Qué hace a un líder?

¿Qué hace a un líder?

Por Daniel Goleman

Resumen

El texto detalla de los hallazgos del investigador Daniel Goleman, en relación a la inteligencia emocional después de realizar un estudio del tema entre casi 200 grandes empresas globales.

Goleman descubrió que la inteligencia, firmeza, determinación y visión son necesarias para el éxito, pero son insuficientes. Los líderes verdaderamente efectivos tienen un alto grado de inteligencia emocional, esto incluye:

• Autoconciencia

• Autorregulación

• Motivación

• Empatía

• Habilidades sociales

Goleman estableció relaciones directas entre inteligencia emocional y resultados empresariales cuantificables.

El articulo entrega las siguientes ideas centrales:

I. El coeficiente intelectual y las destrezas técnicas son importantes, pero la inteligencia emocional es la condición sine qua non del liderazgo.

II. La inteligencia emocional se puede aprender

III. Componente de la inteligencia emocional y discusión detallada sobre cómo reconocerla en líderes potenciales, cómo y por qué se relaciona con el desempeño.

Goleman y sus colegas examinaron la relación entre inteligencia emocional y desempeño eficaz, especialmente en los líderes, observaron cómo se manifiesta la inteligencia emocional en el trabajo.

Idea Central I: El coeficiente intelectual y las destrezas técnicas son importantes, pero la inteligencia emocional es la condición sine qua non del liderazgo

El análisis de los datos del estudio de Goleman arrojó que efectivamente el intelecto era un factor clave en el desempeño sobresaliente, y las habilidades cognitivas eran especialmente importantes. Cuando se calculó la proporción de destrezas técnicas, coeficiente intelectual e inteligencia emocional como ingredientes de un desempeño excelente, la inteligencia emocional resultó ser dos veces más importante que el resto para empleos a cualquier nivel.

El análisis reveló que la inteligencia emocional desempeña un papel cada vez más importante en los niveles superiores de la organización, donde las diferencias en destrezas técnicas son insignificantes. En otras palabras, cuanto más alto sea el puesto de un profesional estrella, más se podrá atribuir su eficacia a sus capacidades de inteligencia emocional. Cuando en los puestos superiores de liderazgo se comparó a los profesionales estrella con los promedios, casi el 90% de la diferencia en sus perfiles se podía atribuir a factores de inteligencia emocional, más que a habilidades cognitivas.

Otros investigadores como McCleland, han confirmado que la inteligencia emocional no sólo distingue a los líderes sobresalientes, sino que se puede relacionar con el alto desempeño. En un estudio de 1996 que realizó en una empresa global de alimentos y bebidas, detectó que cuando los ejecutivos más altos tenían una masa crítica de capacidades de inteligencia emocional, sus divisiones superaban los objetivos anuales. Mientras que los líderes de división que carecían de esa masa crítica no alcanzaban los objetivos en casi la misma proporción.

Idea Central II: La inteligencia emocional se puede aprender

Las personas nacen con ciertos niveles de cada uno de los componentes de la inteligencia emocional y también los adquieren como resultado de sus experiencias de vida, esto significa que la inteligencia emocional si aumenta con los años y en tanto las personas van madurando van adquiriendo mayores capacidades intelectuales en el ámbito emocional.

La inteligencia emocional nace principalmente en los neurotransmisores del sistema límbico del cerebro, aquí se controlan los sentimientos, estímulos e impulsos. Este sistema aprende mejor a través de la motivación, la práctica prolongada y la retroalimentación. En general los programas de entrenamiento que tratan de construir capacidades de liderazgo se centran en el neocortex que es que controla la capacidad analítica y técnica, esto podría incluso tener un impacto negativo en el desempeño de las personas.

Para mejorar la inteligencia emocional es necesario ayudar a las personas a romper con viejos hábitos de comportamiento y establecer otros nuevos, esto lleva tiempo y requiere un planteamiento personalizado. Las personas necesitan una motivación para cambiar, práctica y feedback de la empresa. Es necesario a veces que las personas tengan un monitor que los corrija las veces que sea necesario hasta que se logre adquirir la conducta deseada. Se debe ser persistente y practicar mucho. Utilizar de forma consciente hecho reales para practicar es también un buen método, a la vez que exponerse a situaciones que ponen a prueba la existencia de las habilidades presentes en la inteligencia emocional. Es importante subrayar que no se puede desarrollar la inteligencia emocional sin un deseo sincero y esfuerzo comprometido. Aprender a tener empatía por ejemplo no se aprende con un manual de instrucciones o un breve seminario, se debe interiorizar la conducta como una respuesta natural a las personas, eso requiere mucho tiempo y energía. Para convertirse en un verdadero líder es necesario desarrollar una alta inteligencia emocional.

Idea Central III: Componente de la inteligencia emocional y discusión detallada sobre cómo reconocerla en líderes potenciales, cómo y por qué se relaciona con el desempeño y de qué forma se puede aprender

Los componentes de la inteligencia emocional según Goleman se pueden agrupar en 2 grandes grupos: a) Destrezas de manejo de uno mismo: autoconciencia, auto regulación y motivación y b) Destrezas para manejar las relaciones con los demás: empatía y habilidades sociales.

La autoconciencia: es el ingrediente primordial de la inteligencia emocional, significa tener una profunda comprensión de las emociones, fortalezas, debilidades, necesidades y motivaciones propias. Las personas que poseen un fuerte grado de autoconciencia no son ni extremadamente críticas ni confiadas en exceso, son más bien honestas consigo mismas y con los demás, saben cómo sus sentimientos los afectan a ellos, a otras personas y a su desempeño en el trabajo. Comprenden sus valores y objetivos individuales.

Las personas autoconscientes son sinceras y capaces de autoevaluarse de manera realista, pueden hablar acertada y abiertamente sobre sus emociones y el impacto que tienen en su trabajo y tienen la capacidad de reírse de ellas mismas. Tienen autoconfianza, comprenden muy bien cuáles son sus limitaciones por lo tanto no se sobre exigen en el trabajo, saben cuándo pedir ayuda. Los riesgos que asumen

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