PANDEMONIUM NOCTURNO
Enviado por Jorge Chica Miranda • 10 de Octubre de 2022 • Apuntes • 2.559 Palabras (11 Páginas) • 54 Visitas
PANDEMONIUM NOCTURNO
Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.
—FRIEDRICH WILHELM NIETZSCHE.
Más allá del bien y el mal. 1886
PANDEMONIUM NOCTURNO
CAPÍTULO I
EN LAS FAUCES DEL CORDERO
El Caos es orden, el orden pertenece al Caos.
Hoy estaré muerto. Sin importar cuantas veces intente cambiarlo, sé que mi destino será el mismo que el de los demás, la pesadilla dentro de la pesadilla terminara consumiéndome.
Ajena de todas mis decisiones y lejana a cualquier falta de determinación para evitar este final, estoy convencido —aunque desearía equivocarme— de que éste hecho nefasto terminara ocurriendo. Cualquiera en mi lugar se sentiría aterrado o como mínimo abatido, sin embargo, tras todos los amargos eventos pasados, algo dentro de mi pecho hace que sienta antes que nada, un gran alivio. Incluso puedo notar como se desvanece el consecuente dolor en los músculos de mi cuerpo; dolor producido por los golpes de la paliza que me han propinado hace un par de horas. Si bien puedo excusar mi cinestesia parcialmente inhibida, gracias al extraño brebaje que me ha dado una forastera, de manera poco comprensible puedo explicar la razón por la cual me cuesta tanto mantener mi sensibilidad y cordura ante el desdichado destino que me aguarda.
Cabe recalcar que el sentido del tiempo ha permanecido intacto —para mi desgracia—. Los segundos y minutos transcurren de tal manera que puedo sentir cada fragmento de ellos; pasando sin que nada pase. Solo el apacible chasquido de los leños carbonizándose en la hoguera a mi izquierda y los ronquidos del abrigado neófito que me “vigila”, acompañan mi silencio en tan rezagados momentos. La caverna siempre ha tenido una temperatura dantesca, no obstante, aunque ésta noche parece estar mucho más gélida que las anteriores, no me ha afectado en lo más mínimo — ¿tendrá esto que ver con aquel amargo brebaje?—. Levanto mi cabeza en búsqueda de la mujer, pero, se ha marchado. Ignoro el tiempo que he permanecido dormido en ese tormentoso transe y fijo mi mirada hacia la derecha, donde vigorosas ráfagas de viento estremecen la gruesa puerta de troncos atados que taponan la entrada de la caverna; observo como la imponente fuerza de la naturaleza intenta tirar la barricada, retumbándola, reiteradamente. Aquel estruendoso sonido, trae consigo el despreciable recuerdo de las botas de Joan, tronando la puerta de aquel viejo despacho una y otra vez, sin descanso, hasta romper la cerradura. No puedo evitar revivir la imagen de los rostros de la gente, su expresión al ver al profesor, sus miradas hacía mí… No necesito recordar más espantosos detalles. Creo que he tenido suficiente con el interrogatorio y las torturas, como para andar compadeciéndome aún más. Sé que no soy un asesino y mucho menos el traidor que tanto andan buscando. Estoy seguro de que aquello que me atacó fue real. ¿Qué otra opción tenía sino defenderme? Ojalá y consiguiera la oportunidad para probar mi inocencia. Si tan solo me escucharan… desearía regresar a aquellos tiempos donde las personas no estaban cegadas por el miedo y conservaban al menos un poco de confianza en los demás, aquellos días donde el mundo no era el infierno que es ahora, un lugar plagado de estos monstruos que alguna vez fueron seres humanos.
Es difícil de explicar con verdadera exactitud a la situación que he llegado. asd
en la que me encuentro, como suceden las cosas, bien recuerdo un famoso dicho de Soluna; “una historia suele contarse diferente de como realmente sucede”, en todo caso mi versión debe de ser poco diferente a las de los demás dentro de este “refugio”:
Hace aproximadamente dos años —si mal no recuerdo—. La cortina de hierro que se extendía alrededor del pueblo de Soluna, no pudo mantenernos a salvo de los Vectores, así que los pueblerinos y los sobrevivientes del pandemónium desatado en Ciudad Central, tuvimos que escapar hacia las montañas, para sobrevivir.
