VIRTUDES DEL EDUCADOR
Enviado por morza132 • 24 de Febrero de 2014 • 2.421 Palabras (10 Páginas) • 708 Visitas
Traducción de Edmundo Morales Galindo
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Virtudes del educador
Paulo Freire
Traducción de Edmundo Morales Galindo
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Contenido
Presentación ........................................................................................................................................ 3
Virtudes del educador ......................................................................................................................... 4
Discurso y práctica .......................................................................................................................... 4
Palabra y silencio ............................................................................................................................ 5
Subjetividad / objetividad ............................................................................................................... 6
Aquí y allá ........................................................................................................................................ 7
Espontaneísmo/manipulación ........................................................................................................ 7
Teoría y práctica .............................................................................................................................. 8
Paciencia/impaciencia ..................................................................................................................... 8
Texto y contexto .............................................................................................................................. 9
Carta abierta a educadores y educadoras ......................................................................................... 10
Traducción de Edmundo Morales Galindo
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Presentación
Esta publicación presenta dos textos de Paulo Freire en que el autor expone su visión sobre las cualidades y virtudes necesarias en el educador.
El primero, es fruto de un pronunciamiento verbal de Freire el 21 de junio de 1985, en la Reunión Preparatoria de la III Asamblea Mundial de Educación de Adultos, promovida por la CEAAL (Consejo de Educación de Adultos de América Latina). Por eso, un lector atento notara la presencia de marcas de oralidad que no aparecen en textos escritos directamente.
El segundo texto fue escrito por Paulo Freire su uso en la Campaña de la Fraternidad promovida por CNBB (Conferencia Nacional de Obispos de Brasil) en el año de 1982.
Unimos estos dos textos en razón de su temática. Temática que desde nuestro punto de vista, interesa a todos los involucrados con la práctica cotidiana de la educación.
VEREDA – Centro de Estudios en Educación.
Traducción de Edmundo Morales Galindo
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Virtudes del educador
Me gustaría hablar sobre un asunto, que como educador me preocupa muchos. Es sobre lo que acostumbro llamar “Reflexión crítica sobre las virtudes de la educadora o del educador”.
Estas virtudes no pueden ser vistas como algo con lo cual algunas personas nacen o un presente que unas reciben, sino como una forma de ser, de encarar, de comportarse, de comprender todo lo que se crea a través de la práctica, de la búsqueda de la transformación de la sociedad.
No son cualidades abstractas, que existen independientemente de nosotros, al contrario, que nos crean (y no individualmente).
Las virtudes de las cuales voy a hablar no son virtudes de cualquier educador, sino de los que están comprometidos con la transformación de la sociedad injusta y la creación de una sociedad menos injusta.
Discurso y práctica
1. Ser coherente entre lo que se dice y lo que se hace.
La primera virtud o cualidad que me gustaría destacar es la virtud de la coherencia. Coherencia entre el discurso que se habla y que anuncia una opción y una práctica que deveria estár confirmando este discurso.
Esta virtud enfatiza la necesidad de disminuir la distancia entre el discurso y la práctica. Y esto no es fácil de conseguir.
Cuando me refiero a esta virtud, a nivel de la lucha política, digo que es preciso disminuir la distancia entre el discurso del candidato y la práctica del electo, de tal manera que en algún momento la práctica sea el discurso y el discurso sea la práctica.
Obviamente que en esta búsqueda de coherencia, es necesario señalar en primer lugar, que no es posible alcanzar la coherencia total, absoluta, y en segundo lugar que si tal coherencia absoluta existiese sería aburrida.
Imaginen ustedes, a alguien que viviese de tal manera la coherencia que no tiene la posibilidad de comprender lo que es ser coherente, porque solamente es coherente!
Se necesita ser incoherente para transformarse en coherente.
Hay sin duda, un mínimo tolerado de incoherencia.
Traducción de Edmundo Morales Galindo
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Mas yo no puedo proclamar mi opción por una sociedad más justa, participativa, y al mismo tiempo, despreciar a un alumno que hace una crítica de mí en cuanto profesor.
No es posible hacer un discurso sobre liberación y revelar un comportamiento cargado de una profunda desconfianza de los grupos populares.
Palabra y silencio
2. Saber trabajar la tensión entre la palabra y el silencia.
Otra virtud que emerge de la experiencia es la virtud de aprender a lidiar con la tensión entre la palabra y el silencia. Esta es una gran virtud que nosotros, los educadores debemos crear.
¿Qué estoy pretendiendo decir con esto?
Se trata de trabajar la tensión permanente que se crea entre el educador y el silencio del educando, entre la palabra de los educandos y el silencio del educador.
Si alguien, como educador, no resuelve bien esta tensión puede ser que su palabra termine por sugerir un silencio permanente en los educandos.
Si no se escucha a los educandos y no me expongo a la palabra de ellos, termino discursando “para” ellos. Hablar y discursar “para” termina siempre en hablar “sobre”, que necesariamente significa “contra”.
Vivir esta experiencia de tensión de la palabra y el silencio no es fácil. Exige mucho de nosotros.
Tenemos que aprender unas cuestiones básicas, como estas, por ejemplo: no existe pregunta tonta, ni respuesta definitiva.
La necesidad de preguntar es parte de la naturaleza del hombre. El orden animal fue dominando el mundo y haciéndose hombre y mujer sobre el ejercicio de preguntar y preguntarse.
Es preciso que el educador estimule a los educandos el gusto por la pregunta y el respeto a la pregunta.
En los seminarios de educación popular, uno de los temas introductorios fundamentales
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