Yo y la eutanasia
Enviado por Rene Martinez • 15 de Junio de 2017 • Ensayo • 2.423 Palabras (10 Páginas) • 238 Visitas
INTRODUCCION
La muerte es algo inherente a nosotros, sin embargo, es un hecho que nos ha preocupado a la humanidad desde sus orígenes, pero hoy en día ha cobrado una especial relevancia, no solo en México sino en todo el mundo, por el matiz que le da la muerte asistida, es decir, la eutanasia.
Eutanasia es un término que si bien en nuestra sociedad ha tenido una carga emotiva de tipo negativa, paradójicamente proveniente de las voces griegas eu (bueno) y thànatos (muerte), esto es, hace alusión a una muerte buena o un bien morir. A pesar de ello, este bien morir ha llegado a interpretarse y satanizarse como homicidio, tocando fibras muy sensibles para los puntos de vista religiosos, morales y penales.
Sera que la eutanasia sea un acto de inmoralidad, tiene un impacto grande ante las sociedad, que a mi punto de vista, considero que los seres humanos no estamos preparados para la muerte.
En este ensayo veremos que tanto se considera a la eutanasia como un bien morir y si en verdad se lleva a cabo como tal.
Entonces veremos que será y va ser siempre un debate social en cual intervienen muchos factores como, lo religioso, lo moral y la bioética
EUTANASIA
Para los mexicas tenían un claro sentido de vida basado en las dualidades de orden natural, y que de acuerdo a los estudios realizados en torno a nuestras raíces, nuestra cultura aceptaba que morir formaba parte del orden cósmico.
Desde mi perspectiva la práctica espiritual de nuestros antecesores, es un ejemplo real que permite comprender el ciclo continuo e inevitable de la vida. En éste ciclo se entiende que la muerte es fundamental para lograr el renacimiento, ésta renovación ofrecía la posibilidad de trascender, sus simbolismos les proporcionaban tranquilidad y firmeza ante las circunstancias del que esperaba la propia muerte en sacrificio, del agonizante y de aquellas personas que acompañan a sus difuntos. Si bien se dice que “como se vive se muere”, nuestros antepasados vivían de acuerdo a un claro orden natural, por lo que aceptaban la vida y aceptaban la muerte de la misma manera, visualizaban que cada persona tenía un deber y un destino elegido por sus dioses, pareciera que tenían una clara visión de sentido de vida que vivían agradecidos y ofrecían su propia sangre.
Al morir, el mexica creía que su alma viajaría a otros mundos en donde le esperaba una nueva misión al servicio del Dios que lo eligió. Actualmente contamos con una diversidad cultural influida mayoritariamente por las interrelaciones occidentales, y como consecuencia de ello, los simbolismos de la cultura mexica han ido transformándose de manera que se han adecuado a las realidades de la época, creando nuevas estructuras y significados. Estas ideas, principalmente con tradición judeocristiana, consideran un paraíso y una vida eterna en el más allá dependiendo de la actuación individual en vida, intentando dar una conjetura sobre lo que nos depara después de morir, sin embargo, el tema de la muerte continua evadiéndose, ya que se sigue negando, prohibiendo y ocultando todo lo relacionado con ella, como por ejemplo la conspiración del silencio ante una enfermedad o la apatía y hasta el insulto percibido por las personas al mencionar la posibilidad del fallecimiento.
Si se entendiera que morir no tiene lugar dentro de la existencia, entonces el ser humano se privaría de éste derecho y de poder de elaborar un proceso de duelo normal, si se creyera que la muerte es un enemigo, al cual se debiera enfrentar interfiriendo en ella a pesar de todo y sin importar la calidad de ésta, entonces se dificultaría la aceptación y la adecuada elaboración del duelo.
El nublado conocimiento de nuestro destino, produciría una sensación de vacío y soledad, en donde morir supondría vergüenza, castigo e indignación, y que además generaría angustia ante la posibilidad de desaparecer de manera terrena y trascendental.
El ser humano continuará la búsqueda de creencias y de un sentido de vida, que en precisas circunstancias, serán útiles para sobrellevar en vida en diversos escenarios.
En relación a lo anterior, durante la práctica tanatología debemos reconocer en cada individuo el deseo de trascendencia; en segundo lugar debemos aceptar que las prácticas espirituales o religiosas conforman ese sostén que brinda la fuerza necesaria para afrontar el presente y que, al mismo tiempo permiten experimentar esperanza y aceptación de la propia finitud; y en tercer lugar, se marca el compromiso de llevar a cabo una escucha activa, que implique el compromiso situar en determinados momentos a un lado los propios prejuicios ante las creencias ajenas y las opiniones sobre las propias.
Es una obligación acompañar a la persona ante su angustia, para que en ese mismo espacio se permita encontrar un nuevo sentido ante la pérdida, el cual será necesario en el momento que así lo requiera. Si el interés está dirigido a ésta práctica, es importante trabajar primero en sí mismos, haciendo conciencia de nuestra finitud y dar el primer paso para reconocer nuestras angustias ante la propia muerte y ante la muerte de un ser querido, para poder elaborar el proceso duelo en los momentos que lleguen a presentarse. Debemos encontrar el propio sentido de vida, para la aceptación de la transición en el ciclo natural de la vida.
Cada uno de nosotros manejamos una realidad diferente y ésta visión forma parte de nuestro ser, es imperativo encontrar el propio sentido y dejar “ser”.
La muerte es, finalmente, inevitable. Todos los seres humanos somos mortales y, a partir de cierta edad, todos lo sabemos, aunque muchos prefieren ignorarlos.
La muerte aparece en el mundo biológico al mismo tiempo que la reproducción sexual y, dese un punto de vista evolutivo, parece ser consecuencia de ella, porque cuando un ser vivo pierde la capacidad de dejar descendencia, también cesa de tener relevancia en el proceso evolutivo. La universalidad de la muerte nos irrita y hasta nos confunde porque en verdad no estamos preparados para ello. Llamamos muerte a la pérdida total e irreversible de la integralidad de un ser vivo.
El argumento poderoso a favor de la eutanasia, es permitir al paciente poner término a sufrimientos necesarios y degradantes que no le permiten llevar una muerte digna, sino de dolor y agonía, situación que atentaría contra el libre desarrollo de su personalidad y su dignidad como persona humana, evitando así ser sometido a una encarnizamiento terapéutico, ante los avances de la ciencia médica, y el deseo de los médicos de mantener con vida a un ser sin esperanzas de recuperación. De esta manera, es como surge la necesidad de legalizar la eutanasia a efectos de aprobar el ejercicio de una muerte digna, bajo condiciones estrictas que impidan su abuso.
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