NO ME GUSTAN LAS NAVIDADES
Enviado por EUROPACOACHING • 19 de Diciembre de 2011 • 974 Palabras (4 Páginas) • 480 Visitas
Navidad: Poner el árbol, el Belén, reunir a la familia, los Reyes… Época de alegría, felicidad… Bueno. Un inciso, dirán algunos, ¿quién ha dicho que en navidades tengamos que ser felices? Es verdad. La felicidad no puede forzarse, aunque estemos en Navidad.
“A mí no me gustan las navidades”.
Cada vez más personas emiten frases parecidas. Y si preguntamos por qué, ¿podríamos adivinar sus respuestas? Por supuesto. Todos los estudios recogen datos similares:
- Gasto excesivo,
- Regalos,
- Comilonas,
- Aglomeraciones,
- Tráfico,
- Soledad
- Recuerdos tristes
- Tensión con la familia…
Tienen razón. Con frecuencia todo ello va asociado a la Navidad, y esto hace que para muchos estas fechas acaben convirtiéndose en un duro trance.
Pero hay algo que a veces es peor: “La presión de la felicidad”.
Anuncios de bombones, de turrón, de colonias... Pero, ¿y si yo no me siento feliz en Navidad? Muchos afrontan las fiestas con secuelas de un año donde tuvieron que ajustar la economía, sobrevivir al trabajo, a una perdida familiar, emocional…
Cambiar de golpe y predisponerse para ser feliz. ¿Es posible?.
Algunos se esfuerzan y desarrollan rutinas navideñas con ánimo muy positivo…Pero a veces son difíciles de mantener. El trabajo y la falta de tiempo nos lleva a sacar minutos de donde no los hay. Pero además hay que comprar, alternar con amigos,cocinar, atender a los niños… lo más seguro es que lleguemos a cualquier celebración cansados y con estrés.
Un cliente nuestro me contó algo esta semana y con su permiso lo reproduzco):
“..........mi suegra, cuñados a los que no aguanto, besugo de cena (en mi casa comía chancho) y lo que es peor, siempre recibo un montón de consignas que siempre olvido: ‘no se te ocurra decir a mi madre…, no pongas caras a mi cuñado…' ¡Socorro! ¿Y eso como lo hago? No soporto tener que estar fingiendo un año más….”.
Las situaciones de la Navidad desencadenan el estrés.
Con sentimientos así es imposible. Definitivamente. A muchos las Navidades les suponen un coste excesivo y gran cantidad de estrés, que surge cuando nuestro organismo se pone en alerta ante factores externos y considera que debe protegerse a sí mismo.
Y, ¿cuáles son esos factores?
En general están relacionados con la sensación de falta de control, muy dañina para la psiquis: cambios bruscos en la rutina, excesivas demandas, falta de tiempo, conflictividad familiar… Momentos como estos pueden ser desencadenantes del estrés.
Así que no es de extrañar que muchos sucumban y prefieran odiar la Navidad. Pobre Navidad. No es su culpa. Lo que pasa es que nos cuesta emplear recursos eficaces para disfrutar de ella.
Hay otros más concretos que echan la culpa a la familia. Pero, entonces, ¿por qué en los estudios de Felicidad de Noviembre de 2011 casi la mitad de los encuestados (48,48%) declaró que con quien eran más felices era con su familia?
¿No es la Navidad una época para nuestros allegados?
Otros echan la
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