Tema: Tiempo, historia e historiografía.
Enviado por Ana2299 • 15 de Mayo de 2016 • Ensayo • 2.169 Palabras (9 Páginas) • 189 Visitas
Tiempo, historia e historiografía.
El tema del capítulo es principalmente el abordaje a un análisis detallado, principalmente a ese pasado que no duerme, que no descansa, como dice el capítulo, un pasado abierto inconcluso y que llega hasta nosotros y se nos vuelve presente. Este pasado está alimentado no solo de representaciones y discursos socialmente construidos, sino que también de vivencias y recuerdos personales. Las autoras lo definen como un "pasado actual" o mejor dicho, un pasado en proceso de "actualización" que interviene en lo que los sujetos y las comunidades puedan proyectar a futuro.
Ponen también en juego algunas preguntas que ayudan a entender mejor lo que detallan, como por ejemplo ¿cuál es el pasado cercano?, ¿Qué período de tiempo abarca?, ¿Cómo se define ese período?, ¿Qué tipo de vinculación diferencias tiene ese pasado con nuestro presente, en relación con otros pasados "más lejanos"?. Está claro que estas preguntas son en principio difíciles de responder, pero como dice Marc Bloch, al pasado hay que saber qué preguntas hacerle. Para las autoras, la forma correcta de responder estas interrogantes es usar la cronología como criterio para establecer la especificidad de la historia reciente, dejando de lado la idea de contar con una cronología propia para el pasado reciente, ya que para este punto carecen de acuerdos entre los historiadores, por ejemplo, las fechas de inicio y cierre porque establecer una frontera cronológica, ese pasado dejaría de parecernos "cercano".
Por otro lado, la cronología no siempre es la forma más adecuada para definir algunas particularidades de la historia reciente, ya que muchos historiadores concuerdan en que se sustenta en un régimen de historicidad particular con bases en diversas formas de coetaneidad entre pasado y presente. Aunque a veces es complicado para el historiador o para el protagonista ser objetivo con la historia, ya que uno se siente atravesado por los hechos que la componen y no puede dejar de verla desde un posicionamiento ideológico el cual es difícil de escapar, es lo que plantea Eric Hobsbawm cuando dice que la pasión ciega la historia. Como dice el texto que "existe un fuerte predominio de temas y problemas vinculados a procesos sociales considerados traumáticos: guerras, masacres, genocidios, dictaduras, crisis sociales" y otras situaciones extremas que amenazan el mantenimiento del lazo social y que son vividas por sus contemporáneos, tanto de manera individual como colectiva. El pasado reciente aparece también fuertemente en los historiadores como un proceso de institucionalización a raíz de los grandes acontecimientos que fueron marcando el siglo XX, como por ejemplo La primera guerra mundial, la Gran Depresión, La segunda guerra mundial, etc.
Otra pregunta que plantean las autoras es que si bien la historia reciente es un campo que tiene más de medio siglo de vida, por qué ahora, en los últimos tiempos, ha cobrado más vigor. Para respondernos, plantean la toma de conciencia como punto de partida para poder responder esa interrogante. Una toma de conciencia que tiene que ver con las guerras mundiales, el holocausto y los diversos genocidios a lo largo del siglo pasado y que la conciencia para esto se ha tomado recientemente. Es por esto la necesidad de comprender a este pasado cercano. Las preocupaciones, preguntas y fuentes para la creación de identidades individuales y colectivas se crean en relación con un pasado que debe ser recuperado, retenido y preservado. También marcan que esta preocupación por la historia reciente tiene que ver con las transformaciones que se dan en el campo intelectual en las últimas décadas, desde mediados de los años setenta y puntualmente, en los años ochenta. Dice el texto:
"En el caso de la historiografía, esta relativización de las certezas, que en su versión más extrema plantea el carácter ficcional de toda narrativa sobre el pasado, implicó la puesta en duda de formas globalizantes y estructuradas de aproximación a los procesos históricos".
Otras características fuertes de la historia reciente son la microhistoria y la historia política. La primera porque se centra en la historia de las estructuras y las duraciones, como plantea Braudel, las cuales facilitan la visión de los sucesos y acontecimientos para el estudio cercano, donde la presencia de los actores exige la utilización de nuevas herramientas de trabajo y donde la falta de distancia temporal indica la necesidad de un análisis en pequeña escala y una observación detallada. La historia política ha sido un factor ligado a la historia reciente, la cual permite la dimensión individual y colectiva de la sociedad y los elementos del análisis histórico, como también las representaciones y los imaginarios sociales.
Memoria
Otro de los temas que se tocan en el capítulo 1 es el término memoria. Según las autoras, puede conservar o retener ideas previamente adquiridas. La memoria afecta tanto a lo privado (modalidades individuales) como a la dimensión colectiva; es decir, "nos permite trazar un puente entre lo íntimo y lo colectivo", como dice Hugo Vezzetti, "cumplen una función preformativa de los recuerdos de los sujetos".
El acto de "hacer memoria", para las autoras, en cualquiera de sus formas, ya sea pública, privada, individual o colectiva, en las últimas décadas en las sociedades occidentales ha adquirido una fuerte relación prioritaria con la historia. Las autoras plantean que existen dos situaciones entre la historia y la memoria: un primer caso los que dicen que existe entre ambas una posición binaria; otra en la que la historia y la memoria son la misma cosa. Para el primer caso "se opone un saber historiográfico capturado por los preceptos positivistas de verdad y objetividad a una memoria fetichizada y acrítica". Para el segundo caso toman lo que dice LaCapra, quien sostiene que "Se entiende que la memoria es la esencia de la historia y, por lo tanto, se da por supuesta una historia ficcionalizada y mitificada". Con lo que las autoras concluyen diciendo que es posible (y deseable) superar estas posturas simplistas a partir del reconocimiento de que historia y memoria son dos formas de representación del pasado gobernadas por regímenes diferentes, pero que guardan una estrecha relación de interpelación mutua: mientras que la historia sostiene la veracidad, la memoria lo hace sobre una pretensión de fidelidad. La memoria puede ser muy útil para reconstruir ciertos datos del pasado a los cuales es imposible acceder a partir de otro tipo de fuentes.
Otra cita importante de las autoras con respecto a la memoria, es la que dice que "el historiador debe 'servirse' de la memoria sin necesariamente rendirse ante ella, debe guardar el respeto por esa singularidad intransferible de la experiencia vivida, pero no puede, sin embargo, entregarse completamente a ella".
Para finalizar con este sector del capítulo, hacen referencia a lo sucedido en el cono sur de América. Es importante destacar que la memoria, además de tener un significado a nivel mundial como símbolo (palabra), termina siendo un signo con una fuerte carga histórica para la mayoría de los países que sufrieron de dictaduras militares y en la actualidad esas dictaduras militares pasan a ser dictaduras económicas. La memoria nos acerca a lo que alguna vez fue el presente y hace que ese pasado cercano sea aun más cercano para nosotros; lo es para cada país, para cada familia y hasta para cada persona.
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