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Problemas y perspectivas de las universidades peruanas para aportar a la creación de cultura.


Enviado por   •  8 de Junio de 2016  •  Tarea  •  2.892 Palabras (12 Páginas)  •  440 Visitas

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Problemas y perspectivas de las universidades peruanas para aportar a la creación de cultura

(Antonio Mabres)

Resumen

Luego de analizar lo que él considera son los cinco problemas más importantes de la universidad peruana -bajo nivel académico, incertidumbre económica, escasa investigación de calidad, poquísimas relaciones de colaboración académica entre universidades, e inexistencia casi total de relación con el sector empresarial el autor de este artículo esboza algunas propuestas para encarar esos problemas. Establece antes las condiciones para que las universidades inicien un proceso de recuperación: disponibilidad de recursos económicos, creciente eficiencia y competitividad, y existencia de una buena legislación universitaria. Las soluciones que plantea incluyen la implementación de un sistema de acreditación, la supresión de la gratuidad indiscriminada, el fomento del acercamiento entre la empresa y la universidad, y la aplicación de una política que fomente el financiamiento y las donaciones para las universidades.

  1. Introducción

El fin de este informe es presentar algunas reflexiones sobre la situación actual de las universidades peruanas. A partir de tales, se esbozan algunas pautas para generar propuestas integrales de modificación de la legislación y la política universitaria en el Perú. Estas pautas están sólo enunciadas, pues la intención no es otra que la de facilitar puntos de partida para una discusión más profunda y prolongada. Antes de entrar en el tema, es necesario hacer algunas especificaciones. En primer lugar, debe entenderse que cualquier análisis de la situación de las universidades en nuestro país tiene que ejecutarse considerando la heterogeneidad que oculta el concepto de la universidad peruana. Es imposible hacer valoraciones generales, pues la situación de unas universidades respecto a otras es del todo dispar e, incluso, suelen existir marcadas diferencias entre facultades de una misma universidad.

Un segundo factor que debe tenerse en cuenta es que se está dando un profundo proceso de cambio en muchas universidades, especialmente en las nacionales. Este proceso resulta principalmente de las modificaciones que en su entorno económico y social ha experimentado el Perú en los últimos años; sin embargo, ya desde antes las universidades venían experimentando transformaciones que de alguna manera han favorecido su capacidad para adaptarse a la nueva situación del país. Lo más notable ha sido la desideologización de vastos sectores al interior de las universidades y el decidido respaldo de estos sectores a quienes propugnaban criterios de eficiencia en la gestión universitaria, al margen de su tendencia política. Así, aunque la lucha política por el poder no ha desaparecido, se plantea ahora lejana de los viejos esquemas. Los motivos recién expuestos hacen riesgoso aventurar diagnósticos demasiado rígidos y globales. En todo caso, es alentador el que algunas universidades hayan demostrado una notable capacidad de innovación y que la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) esté haciendo planteamientos novedosos, impensables hace unos años. Ello sugiere que se está superando paulatinamente la vieja mentalidad, caracterizada por esperar que las reformas se impongan desde fuera.

  1. Los problemas

 Las universidades peruanas enfrentan una problemática que, aunque común, se manifiesta en distintos grados y bajo distintas formas. No obstante, de manera simplificada podría decirse que esos problemas son cinco: bajo nivel académico -lo cual está asociado a la dificultad de los egresados para obtener trabajo-, incertidumbre económica, escasa investigación de calidad, poquísimas relaciones de colaboración académica entre universidades, e inexistencia casi total de relación con el sector empresarial. El problema más grave, evidentemente, es el del bajo nivel académico. En gran parte de las facultades los profesores están poco preparados y desmotivados, lo que se traduce en niveles bajos de exigencia al estudiante. En general, la universidad no hace otra cosa que arrastrar el lastre de la mala preparación impartida en la escuela secundaria. Por ello es frecuente escuchar quejas de los empleadores por el desempeño deficiente de los recién egresados; la dificultad para conseguir trabajo de muchos profesionales también responde a la mala preparación. Lógicamente hay excepciones: las ofertas de trabajo suelen ser para profesionales provenientes de ciertas universidades, lo que demuestra que ellas otorgan un mejor nivel de formación. La incertidumbre económica es el segundo problema que aqueja prácticamente a todas las universidades. La escasa disponibilidad de recursos lleva a tomar medidas negativas, sobre todo en las universidades particulares, como aumentar excesivamente el número de alumnos. También tiene efectos negativos la creación de los llamados Centros de Producción, los cuales suelen desviar a los profesores de la labor universitaria para dedicarse a actividades empresariales tendientes a generar recursos, casi siempre con poca eficacia. Esta incertidumbre a nivel institucional va unida a la escasísima retribución que reciben los profesores, lo que profundiza la dificultad para lograr niveles de calidad mínimos en la enseñanza.
Otro problema muy frecuente es que, además de hacerse muy poca investigación, ésta es de pobre calidad. Sin duda, en este tema se ha retrocedido en lugar de avanzar. Los recursos económicos que las universidades destinan a la labor de investigación de los docentes son ínfimos, y sobre todo, cada vez es más notoria la falta de capacidad. Es escaso el número de publicaciones o comunicaciones de nivel aceptable, y son contadas las universidades que realizan investigación con continuidad y resultados.

Cabe también mencionar la ausencia de relaciones de colaboración académica entre universidades. Este problema se reproduce a nivel de los docentes; es sintomática la poca colaboración científica entre colegas de la misma área que laboran en distintas universidades del país.

Finalmente, está el problema de la desconexión entre la universidad y la empresa, lo que afecta tanto la posibilidad de los graduados de insertarse rápidamente en el mercado laboral, como la necesidad del sector empresarial de contar con cuadros que se adapten prontamente a la labor productiva. El poco contacto que se establece se da casi siempre por relaciones particulares, las cuales no garantizan continuidad. Pese a sus evidentes necesidades, las empresas guardan todavía mucho escepticismo respecto la capacidad de las universidades de satisfacerlas.

  1. Los vínculos entre universidad y sociedad

 Antes de plantear algunas propuestas para enfrentar la problemática recién expuesta, conviene reflexionar acerca del vínculo entre la universidad y las necesidades de la sociedad peruana.

 Una primera interrogante que suele surgir en la discusión sobre este tema es si el número de universidades es excesivo o insuficiente. Sin embargo, debe notarse que la pregunta está formulada de manera tan abstracta que no admite respuesta. El problema no reside en que existan muchas universidades, sino en que sean de un escaso nivel. No tendría nada de malo que se creen nuevas universidades si han de tener la calidad necesaria; al contrario, deben ser bienvenidas. Pero si no van a satisfacer estándares mínimos de calidad, mejor es que no nazcan. Más relevante es la pregunta sobre si las universidades forman los profesionales que la sociedad necesita. Definitivamente, las universidades peruanas aún están lejos de ese objetivo, en alguna medida porque no tienen todavía un conocimiento adecuado de las necesidades del país. Debe evitarse un enfoque demasiado o exclusivamente teórico; es preciso formar para el trabajo, y para ello es conveniente fomentar más las prácticas pre profesionales y otras medidas encaminadas a la rápida inserción en el ámbito productivo. Deben además formarse profesionales que no estén sólo preparados para ser empleados, sino también capacitados para hacer empresa y generar trabajo. Sin embargo, ello no debe implicar que se ignore la necesidad de nuestra sociedad de contar con profesionales en áreas humanísticas y en las artes, carreras que por su incierta rentabilidad económica a veces son relegadas.

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