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PONENCIA EDUCATIVA


Enviado por   •  18 de Agosto de 2011  •  2.011 Palabras (9 Páginas)  •  896 Visitas

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EL COMPROMISO COMO DOCENTE Y LA NIEVE DE LIMÓN

Mtro. Francisco Javier Romero Luna∗

Este no es un trabajo académicamente rimbombante o erudito, es más bien un texto

eminentemente reflexivo basado en la práctica docente diaria y las respuestas a

cuestionamientos como: ¿Qué es el compromiso docente y qué implica? ¿Qué diferencia

existe entre responsabilidad y compromiso? ¿Hasta dónde debe llegar el compromiso cómo

docente?

Al encontrar y presentar una o varias respuestas a las interrogantes planteadas se

pretende, principalmente, hacer reflexionar o sensibilizar a toda aquella persona que está

frente a un grupo escolar de cualquier nivel y que se considera: “docente, profesor,

educador o maestro” para que a partir de las ideas que de aquí rescate, pueda o quiera

adquirir un compromiso en su trabajo diario.

Siempre es momento para hacer un alto, para detenerse un poco a reflexionar, a

cuestionarnos sobre nuestro diario trabajo como docentes y sus implicaciones en nuestra

vida dentro y fuera del aula, pues: “pensar la educación y formación de los individuos en

terreno estrictamente académico no siempre es fácil. Todos los seres humanos a lo largo de

nuestra existencia estamos relacionados con el conocimiento y con el aprendizaje, todo nos

sirve para integrar saber y transformar nuestras actitudes ante la vida; sin embargo, bien

sabemos que no es lo mismo el aprendizaje espontáneo, el empírico frente al sistematizado

∗ Docente TC de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP.

y organizado. Este último es el que debe sustentar la formación académica que escuelas,

institutos y universidades ofrecen a los educandos con la finalidad de formar a los técnicos

y profesionistas del futuro quienes, aunque suene como frase hecha: tendrán sobre sus

hombros la responsabilidad de sostener el desarrollo y la economía de nuestro país, el

desarrollo y economía personal, el crecimiento como seres humanos y ciudadanos

comprometidos con su entorno” (Alcalá, 2002).

Es decir, si empezamos por entender, que como docentes tenemos en nuestras

manos a un sujeto, a un ser humano para colaborar, apoyar, participar o influir, en su

educación y en su formación, podremos comprender la esencia de nuestro compromiso

docente que radica, no sólo en nuestra formación, sino, fundamentalmente en las tareas

desarrolladas diariamente en el aula enfocadas a lograr la generación de un cambio

conductual en los alumnos que están en nuestras manos y bajo nuestro ejemplo.

Precisamente, con la finalidad de que, como docentes, nos identifiquemos o

ubiquemos qué rol o modelo desempañamos en el aula; presento a continuación una visión

panorámica de la evolución de la educación formal donde se plantean diversas

denominaciones otorgadas a los que se dedican a la tarea docente, según Gauthier y Tardid

(1996)

Para empezar describiré algunos rasgos que caracterizan al maestro natural.

Podemos darnos cuenta que, a pesar de ya estar en el siglo XXI nos seguimos encontrando

docentes considerados como tal, puesto que sólo se dedican a trasmitir un saber, un

conocimiento, a cumplir con un horario, con un programa escolar y su responsabilidad

máxima es “llenar” de conocimientos el cerebro de sus alumnos

En este modelo, “se considera que el conocimiento puesto en la mente es

acumulativo, y el conocimiento posterior va edificándose sobre el conocimiento que ya

existía. Mayor importancia tiene la suposición de que la mente del niño es pasiva, como un

receptáculo que está aguardando a que lo llenen. En este cuadro no entra la interpretación

activa o constructiva. La tendencia didáctica mira al niño desde el exterior, desde la

perspectiva de una tercera persona, en lugar de tratar de entrar en sus pensamientos”

(Bruner, 1997).

Este docente cree que está desempeñando de manera adecuada, responsable y

comprometida con su labor docente y lo seguirá creyendo mientras no se quiera dar cuenta

que esa modelo didáctico no está vigente y mucho menos es aplicable de acuerdo con los

retos y la visión pedagógica de nuestros días que nos exige ver a los alumnos como sujetos

pensantes, analíticos y capaces de procesar la información para aplicarla en la

transformación de su entorno. Docentes con una visión unilateral, sabelotodo y cuyo

“prestigio” se basa en una figura de “genio” que presume alumnos “modelo” por la

cantidad de conocimientos adquiridos y exámenes resueltos a la perfección y que sólo

quiere que el estudiante conozca, sepa y aunque no entienda; ese docente, en la actualidad

hace daño, perjudica y entorpece la verdadera formación y educación de un ser que es

totalmente pensante.

Continuando con la revisión descriptiva de las características de los docentes que

considero no comprometidos con su tarea y mucho menos con sus alumnos; hablaré del

maestro artista (Gauthier, 1996), quien, en comparación con el anterior, sí le interesa la

participación de sus alumnos, sí los hace colaboradores del proceso de formación sólo que

como sujetos activos y no reflexivos, es decir; “ver a los alumnos como aprendices que nos

imitan, es la adquisición del saber hacer. Cuando un maestro demuestra o enseña una

actividad eficaz que exige ser hábil al niño, su demostración está basada implícitamente en

la creencia del adulto en que el niño no sabe cómo hacer y que puede aprender si alguien

que sabe y tiene experiencia le muestra... Los docentes suelen convertir sus propias

acciones demostrativas en actuaciones que muestren vivamente lo que se necesita para

hacer las cosas bien... (Bruner, 1997).

Se cataloga como un docente experimentado por el dominio de su materia o

asignatura, así como el manejo y aplicación de las más novedosas teorías pedagógicas que

busca implementar siempre en clase. Le interesa demasiado estar a la vanguardia, por no

decir “a la moda” en lo referente a estrategias pedagógicas que pretende dominar o

especializarse en ellas para convertirse en un “experto teórico”.

Este tipo de docente es muy común identificarlo y mucho más encontrarlo, es

considerado socialmente como “buen maestro” porque sí está comprometido con una

parte de su tarea docente: “enseñar para que sus alumnos aprendan”. Pero, qué,

...

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