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Teatro Del Absurdo, Esperando A Godot


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2014  •  3.782 Palabras (16 Páginas)  •  716 Visitas

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La renovación del teatro en el siglo XX empieza con la farsa violenta y provocadora titulada Ubu, rey, del francés Alfred Jarry, muy valorada por los surrealistas; y continúa con dos autores fundamentales que marcan los caminos del teatro renovador posterior: Bertold Brecht y Antonin Artaud. El primero es el creador del llamado “teatro épico”, de fuerte contenido crítico y social, pero que también utiliza métodos de vanguardia para incitar a la reflexión. Artaud fue un director escénico que introduce numerosas novedades con su idea del teatro “total” o el “teatro de la crueldad”: valor secundario del texto; implicación del espectador en la obra.

Tras la II Guerra Mundial proseguirá la renovación de las formas dramáticas; y en ella ocupa un lugar destacado el “teatro del absurdo”, que nace en Francia en 1950 con una obra emblemática: La cantante calva de Ionesco y la inmediata de Beckett, Esperando a Godot. Por su concepción del mundo el “teatro del absurdo” se halla estrechamente emparentado con el pensamiento y la literatura existencialista de un Sartre o Camus, sin olvidar a precedentes como Pirandello o Kafka.

Los temas, tanto del existencialismo como del teatro del absurdo, son característicos: el hombre perdido en un mundo sin sentido; la angustia ante el tiempo, la muerte, la nada; el vacío, la soledad, la incomunicación; la vida entendida como una burla trágica.

(León. A, León. J & Romero. S. 1999. Literatura, Estilos en Dramaturgia. En Enciclopedia Autodidacta Estudiantil (1, 536) Colombia: Alfatemática.)

La obra responde plenamente a las características que definen el teatro del absurdo: puesto que este mundo carece de sentido, se trata de de hacer una representación absurda del absurdo que rodea al hombre.

Y esta forma de expresión se plasma en un doble plano: en las situaciones y en el lenguaje. Se presentan situaciones ilógicas, acciones incoherentes (juegos circenses, proyectos de suicidio, juegos con los zapatos, el árbol, el tirano y el esclavo), se mezcla lo grotesco y lo trágico, el humor y el escarnio, pausas y silencios constantes. A ello se añade un lenguaje igualmente absurdo, que debe mucho al surrealismo: frases sin sentido, preguntas inesperadas, preguntas sin respuesta, respuestas incongruentes, balbuceos, repeticiones penosas, monólogos incoherentes, banalidades inoportunas. Los diálogos de la obra (y, en general, de todas las del teatro del absurdo) se sirven de un lenguaje que parece desintegrarse, como si fuera un instrumento inservible para la comunicación o para explicar racionalmente el mundo.

(Aldana .L. 2002. Biografías de Autores. En Avance (4, 147) Colombia: IBALPE.)

Samuel Beckett (1906-1989) nació en Irlanda, estudió en el Trinity College de Dublín y escribió en inglés sus primeros libros, entre ellos la novela Murphy.

En 1938 se instaló en París, donde fijó su residencia definitiva. Comenzó a escribir en francés, idioma en el que escribió sus obras más importantes. En su trilogía narrativa, Molloy, Malone muere y El innombrable, presenta a unos personajes misteriosamente enfermos, que se explayan en monólogos desesperantes, y que vienen a encarnar la terrible soledad del hombre contemporáneo y su paradójica resistencia al oscuro destino de aniquilación que pesa sobre ellos.

Con su obra Esperando a Godot inició, en 1952, su andadura dentro del “teatro del absurdo”. La obra de Beckett fue rechazada en un principio, pero se ha convertido en una obra cumbre del teatro contemporáneo.

En los años siguientes Beckett se dedicó, especialmente al teatro, continuando la línea de su primera obra. Sus obras más destacadas son Fin de partida, Acto sin palabras, Los días felices, etc. En ellas vemos a personajes lamentables, seres amputados, lisiados, o enterrados hasta el cuello, que recuerdan su vida sin sentido, mientras esperan un final que no acaba de llegar.

Con una potente concentración metafórica, humorismo trágico y una gran sobriedad de medios expresivos, la obra de Beckett revela en su conjunto una imagen profundamente pesimista de la condición humana actual; en un estilo innovador, depurado. En 1969 se le concedió el Nobel de literatura.

En cuanto a la literatura de Camus podemos recapitular como base El mito, la afirmación de la vida, la lucha contra el absurdo y la peste, de la cual dice, “haya lugar para el sufrimiento de los inocentes”. (Camus. A. (1965). Obras completas. Teatro. México D.F.: Aguilar. p.24)

También cabe destacar que dentro de sus ideas principales se arraiga el hecho de que antes de atribuir a un dios la creación de un mundo como este, prefiere negar la existencia de toda divinidad. O más exactamente, la relación de cualquier divinidad con la existencia de los hombres.

Camus observa que existen hombres que rehúsan todo conocimiento o que, habiendo llegado a conocer el absurdo, se niegan a luchar contra él. No porque estén convencidos o porque se les convenza diciendo que el absurdo puede ser superado. Sino porque no quieren ese esfuerzo, no quieren seguir viviendo, día a día, minuto a minuto, este drama desgarrador entre la evidencia de la falta de sentido de la vida y la tensión del desprecio hacia quien impone tal absurdo. Porque Camus da al suicidio el único problema filosófico verdaderamente importante, una solución negativa. Pero los hombres de la negativa terminan suicidándose o acatando una doctrina que calme o dé la comodidad hasta que llegue la muerte.

Camus identifica la peste con los movimientos totalitarios de nuestra época, al final ya nos advierte que el bacilo de la peste no muere nunca y que bastan con que concurran en los hombres las circunstancias precisas (abandono de la lucha contra el absurdo, abandono de la actitud de rebeldía) para que la peste envié allí a morir a sus ratas. “La peste ha existido siempre” (Camus. A.. (1965). Obras completas. Teatro. México D.F.: Aguilar. P.26)

El régimen de la peste genera tres tipos de hombre: Primero, el de los apestados, que son los que voluntariamente se someten al amo y terminan encontrando en él su acomodo, este es el que más nos compete para el análisis de “Esperando a Godot”.

¿Qué es el Mito? El Mito es un esfuerzo supremo de la imaginación por abarcar una generalidad de cosas sin hacerse idea, es decir, sin dejar de producir imágenes. La imagen conserva los elementos accidentales de lo representado, su individualidad; la idea abstrae y pretende quedarse con la esencia. La idea está, en principio, fuera de la ambición del artista. El Mito quiere compendiar una porción de realidad o un haz de problemas, de manera que cada cosa o cada cuestión estén allí representadas en su totalidad e individualidad, en lo que los une y diversifica.

Albert

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