La poca información que se obtiene del exterior es la que los exploradores de la milicia y los forasteros que logran ser rescatados, nos comparten. Lo último que se supo oficialmente de la situación antes de que perdiéramos contacto fue que la Organización Mundial de la Salud había declarado fallido hasta dicha fecha cada intento por hallar una cura y a su vez la Organización de las Naciones Unidas tomaría medidas para que la epidemia no se extendiese más allá de Taured.
Curioso nombre en una tierra extranjera —ahora que lo pienso—. Lo único que se de mi origen lo se por parte de unos pocos recortes de viejos periódicos que encontré, en los que describían la desaparición de mi abuelo en un pueblo llamado Innsmouth. Los informes, cortos, pero, coincidentes, mencionaban que el pobre anciano era un borrachín y estaba loco. No es algo alentador, pero, es más información de la que se puede decir que tengo de mis padres. Por supuesto que nada de lo que te estoy contando importa en realidad. No cuando estoy cayendo en un abismo hacia una muerte segura. Dicen que una historia suele contarse de manera diferente a la que sucede. Sea cual sea mi versión, necesito contartela
La imaginación precede al conocimiento.
La realidad no es más que el capricho de la ilusión.
Palabras que en un principio juzgue con escepticismo y con el tiempo comprobé, eran ciertas.
23:14 [Refugio, centro de la plazoleta]
Durante el último año, perdimos cualquier tipo de contacto con el gobierno. Los intentos por radio han sido un desperdicio de baterías. No dan ninguna señal de vida desde el último paquete soltaron en Soluna, ni una sola respuesta, solo se logra escucha estática. Los exploradores tampoco han obtenido mucha información sobre el caso, solo se limitan a encontrar víveres que al fin y al cabo es lo más importante. No se han encontrado más sobrevivientes sanos, al menos en los alrededores, ya que debido a los Vectores, nadie tiene idea de que ocurre atravesando el Bosque Humeante. Las raciones se están agotando. Buscar algo de comida en el exterior se ha vuelto demasiado peligroso, la muerte acecha sin piedad con cada paso en falso. Durante el día a pesar de no haber Vectores, existe otra clase de amenaza; los caníbales y psicópatas. Seres amorales, desprovistos de cualquier rasgo humanitario, que de algún modo logran sobrevivir la cruenta noche para acechar a pobres inocentes que osan arriesgarse a en la búsqueda de alimento. Aunque raras veces se los ha visto deambular por estos alrededores —debido a la bruma, el área desolada o quien sabe—, hay que tener cuidado, la gran mayoría de estos monstruos diurno van armados y en pandillas. Es por eso que ya ni los exploradores se atreven a aventurarse demasiado. Otro gran problema que tenemos es la falta de agua, si no llueve hay que regresar hasta Soluna, durante la “hora sin retorno” para obtener una poca del río. Como si todo esto fuera poco, parece que la cordura en el refugio se ha ido disipando con el transcurso del tiempo. He cambios en las personas, un comportamiento ermitaño y hostil. Sabía que era cuestión de tiempo para que algo así ocurriera. Supongo que el encierro ha sido el culpable. Quisiera culpar a la hambruna o a las enfermedades producidas por los gases tóxicos de la vieja mina de carbón no muy lejos de aquí, pero, debo dar crédito a nuestra naturaleza salvaje. Las condiciones inhumanas a la que nos sometemos, son temas de discusión y desacuerdo todos los días por parte de aquellos que buscan de una buena vez tomar el riesgo de abandonar el refugio. Se escuchan propuestas, planes, pero, como siempre la última palabra la tiene la milicia, quienes se rehúsan a que nos marchemos, según ellos para “mantenernos a salvo por nuestra propia supervivencia”. La gente no les cuestiona demasiado; por miedo a la incomprensible enfermedad, los Vectores, y quien sabe si hasta porque aún creen en la vacía promesa de que el gobierno renviará fuerzas militares a rescatarnos. Lo poco que crece en los improvisados huertos y viejas macetas les da una esperanza de aferrarse a ésta promesa, de seguir soportando la infausta situación hasta que ese milagro ocurra.
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