¿que Es Un Niño?
Enviado por alag • 18 de Enero de 2014 • 2.173 Palabras (9 Páginas) • 239 Visitas
¿Qué es un niño? Si una persona de corta edad lleva la vida de un adulto, trabaja y pasa sus ratos libres con adultos, y es considerado como igual por los adultos, ¿se le puede llamar a esa persona “niño”? La infancia como construcción sociopolítica se puede apreciar con claridad al analizar los discursos oficiales y al examinar la producción gráfica e histórica. La edad —como categoría de análisis histórico— está ocupando un lugar importante junto con las ya establecidas categorías de raza, clase y género en la historiografía reciente. Una cosa es escribir una historia de temas infantiles y otra es entender la cultura infantil como parte de la construcción de una sociedad, grupo social o formación de una generación. Ser niño es un concepto que cambia según el contexto histórico y social, y muchas veces es un concepto sujeto a las ideas del Estado. En los últimos años, diversos historiadores en América Latina han prestado mayor atención a la infancia como sede de numerosos proyectos nacionalistas; algunos historiadores del arte han examinado la forma en la cual la infancia fue construida durante el periodo colonial al estudiar los retratos de “familias de bien”, temática particularmente debatida por la presencia de niños en las pinturas de castas del siglo xViii. colonial y la comparación de ésta con las representaciones de los niños en el arte son ejemplos de la subjetividad que rodea la categoría infancia. Sin embargo, un legado de la representación infantil durante la Colonia, es la proliferación de “santos niños” que aún son para los fieles una fuente de poder que se sustenta en la pureza infantil y en la distancia que la niñez ocupa frente a los trastornos.
La realidad vivida por los niños durante la época que sufren los adultos, un poder que corresponde de manera preponderante a su corta edad. En este importante y premiado libro que examina los cambios por los que atravesó el concepto de niñez en México durante las décadas finales del siglo xix hasta la década de 1920, Alberto del Castillo Troncoso plantea que la niñez es una categoría social construida por las miradas médica y pedagógica y divulgada por la prensa. En esta historia, los protagonistas son los oficiales y los intelectuales del día, así como los reporters, quienes fueron los responsables de consolidar el conocimiento sobre el niño dentro de un contexto positivista para brindarle un espacio social propio al infante. A la vez, las imágenes de los niños reproducidas en la prensa y en diversas revistas ilustradas sirvieron como un texto para los lectores-receptores. Del Castillo identifica los cambios, aunque desnivelados, en las representaciones de la infancia durante el periodo de su estudio. Durante el último cuarto del siglo xix, se le relacionó con la inocencia, pero al iniciar la fase armada de la Revolución Mexicana, el niño se convirtió en una metáfora de la Revolución, un ser militarizado y politizado.
A partir de un cuidadoso análisis del contexto visual y académico de la época, Alberto del Castillo logra desentrañar de qué manera se desarrolló y transformó el concepto de niñez. Pero lo más importante es la forma en que el autor establece el enorme peso de la subjetividad en el concepto de “niño”. Por ejemplo, durante el transcurso del siglo xix, algunos oficiales definieron al “niño” por sus rasgos biológicos, mientras que otros le dieron más peso a la capacidad mental o psicológica para establecer un estado infantil (p. 66, 74). Lo importante de este libro no es que marque un momento histórico que se distancie dramáticamente de otros sino el énfasis en la continuidad y la fluidez del proceso mediante el cual la niñez —asociada con la idea de ciudadanos— irrumpió en la esfera pública. Alberto del Castillo organizó su estudio en dos secciones de acuerdo con las miradas que contribuyeron a la construcción de la infancia. En la primera parte, demuestra que el triunfo del liberalismo durante el siglo xix, en conjunto con la influencia extranjera dentro de los campos científicos, dio lugar a una profesionalización de los estudios sobre la infancia, y que ocuparon un lugar preponderante los estudios biológicos y pedagógicos. Como ha demostrado la historiadora Ann S. Blum, con el desarrollo de los programas de asistencia y beneficencia infantil establecidos durante el porfiriato y que continuaron hasta mediados del siglo xx, en los que se ubicó al niño sano y su cuidado dentro de la política de “gobernar es poblar”. Los especialistas que surgieron de ese ambiente positivista emplearon la fotografía y el lenguaje científico para construir la idea del niño “normal” en la esfera pública. En la segunda parte del libro, Alberto del Castillo revela la importancia que tuvo el nuevo lenguaje gráfico dentro de la prensa y examina las imágenes que de niños y niñas circulaban en los principales periódicos y revistas ilustradas. El autor demuestra con claridad el poder de persuasión de la imagen; ésta no sólo reflejaba los valores de la sociedad, también ayudaba a concretarlos por la incesante repetición de códigos sociales que invadían las portadas y las páginas de las publicaciones. Del Castillo toma el análisis de la imagen como el eje principal de su estudio. para diversos historiadores y críticos literarios, con la notable excepción de la historiadora Deborah poole, ha sido relegada a la mera ilustración descriptiva. De manera muy particular, la imagen del niño ha servido en la mayor parte de los casos, como “detalle estético” o “toque ilustrativo” dentro de un discurso textual. Sin embargo, Del Castillo deja que la imagen tome prioridad. Tomando como punto de partida las investigaciones de Roland Barthes y Susan Sontag, el autor analiza el uso de la fotografía y de la imagen gráfica tanto en su contenido como en su contexto, para con ello iluminar la subjetividad de la imagen y su poder como medio de comunicación. por ejemplo, en el examen que Del Castillo realiza de la publicidad de artículos para la salud que aparecieron en los periódicos de finales del siglo xix en la ciudad de México, subraya el énfasis que dicha publicidad otorgaba a la familia integrada por padre, madre e hijo, siendo que el niño era esta profesionalización coincidió la imagen representado como el núcleo de la familia, y el lector-receptor entonces podía apreciar cuál requería ser o era el papel del niño en el interior de la misma.
El autor concentra su estudio a la ciudad de México, debido a la proliferación y preponderancia que los diferentes medios masivos de comunicación tuvieron en la capital y que circulaban entre los diversos sectores sociales que la habitaban. Del Castillo también toma en consideración que el público lector-receptor estaba integrado
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