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Paulo Freire, Cap 3 "Elementos de la situación educativa" (Análisis) Cecilia Ayala.


Enviado por   •  28 de Agosto de 2016  •  Trabajo  •  1.800 Palabras (8 Páginas)  •  8.247 Visitas

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Paulo Freire, en el libro:  “El grito manso”,  Cap 3, realizo el análisis de los  “Elementos de la situación educativa “ , en el cual desarrollo los componentes que configuran, construyen, conforman y significan dicha situación.

Al observar la historieta de Tonucci, podemos analizar desde los conceptos de Freire la “situación educativa”, ya que en dicha escena se encuentran todos los componentes de la misma:

En ella aparece, de un modo implícito mediante un globo de dialogo, la presencia del educador, que junto a los educandos, conforman el primer elemento constitutivo: dos  roles  con una intercorrelación inevitable, con tareas definidas y delimitadas que son la de enseñar y  aprender.

Estos roles, personificados por la figura del docente y del/los alumno/os, se encuentran en un espacio físico denominado “espacio pedagógico” (espacio que como se observa no es considerado  con su debida importancia) acompañado del “tiempo pedagógico” (ya que no existe uno sin el otro); tiempo de hablar, preguntar, explicar, leer, ir al recreo, guardar los útiles, etc.

Por último, antes de entender el análisis de dicha situación, en la historieta se evidencia el “contenido curricular” , que en este caso se denota en la puesta a prueba de la capacidad de lectura y redacción del alumno, quien lee en clases recibiendo una devolución oral del maestro/a

● A continuación, desglosare lo anteriormente redactado, a partir de un análisis aún más profundo y crítico de la situación educativa:

1º “La presencia del sujeto educador y de los educandos”:

A simple vista se observa una asimetría abismal en la relación maestro/a-alumno, caracterizado  por la violencia, que ante un error gramatical del educando, es desatada por el  docente (a los gritos) con un: ¡QUE ESTO PASE! ¡BURRO!, ¡Calla y aprende a escribir! Sin tener en cuenta el daño que le ah provocado, a un sujeto que está en plena formación de su autoestima, (ya que la  escena a mi parecer se traduce en un aula de educación primaria), de un niño que aún no entiende del todo el sentido metafórico de las palabras y que perplejo  se encorva con vergüenza en su banco, tratando así de esconder su rostro y tal vez cargando de por vida con el estigma de haber sido considerado un “burro”. Porque que la maestra  pisoteo su integridad rebajándolo a tal punto de siquiera considerarlo un ser humano.

El educador claramente no cumple con su rol, que es la función de educar, ya que se saltea los contenidos curriculares al sancionar el error con sus gritos despectivos, no es capaz de enseñar, de reelaborar el conocimiento del educando, señalándole  la palabra mal conjugada, para que él mismo descubra una alternativa de la palabra escrita o que pueda utilizarla en una oración diferente, siempre resaltando los aspectos  positivos de su redacción, para que tal señalamiento, se conforme en una critica constructiva y no destructiva.

Éste es un docente “cómodo” en su status quo, que desconsidera la subjetividad del otro, limitándose a señalar el error con desprecio y violencia, sin dar lugar a un tiempo reflexivo, en donde el niño pueda aprender del mismo.

Tampoco intenta, realizar una adecuada  transposición didáctica, que es el proceso por el cual se modifica un saber para adaptarlo a su enseñanza a un nivel que se adecue al del  estudiante. No se toma el trabajo de reflexionar acerca de su metodología de enseñanza ni mucho menos de cambiarla. Se desliga de su deber-responsabilidad de enseñar diciéndole: ¡Calla y aprende a escribir!

Solamente se resalta el valor negativo del error, que deviene en el miedo a preguntar, cuestionar y en un futuro tal vez, en la incapacidad  de hacer valer sus propios derechos o respetar los del otro.

No puede tolerar que su alumno no haya podido  responder “correctamente”. Como si existiese una sola línea de desarrollo que anule las diferencias dirigiéndose siempre hacia  una misma meta, esperando que los sujetos que conforman  una franja etaria alcancen las mismas capacidades cognitivas o evolucionen del mismo modo… y si no lo logran, estos individuos restan y no suman como lo hacen los “más capaces”.

El educando, con esta arcaica metodología de enseñanza puede llegar a saber como se escriben las palabras, pero no comprender ni aprender como hacerlo. Ya que (si es que se produce) el aprendizaje se realiza de un modo memorístico y no significativo, en el cual se relaciona una nueva información con algún aspecto  existente en la estructura cognitiva del sujeto, que resulta importante para el material que se intenta aprender.

2º El espacio y el tiempo pedagógico:

 Espacialmente los alumnos se encuentran sentados en fila,  en pupitres individuales.  

Freire hace énfasis en la importancia con la que se debería ponderar el espacio pedagógico y el respeto hacia el mismo. Este es un espacio social, de encuentros o desencuentros.  Por eso es necesario como docentes crear un espacio en donde el proceso de enseñar-conocer-aprender, se desarrolle en un ambiente reflexivo que favorezca la democracia y el respeto.

Por esto mismo en su sexta carta, reflexiona acerca de nuestro compromiso y actitud como educadores, como responsables de  desenmascarar las injusticias sociales, en la que preponderan los más capaces, que son quienes organizan el mundo y producen, ante los menos capaces que sobreviven.

El tiempo pedagógico hace referencia  a qué hacer con el mismo, cómo aprovecharlo eficazmente.  En la historieta se observa un notable desinterés por el mismo, ya que el educador no reflexiona ni toma conciencia de que como docentes estamos al servicio del tiempo educativo.

No se observa una producción del saber, el alumno no es libre de ejercer su derecho a saber, porque la maestra usa este tiempo-espacio pedagógico en contra de los intereses de sus alumnos.

El error no se concibe como una producción, como parte del proceso de aprendizaje, no es analizado de forma constructiva, respetando la subjetividad del niño; sino que simplemente denota la incapacidad de aprender (cuando nunca se le enseño).

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