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PELUQUERIA


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Breve historia de la peluquería

MAGDIEL LACHET | 2 abril, 2012 | 0 Comentarios

El arte de arreglar el cabello tuvo sus inicios en Egipto hace miles de años. Breve repaso de dónde nos viene el gusto por lucir el pelo.

Lucir el cabello, más que un gusto, es una necesidad. Foto: morguefile.com

La noticia más remota sobre la peluquería proviene de Egipto, donde Cleopatra fue el modelo del ideal femenino y de la “moda” del tiempo que le tocó vivir. En esa nación, la mayoría de la gente se rapaba la cabeza, excepto los sacerdotes y los miembros de la élite gobernante, quienes cuidaban de su pelo alternando diferentes peinados y tonalidades.

En Grecia, por su parte, las mujeres se arreglaban mucho el cabello, y los peinados tenían muchos detalles, como mechones cortos que rodeaban la frente y melenas largas recogidas en llamativas maneras. Fue en esa nación donde aparecieron las escuelas de peluquería, sin embargo, eran los esclavos, y no ningún peluquero, los encargados de mantener arreglado el pelo de sus amas.

Las romanas, por su lado, soñaban con tener el pelo rubio de las mujeres del norte de Europa, así que utilizaron muchas formas para aclarar el tono del cabello, aunque no siempre fueran del todo saludables.

La peluquería en la Edad Media

Una vez que los romanos se retiraron de los territorios que habían mantenido bajo su influencia, dejaron tras sí un panorama desolador. Mientras las ciudades quedaron en manos de señores que se preocupaban más por su propia riqueza que por el bienestar de los pobladores, una religión exigente prohibía todo tipo de frivolidad.

Teñirse el cabello, por tanto, dejó de ser material y moralmente posible. Las féminas tuvieron que resignarse a llevar el cabello largo y recogido, hecho que las obligó a forzar su imaginación para crear todo tipo de peinados. Fue así como empezaron a usarse las flores como ornamento y la raya en medio pasó a ser lo convencional.

La peluquería en el Renacimiento

El culto a la belleza fue uno de los valores de la época clásica que se recuperaron durante el Renacimiento. Proliferaron los accesorios, se retomaron los postizos y empezaron a usarse redecillas, coronas y joyas entrelazadas.

En esa época, Italia se convirtió en el centro de las miradas europeas e impuso su gusto al mundo occidental. De esa manera se expandieron los peinados de las casas venecianas y la moda de teñir el cabello en tonos cobrizos, para lo que se empleaban mezclas de sulfuro negro, miel y alumbre.

La peluquería durante el Barroco

La riqueza decorativa, las exageraciones y la búsqueda del efectismo proliferaron en los siglos XVII y XVIII. Pero, sin dudas, lo que caracterizó el look de entonces fueron las pelucas, a las que se añadían joyas, plumas, flores, cintas y otros elementos inimaginables. El rizo y los tirabuzones empezaron a usarse también en esa época.

Con la llegada de la revolución francesa, en 1789, finalizó la ostentación de esos siglos, y la sencillez se impuso por encima de las costumbres sofisticadas. Las pelucas desaparecieron completamente y volvió el gusto por el pelo al natural.

La peluquería en el siglo XIX

La revolución francesa y la industrial marcaron el devenir de la historia del mundo occidental. Ambas tuvieron una consecuencia clara, la sencillez, convertida en la línea a seguir en todos los sentidos. En esos años, se asentó definitivamente el oficio, es decir, el de expertas que lavaban y peinaban el cabello a las clientas a cambio de una remuneración económica.

Asimismo, las mujeres humildes empezaron a sujetar sus cabellos en moños, cosa que también hicieron las burguesas para respetar el espíritu de sencillez predominante. Pero la auténtica revolución de la peluquería la provocó la aparición del agua oxigenada, en 1867.

La peluquería en el siglo XX

El pasado siglo fue el que dio el empujón definitivo a la peluquería profesional. A pesar de que ya habían hecho sus primeros pinitos unas décadas antes, fue en el siglo XX cuando los salones de belleza dedicados exclusivamente al cabello alcanzaron un gran esplendor. El otro hecho verdaderamente destacable fue el acontecido en los años 20, cuando las mujeres empezaron a llevar el pelo corto.

Con la incorporación creciente al trabajo, las féminas comenzaron a buscar la comodidad. Así surgió el estilo garzón, símbolo de la mujer moderna. En los primeros años de ese siglo, los otros inventos que revolucionaron la peluquería fueron la permanente en caliente y los rizos “artificiales”.

y si hubo una actriz que determinó el tipo de trabajo que se realizaba en la peluquería de entonces, esa fue Marilyn Monroe. A pesar de que a la rubia más sexy de la historia se la consideraba un fraude puesto que su color natural de cabello era castaño, fue tal el éxito que consiguió tiñéndose de rubio platino que miles de mujeres de todo el mundo no dudaron en emularla.

En la década del 70, llegó la auténtica revolución de forma y color: el glam y el mullet (flequillo muy corto y pelo más largo en la nuca). Ese estilo evolucionó hasta límites insospechados con el movimiento punk, que abogaba por altas crestas de colores estridentes sobre una base de mullet. También en los 70 escandalizaron los rastas, muy populares entre el público afroamericano, y el movimiento hippie, que propulsó una moda “antipeluquería” en la que predominaba el pelo descuidado, largo y caído de la manera más natural posible.

Los años 80, por su parte, supusieron una introducción a la dinámica del presente milenio, al empezar a llevarse los cabellos ligeramente ondulados, los escalados y las extensiones.

La peluquería en el siglo XXI

La mezcla de culturas y de estilos, y el cambio constante y el atrevimiento ante formas y colores, han abandonado las pasarelas para invadir las calles en lo que va del presente siglo. Los ídolos masculinos surgen del mundo del deporte, por lo que el look que lucen futbolistas o jugadores de baloncesto es imitado por hombres de todo el planeta. Otro tanto sucede en el caso de las mujeres, quienes se dejan llevar por la apariencia de las famosas y siempre modernas celebrities.

Las extensiones fijas o de “quita y pon”, los baños de color, los postizos, los tintes de alta calidad, las ceras y las espumas, los tratamientos de queratina, y todos y cada uno de los productos que pueden encontrarse hoy en el mercado formulados y/o diseñados para el cabello, han terminado por convertir lo que era un lujo en una necesidad.

La historia del cabello

Cada época tuvo sus cortes de cabellos emblemáticos y popularizados por artistas o personajes públicos. Y los cambios de estilo daban cuenta también de las transformaciones sociales.

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