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MI NOMBRE ESTA MALDITO


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2017  •  Trabajo  •  1.356 Palabras (6 Páginas)  •  279 Visitas

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mi nombre esta maldito

Ocurrió en aquel verano de 1898 cuando acababa de cumplir 13 años, mis padres me llevaron a visitar al abuelo en su vieja casona. Después de unos días de viaje,  vi  ese pueblo lúgubre y escalofriante que se encontraba a las orillas de un enorme y espeso bosque y en la sima de esté se podía apreciar la casona, pese a que era verano todo se encontraba cubierto por una densa neblina, no le di importancia, ya que era normal debido a la ubicación, pero mi padre dijo que no siempre fue así, que en su niñez era un lugar donde los cálidos rayos de sol iluminaban hasta lo más recóndito y que el paisaje era simplemente hermoso, pero un día la neblina apareció.

Cuando llegamos a la casona, el abuelo salió a recibirnos parecía que estaba de mal humor, pero él siempre se ve de esa manera nunca lo he visto sonreír; cuando bajamos del carruaje lo único que hice fue saludarle e irme corriendo al jardín de atrás. Después de un rato de explorar los alrededores entre a la casa, mientras me dirigía a mi habitación un mayordomo me dijo: –señorita, el amo le espera en el estudio-,  con miedo fui a donde mi abuelo, vi el estudio cerrado pensé que  probablemente él se encuentra ocupado así que me di media vuelta, pero entonces una voz grave y fría dijo: -¡Melani!, ¿eres tú?- y un aire frio recorrió todo mi cuerpo, casi afónica le conteste: - sí, ¿puedo pasar?-, sin más la enorme puerta se abrió, dando pequeños pasos entre al estudio él se encontraba al lado del ventanal observando los alrededores, entonces me dijo: -han pasado ya 7 años desde la última vez que nos vimos y probablemente esta sea la última oportunidad que tendré de hablarte del legado de la familia Knox…- de repente fuimos interrumpidos por mi madre, quien algo alterada dijo que ya estaba lista la comida, de modo que todos nos dirigimos al comedor el cual estaba adornado con muchas armaduras de diferentes generaciones de la familia.

Todos nos retiramos a nuestras habitaciones, cuando termine de subir las escaleras en el fondo del pasillo se podía ver que la habitación del fondo estaba abierta, todas las personas que trabajaban en la casona me dijeron que nunca entrara ahí, pero era extraño que hasta hubiese encendida una luz, antes de darme cuenta ya estaba en la habitación, se encontraba llena de polvo y todo estaba cubierto por sabanas, hubo algo que me llamo la atención, era un simple alhajero que estaba reluciente, aunque se podía ver que ya viejo, cuando intente abrirlo sentí una extraña sensación me gire y el abuelo se encontraba detrás de mí, lo único que me dijo fue que no intentase abrir ese alhajero, me lo quito de las manos y me llevo a mi habitación, pero traía consigo ese objeto.

Al día siguiente mi padre y el abuelo saldrían a ver a un conocido, yo seguía con la curiosidad de lo que contenía el alhajero, por lo que me dirigí a hurtadillas a la habitación del abuelo, me puse a buscar en todas partes después de unos 20 minutos lo encontré de bajo de un montículo de papeles no me detuve a pensar las consecuencias que traería, lo que se alojaba en su interior era un medallón que tenía incrustadas piedras preciosas de color azul y en la parte de atrás tenía un extraño  grabado parecía estar en otro idioma, un vez saciada mi curiosidad devolví el medallón, pero ahora me puse a leer los apeles, eran cartas dirigidas a mi padre de parte del abuelo.

20 de marzo de 1885

Alfred tengo entendido que tu hija está por nacer, ya tengo decidido cuál será su nombre Melani, al ser mi única nieta tiene la obligación de seguir el legado de la familia Knox y aunque intentes alejarla de mí, no podrás alejarla de él y lo sabes tarde o temprano la encontrara, para acortar un poco el que la encuentre, aunque sean un par de años quiero que sepa lo que es la felicidad, asique te mando este talismán que la protegerá, procura que siempre lo tenga consigo.

  Atentamente tu padre Elías.

Cunado estaba por leer la siguiente carta un hombre apareció en frente de mí era bien parecido, de piel pálida, cabello marrón y sus ojos eran el mismo color que la miel, me pregunto: -¿acaso eres la nieta de señor Elías?, no me salieron las palabras del susto que tuve, por lo que solo asentí, él se quedó un rato observándome minuciosamente, a lo lejos se escucharon unos susurros, eran las sirvientas que se dirigían al cuarto para acomodar la ropa, el hombre salió rápidamente, las muchachas entraron y me dijeron que por favor saliera porque no era conveniente que me vieran mis padre o el abuelo husmeando como si fuera una ladrona.

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