Reporte del Capítulo 3 del libro de Linda Darling-Hammond “El Derecho de Aprender”

Reporte del Capítulo 3 del libro de Linda Darling-Hammond “El Derecho de Aprender”

El aula se caracteriza por ser un ambiente de múltiples objetivos que a su vez traen múltiples actividades y puntos de consideración para ser cumplidos. Debe de cubrirse el primer objetivo, correspondiente a que los alumnos logren adquirir los conocimientos que se imparten, sin embargo también deben de cumplirse algunos otros como hacer que el niño mejore en aspectos no estrictamente académicos.

Para lograr lo anterior los medios no son homogéneos, sino que debe de tomarse en consideración la personalidad y características de cada uno de los alumnos. Esto crea obstáculos nuevos con cada día que se imparte cátedra, volviendo a la enseñanza una actividad mucho más compleja que lo que originalmente se piensa en el ambiente burocrático y de planeación ejecutiva del sistema educativo, en el cual se ve a la educación como un sistema con un objetivo sencillo y único. Esto se da en su mayoría por ignorar que las personas en su individualidad requieren distintos métodos de aprendizaje aún para aprender lo mismo.

Las políticas de educación de los gobiernos tienden a ser entonces grandes problemas para un sistema educativo, ya que ignoran que no es lo mismo el planear que ejecutar y la gran mayoría de las veces se toma en poca consideración el factor experto que tienen los maestros al conocer de primera mano las necesidades de sus alumnos. Así los políticos y los servidores públicos muchas veces establecen leyes, decretos y acuerdos encaminados a unificar el sistema educativo y a verlo de forma sencilla, sin embargo los maestros se sienten frustrados e inmovilizados para hacer lo que mejor saben hacer. Es como si de pronto los encargados de planear la educación fueran enemigos de quienes se encargan de impartirla, no porque no busquen lo mismo, sino porque lo ven desde aspectos distintos y pocas veces llegan a entenderse entre sí.

En las políticas existen dos vertientes que son las que principalmente crean la problemática entre la administración estatal y el profesorado; estas son la preparación y certificación de los maestros y los estándares que se deben de mantener para considerarlos aptos para el puesto, y en segundo lugar los temas y materias que deben de impartirse así como las maneras de impartirla.

El autor compara tres escuelas distritales en los años ochenta con tres planes distintos de estudio. La primera llevaba un programa que establecía qué temas debían tratarse en cada materia variando en la flexibilidad concedida a los profesores en cada una, la segunda establecía que los estudiantes debían superar pruebas específicas para demostrar que dominaban ciertas habilidades (no podían avanzar de una prueba a la siguiente sin dominar la habilidad anterior) y la tercera escuela llevaba unas libretas con los temas, planes de lecciones especificados y secuenciados y evaluaciones que se debían de hacer (dando a los maestros cero flexibilidad).

El autor hace hincapié en que al comparar y analizar las tres escuelas aprendió de boca de los maestros que las políticas no deben ser satanizadas, pues muchas veces son algo que ayuda y guía al profesorado a ser mejores en lo que hacen, sin embargo la mayor importancia en su experiencia con los maestros se la da a la idea de la flexibilidad como elemento al que los maestros le otorgan valor como a ninguna otra. Flexibilidad para lo que el autor llama “una enseñanza adaptada”, haciendo referencia a una enseñanza que conozca las necesidades de los alumnos en su individualidad y que le dé más valor a la uniformidad de conocimiento que a la uniformidad de reglas para llegar a él.

Continúa haciendo mención de que la mayoría de los maestros ven su trabajo como un arte y no como una ciencia, esto debido a que no existen reglas a seguir que puedan dar los mejores resultados; cada generación y cada salón crean un reto distinto que puede y debe ser afrontado por distintos métodos. Los maestros le dan mucho valor a la flexibilidad pues ésta es la forma en la que pueden hacer uso de su creatividad y de su juicio como maestros.

Otro elemento a considerar es la gran cantidad de alumnos que deben de atenderse al mismo tiempo, “no es como un médico o un doctor que tienen un cliente o paciente al mismo tiempo” -menciona uno de los maestros que cita el autor-, “si no eres capaz de realizar cinco cosas a la vez, mejor sería que abandonaras la clase, porque en ella tienes que tratar con un montón de variables al mismo tiempo”.

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