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Pavo Real


Enviado por   •  10 de Mayo de 2014  •  5.205 Palabras (21 Páginas)  •  207 Visitas

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UN PAVO REAL EN EL REINO

DE LOS PINGÜINOS

una fábula acerca de la creatividad

y la valentía

Fábula sobre los riesgos y posibilidades de ser diferente en el mundo empresarial.

Por: Bárbara "BJ" Hateley, Warren H. Schmidt

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Dedicatoria

Dedicamos este libro a todos los que anhelan volar libremente y mostrar su verdadero

color, y a todos los que tienen la sabiduría de aprender de quienes son diferentes.

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Prólogo

De vez en cuando sale a la luz un librito que trata un tema profundo de manera

sencilla y elegante. Un pavo real en el reino de los pingüinos es uno de ésos. La obrita

aporta una nueva perspectiva al muy discutido tópico de la diversidad en el lugar de

trabajo, y lo hace de manera muy simpática. Mediante una fábula, este libro nos ayuda a

ver qué puede pasar cuando tratamos de expresarnos abierta y valerosamente en un

medio creado por ejecutivos y gerentes que ven el mundo desde una perspectiva muy

diferente.

Ésta es la historia de Pedro, el pavo real, un ave vistosa, inteligente y talentosa,

que viene a vivir al Reino de los Pingüinos. Pronto se ve en problemas porque éstos han

establecido un frío clima organizacional, formal, burocrático y gobernado por un vasto

conjunto de reglas escritas y no escritas. Aunque le reconocen su talento, su estilo

diferente y poco habitual hace sentir incómodos a los pingüinos. La experiencia del pavo

real refleja la de muchas personas “distintas” en las organizaciones actuales. Aunque la

valorización de la diversidad se predica continuamente por todas las partes, la retórica no

siempre es igual a la realidad. Ser “diferente” es mucho más que una cuestión de raza o

género. La diversidad, en su verdadero sentido, involucra toda una gama de singularidad

humana – personalidad, estilo de trabajar, visión del mundo, manera de comunicarse, y

mucho más. Valorar la diversidad quiere decir apreciar y estimular el que la gente sea ella

misma, y ayudarle a desarrollar todo su potencial y utilizar su talento, sus habilidades, sus

ideas y su creatividad.

Esta encantadora fábula corporativa, basada en la experiencia de personas reales,

relata aventuras de Pedro, el pavo real, y otras aves exóticas al tratar de abrirse camino

en el Reino de los Pingüinos. Su historia es divertida e instructiva. Es un relato sobre los

peligros y las posibilidades de ser “diferente” en un mundo que valora la comodidad, la

seguridad, y la previsibilidad de la conformidad. Todos los que trabajen en una

organización: ejecutivos, personal de recursos humanos, gerentes, supervisores, y el

personal en general, deben leer este librito. ¡Contiene revelaciones importantes para

todos!

Ken Blanchard.

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UN PAVO REAL EN EL REINO DE LOS PINGÜINOS

Érase una vez, y no hace tanto de eso, que los pingüinos dominaban muchas

tierras en el Mar de las Empresas. Aunque no siempre eran sabios o estimados, siempre

tenían el mando.

La mayoría de las empresas eran parecidas: los altos ejecutivos y los gerentes

usaban el traje característico de los pingüinos; mientras que los obreros – aves de

muchos tipos – se vestían con ropas y colores de acuerdo con su trabajo y su estilo de

vida.

A las aves que aspiraban a ascender en su empresa se les incitaba a ser lo más

parecidas posible a los pingüinos: a caminar con pasos cortos, a imitar su manera de

andar, a usar el traje de pingüino y a seguir el ejemplo de sus jefes.

Los departamentos de desarrollo de los empleados ofrecían programas intensivos

de capacitación sobre el comportamiento del buen pingüino.

Las reglas y las normas eran claras desde el primer día. De manera sutil, y a veces

no tan sutilmente, los pingüinos aconsejaban: “Así hacemos las cosas aquí. El que quiera

triunfar tiene que ser como nosotros y punto”.

Las aves que estaban interesadas en moverse dentro de la ley del más fuerte se

esmeraban en poner cara de pingüino y en portarse como pingüinos. Pero incluso ellas

comprendían que nunca llegarían a los puestos claves. Se daba por sentado que todos

los pingüinos eran jefes naturales y que eran ordenados, leales y podían trabajar en

equipo; y se sabía que anteponían los intereses de la empresa a sus asuntos personales.

De las otras aves se creia que eran más volubles y menos confiables.

Por supuesto, esto nunca se decía en voz alta, ni por escrito. Porque, como en toda

empresa, los pingüinos querían dar la impresión de ser amplios y estar siempre listos a

estimular el talento, la dedicación al trabajo y los aportes de sus colaboradores. Pero en el

fondo, todos sabían que los pingüinos siempre habían sido y seguirían siendo los

mandamases.

Los mayores acostumbraban poner a los menores bajo su ala protectora y guiarlos

por el camino del éxito. Los llevaban a jugar golf y a trotar, y hablaban con ellos de fútbol

en los almuerzos de oficina. Se notaba a leguas cuáles eran los pingüinos más

importantes. Y era evidente que se sentían mejor sólo cuando estaban entre ellos.

Todo era armonía en el Reino de los Pingüinos, siempre y cuando se aceptaran

sus reglas del juego. Las demás aves de la empresa sabían como debían obrar para que

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los pingüinos se sintieran cómodos y seguros. Pero un día las cosas empezaron a

cambiar en el Reino de los Pingüinos...

A los mayores les dio por recorrer otros lugares, donde conocieron unas aves muy

interesantes que les llamaron la atención por su capacidad gerencial, su experiencia y sus

realizaciones. “Estas aves no son pingüinos – pensaron los mayores - , pero quizá

podrían convertirse en pingüinos si las llevamos a nuestro país y las entrenamos a

nuestro acomodo... Con seguridad estas aves tan notables y extraordinarias podrán

adaptarse a la forma de vida del Reino de los Pingüinos, y con su talento contribuir a que

lleguemos aun más lejos. Nuestro clima es distinto – frío y desapacible -, y como nuestra

tierra no hay otra: helada y yerma. Pero si a pesar de las circunstancias, nosotros hemos

sido capaces de salir adelante, quizá estas aves también puedan prosperar. Si son tan

inteligentes como parecen, se acomodarán a nuestro clima y a nuestras costumbres”.

Y así fue como Pedro, el pavo

...

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