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PREVENCIÓN DE RIESGOS


Enviado por   •  29 de Junio de 2015  •  2.249 Palabras (9 Páginas)  •  198 Visitas

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ESCUELA NORMAL DE LIC. EN EDUCACIÓN PRIMARIA DE LA CIUDAD DE CALKINÍ

OPTATIVA: PRODUCCIÓN DE TEXTOS ACADÉMICOS

ASESORA:

DRA. ADDA LIZBETH CÁMARA HUCHÍN

VI SEMESTRE

POR IVONNE CRISTEL CHI CHI

“LA PREVENCIÓN DE RIESGOS Y ACCIDENTES EN LA ESCUELA PRIMARIA”

RESUMEN

La escuela es como un segundo hogar y como tal, es el lugar donde se pasa gran parte del tiempo. En tal sentido, debe ser un lugar seguro, o por lo menos, es conveniente, que se tomen precauciones para prevenir accidentes; por lo tanto es el espacio óptimo para la construcción de la cultura de la prevención. Esta tarea requiere de la participación conjunta de los actores protagonistas (alumnos, padres y docentes), quienes deben orientar e implementar acciones para que desarrollen su capacidad de resolución ante los riesgos que atentan contra su seguridad.

El desafío de abordar la temática de la prevención de accidentes en la escuela requiere de un fuerte compromiso de la institución educativa y de sus protagonistas. Una escuela segura es el ámbito de desarrollo de actitudes y valores que influirán en las acciones presentes y futuras de los alumnos.

PALABRAS CLAVE:

Prevención, riesgos, accidentes, medidas de prevención, escuela, alumnos.

INTRODUCCIÓN.

Al hablar de prevención de accidentes en escuelas necesariamente se deben considerar a los protagonistas, que son el docente, el padre de familia y el estudiante.

Es poco frecuente que estos sectores visualicen la escuela como un espacio donde existen riesgos que pueden derivar en accidentes. El tema de la seguridad, como contenido de abordaje específico, se ha mantenido alejado de la escuela, a pesar de que los niños y las niñas están inmersos en una actividad que conlleva la exposición a ciertos riesgos, incrementados por la edad y la particular forma que tienen los mismos de percibir el peligro, y a pesar de que los docentes, por lo general, están expuestos a los mismos riesgos. El tema sólo emerge cuando un acontecimiento puntual y trágico llama la atención de los medios masivos, cuando el tiempo de la prevención es sustituido por el tiempo de los reproches y de las responsabilidades.

En este sentido, resulta importante saber que la mayoría de los accidentes pueden y deben evitarse, y que una de las herramientas para lograrlo es con la participación de docentes, padres de familia y alumnos. Los accidentes siempre implican alguna pérdida, por eso el objetivo fundamental debe ser la prevención. Prevenir es anticiparse a los hechos antes de que éstos ocurran y tomar precauciones para evitar situaciones no deseadas. La propuesta es hacer de la prevención un hábito cotidiano.

Muchas personas creen que los accidentes son inevitables o que a ellos nunca los van a afectar. Pero bien se ha venido observando que en el mundo ocurren permanentemente incidentes con consecuencias que dejan un importante porcentaje de víctimas con daños irreversibles.

Tenemos la responsabilidad de tomar medidas anticipadas para reducir los riesgos de accidentes y los efectos que una eventualidad pueda ocasionar sobre la comunidad estudiantil.

DESARROLLO

Puede parecer que la escuela es un entorno de bajo riesgo de accidente y que estos accidentes se producen en lugares y actividades que se desarrollan fuera de la responsabilidad de los educadores.

Esto sería un error puesto que hay que considerar que la escuela es un lugar común para todos los niños y jóvenes, donde pasan muchas horas de su vida cotidiana y donde el riesgo es potencialmente más elevado. En cualquier caso, un índice bajo de la accidentalidad de los menores en la escuela en relación a otros contextos podría explicarse por la responsabilidad y obligación social de velar por la seguridad de sus alumnos, asumida por el centro.

Antes de entrar en el despliegue más específico de este trabajo, es preciso afirmar que la seguridad debe ser un requisito básico en todas las actividades educativas. En otros contextos, o para los adultos, asumimos que cada uno se puede hacer responsable de su propia seguridad. No obstante, no hay que olvidar que esta tarea es difícil para los niños. Además, al mismo tiempo que se vela por la seguridad, se puede dar otro paso adelante: educar a los menores en la cultura de la seguridad.

La mayoría de los accidentes en niños suceden en entornos próximos y cotidianos: en casa, en la escuela, en el recreo, ya sea durante el período escolar como durante las vacaciones y el fin de semana. Los niños tienen dificultades para percibir y anticipar los riesgos, siendo, en este sentido, una franja de población especialmente vulnerable.

Las características de riesgo en menores que se identifican de forma general son las siguientes:

• Las lesiones más frecuentes en los niños son debidas a caídas y choques, sobre todo durante la práctica deportiva y la realización de actividad física y/o recreativa.

• La capacidad de los niños al verse absortos en las tareas y su inexperiencia limitan su capacidad para percibir correctamente el entorno y, por tanto, las situaciones de riesgo.

• Los niños tampoco pueden anticipar con facilidad las consecuencias de las nuevas situaciones.

En la comunidad educativa se generan hechos que requieren de atención primaria, cada vez es más común escuchar que se susciten incidentes que causen daño a la integridad de los educandos que acuden a las escuelas en busca de ser partícipes en el proceso de enseñanza aprendizaje.

Es notoria la necesidad de crear estrategias y planes de acción que bajo el criterio de prevención, busque integrar a los estudiantes, docentes y demás miembros de la institución para poder enfrentar los riesgos y reducir los efectos que puedan causar dichas emergencias.

Las diversas experiencias de educación formal y no formal siempre son oportunidades excelentes para promover las actitudes, nociones y prácticas básicas de seguridad entre los propios niños y jóvenes. En esta doble misión, hacer actividades con seguridad y educar para una cultura de prevención, se precisa la implicación y colaboración de todos: familiares, educadores, gestores escolares, personal de administración y servicios, profesionales de la seguridad, médicos, poderes públicos, medios de comunicación, etc. Todos tenemos responsabilidades y podemos contribuir a desarrollar acciones de prevención o de sensibilización

Por lo que respecta a las dificultades en la prevención de riesgos en las actividades escolares, podemos afirmar que buena parte son fruto del desconocimiento de su repercusión e importancia por parte de los diferentes actores. Hay que tener en cuenta que

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