de todos los

humanos hacia regiones que permanecieron durante milenios aisladas, produciendo

una enorme diversidad de lenguas, religiones y culturas. En los tiempos modernos

se ha producido la revolución tecnológica que permite volver a relacionar estas

culturas, volver a unir lo disperso... El europeo medio se encuentra ya en un

circuito mundial del confort, circuito que aún está vedado a tres cuartas partes de

la humanidad. Es necesario introducir en la educación una noción mundial más

poderosa que el desarrollo económico:

el desarrollo intelectual, afectivo y moral

...

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