PLAN ANUAL DE GESTION ESCOLAR
Enviado por hedoren • 11 de Junio de 2012 • 3.474 Palabras (14 Páginas) • 1.712 Visitas
¿Por qué siento tanto dolor al dejar las cosas que me están ocasionando sufrimiento? “
Las cosas que te están causando desdicha deben estar dándote un cierto placer también; de lo contrario la pregunta no surge. Si fueran pura miseria las habrías abandonado. Pero en la vida, nada es puro; todo se mezcla con su contrario. Cada cosa lleva su opuesto en su matriz.
Analiza lo que tú llamas desdicha, penetra en ella, y verás que tiene algo que a ti te gustaría tener. No es quizá todavía real, es quizá solamente una esperanza, es quizá solamente una promesa para el mañana, pero tú te aferrarás a la desdicha, te aferrarás al dolor, con la esperanza de que algo que tú siempre has deseado y anhelado vaya a suceder mañana.
Tú sufres la desdicha con la esperanza del placer. Si es pura desdicha, es imposible aferrarse a ella. Simplemente observa, mantente más alerta ante la desdicha. Por ejemplo, te estás sintiendo celoso. Eso crea desdicha. Pero, mira alrededor; debe haber algo positivo en ello. Eso también da algo a tu ego, un cierto sentido de estar separado de los otros, un cierto sentido de superioridad. Tus celos fingen por lo menos ser amor. Si no te sientes celoso pensarás quizá que has dejado de amar. Y te estás aferrando a los celos porque te gustaría aferrarte al amor, por lo menos a tu idea del amor. Si tu mujer o tu hombre se van con alguien más y tú no te sientes en absoluto celoso, llegarás a ser consciente inmediatamente de que ya no amas. Además, durante siglos se te ha dicho que los amantes son celosos. Los celos se han convertido en una parte intrínseca de tu amor: sin celos tu amor muere; solamente con los celos puede vivir lo que llamas amor. Si tú deseas tu amor tendrás que aceptar los celos y la miseria creada por ellos.
Y tu mente es muy astuta y muy lista para encontrar racionalizaciones.
Dirá: “Es natural sentirse celoso". Y parece que es natural porque todos los demás están haciendo igual. Tu mente dirá, “es natural sentirse herido cuando tu amante te abandona. Debido a que has amado tanto, ¿cómo puedes evitar el daño, la herida, cuando tu amante te abandona?”.
De hecho, tú estás gozando con tu herida también, de una manera muy sutil e inconsciente. La herida te está dando la idea que eres un gran amante, de que has amado tanto, de que has amado tan profundamente, de que el amor era tan profundo, que estás destrozado porque tu amante te ha dejado. Incluso aunque no estés destrozado, fingirás que estás destrozado; creerás en tu propia mentira. Te comportarás como si tuvieras una gran desdicha; gritarás y llorarás, y puede que tus lágrimas no sean en absoluto verdaderas, sino que solamente para darte el consuelo de que eres un gran amante, tienes que gritar y llorar. Observa simplemente cada clase de desdicha: o bien hay en ella algún placer que no estás dispuesto a perder, o contiene una cierta esperanza que sigue colgando frente a ti como una zanahoria. Y parece muy cercana, a la vuelta de la esquina, y tú has hecho un viaje tan largo, y ahora la meta está tan cercana, ¿por qué abandonarla? Tú encontrarás una cierta racionalización en ello, una cierta hipocresía en ello.
Hace algunos días una sannyasin me escribió que su hombre la había dejado y ella no se está sintiendo desgraciada; ¿qué es lo que no va bien con ella? ¿“Por qué no me siento desgraciada? ¿Soy demasiado dura, como una roca? No siento ninguna desdicha", ella me escribe. ¡Y ella es desgraciada porque no está sintiendo desdicha! Ella esperaba quedar destrozada.
“Al contrario", escribió, “puedo confesar que me estoy sintiendo feliz, y eso me pone muy triste. ¿Qué clase de amor es éste?
Me estoy sintiendo feliz, aliviada; una gran carga ha desaparecido de mi ser".
¿Ella me preguntó: “Amado maestro, ¿es esto normal? ¿Estoy bien o hay algo básicamente mal en mí?”.
No hay nada malo en ella, está absolutamente en lo correcto. De hecho, cuando los amantes- después de una unión muy, muy larga y de toda la desdicha que tiene que suceder cuando están juntos- se dejan, es un alivio. Pero va contra el ego el confesar que es un alivio. Por algunos días por lo menos, irás con una cara larga, con lágrimas en los ojos, falsa, pero ésta es la idea que ha prevalecido en el mundo.
Si alguien muere y tú no te sientes triste, empezarás a sentir que algo está ciertamente equivocado en ti. ¿Cómo puedes evitar la tristeza cuando alguien ha muerto?; porque nos han dicho que es natural, que es normal, y todo mundo quiere ser natural y normal. No es normal, solamente del promedio. No es natural, es solamente un hábito larga, largamente cultivado; de lo contrario no hay por qué llorar y gritar.
La muerte no destruye nada. El cuerpo es polvo y vuelve al polvo, y la conciencia tiene dos posibilidades: si todavía tiene deseos entonces se desplazará a otro vientre, o si todos los deseos han desaparecido, entonces se desplazará a la matriz de dios, a la eternidad. Nada se destruye. El cuerpo se convierte otra vez en parte de la tierra, entra a descansar y el alma se desplaza a la conciencia universal o se desplaza a otro cuerpo.
Pero tú gritas y lloras y llevas la tristeza por muchos días. Es solamente una formalidad, o si no es una formalidad entonces existen todas las posibilidades de que nunca amaras al hombre que ha muerto y ahora te estás sintiendo arrepentida; tú nunca amaste al hombre totalmente y ahora no queda tiempo. Ahora el hombre ha desaparecido, ahora nunca estará disponible. Tú habías peleado quizá con tu marido y él murió en la noche al dormir. Ahora dirás que estás llorando porque él ha muerto, pero realmente estás llorando porque incluso no has podido pedir su perdón, incluso no has podido ser capaz de decir adiós. La pelea flotará sobre tí como una nube para siempre.
Si un hombre vive momento a momento en totalidad, entonces nunca hay arrepentimiento alguno, ninguna culpabilidad. Si has amado totalmente, entonces no hay caso. Un día, si el amante se marcha, eso significa simplemente, “ahora nuestros caminos se están dividiendo. Podemos decir adiós, podemos estar agradecidos el uno al otro. Compartimos mucho, amamos mucho, nos hemos enriquecido mucho la vida mutuamente; ¿cuál es el motivo del llanto y las lágrimas, y por qué ser desdichados?”.
Pero la gente está tan enredada en su racionalidad que no puede ver más allá de sus racionalizaciones. Y siempre lo racionalizan todo; incluso cosas que son obviamente simples llegan a ser muy complicadas.
“Estoy enamorado de mi caballo,” dijo Andrés al siquiatra.
“Eso no es nada”, contestó él . “Mucha
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