¿Cómo Ha Influenciado La Modernidad En La Perdida De Los Espacios Comunitarios?
Enviado por valecalavera • 5 de Octubre de 2013 • 1.861 Palabras (8 Páginas) • 406 Visitas
¿Cómo ha influenciado la modernidad en la perdida de los espacios comunitarios?
Posterior a los procesos de dictaduras Latinoamericanas en las décadas 70-80, la desintegración de las comunidades fue inminente. En Chile específicamente, se vivió una de las más crudas, lo que se vio reflejado en la desaparición de los movimientos sociales, la penalización de la libre asociación entre personas, la intención de los autócratas de borrar todo tipo de memoria colectiva, la segregación socio-espacial dentro de los territorios y la implementación de un nuevo sistema económico de mercado que, entre otras cosas, agudizó la polaridad entre ricos y pobres. Estos factores mencionados, son el motivo de que en la actualidad se hayan perdido de la conciencia los conceptos de comunidad, participación y organización, así como los espacios de intercambio a favor de la solidaridad y se encuentren desplazados por aspectos individualistas propios del nuevo sistema neoliberal. Este contexto, hace necesaria nuestra presencia, de trabajadores (as) sociales, por que se vincula específicamente con los desafíos que se presentan dentro del trabajo social comunitario, “ya que supone hacer presente los valores de participación, solidaridad y convivencia, ayudando como profesional a la toma de conciencia de uno mismo y de su entorno” (Lilli, Roselló, 2004, p.20).
La construcción edificas de las ciudades de nuestro País, están influenciadas por el nuevo sistema neoliberal, se hace mucho más notoria la exclusión y la tendencia separatista. Estas ciudades neoliberales, han jugado un rol importante dentro de la sociedad, motivo de que la ocupación de espacios de encuentro anteriormente utilizados por la mayor parte de la comunidad, se encuentran marcados por significaciones negativas, es decir, la calle como lugar de encuentro e interacción entre vecinos de un mismo barrio, en la actualidad es concebida dentro del imaginario social como antro de delincuencia y drogadicción. . A sido tal el punto en que el sistema social, económico y cultural del capitalismo se ha entrometido en las vidas de los individuos que hoy en definiciones actuales, postmodernas, es posible concebir el término de comunidad, sin el componente territorial, bien lo sabemos. En palabras de Bauman modernidad líquida (Gonzales, 2007, p.179). En la actualidad se concibe la idea de comunidades globales, que se relacionan mediante canales de comunicaciones e intercambios globalizados, como el internet. Tal como señala B. Sawaia (1999) “El debilitamiento de las fronteras clásicas de comunicación entre seres humanos, junto con la apreciación de nuevas organizaciones fundamentalistas, imponen la revisión del concepto de comunidad (…)” (citado en Krause, 2001, p.58).
Estas nuevas formas de comunicación influyen en la pérdida de contacto con los otros, en la agudización de la desaparición del sentido de pertenencia por lo local, es una contante que lleva a plantearse el cuestionamiento; ¿Hacia dónde llegaremos si se pierde el valor absoluto de pertenencia por el territorio? Lo global hace mucho tiempo desterró a lo local, lo que asienta como una gran amenaza tanto para los vínculos y relaciones sociales, como para la protección y conservación de las especies y recursos naturales.
A todos estos antecedentes mencionados, hay que sumar la segregación social que se va dando producto de la postmodernidad y los diferentes tipos de pobrezas que se van creando, como las de exclusión, por retraso, o situación de vulnerabilidad producto de los nuevos empleos de empresas retail. Los barrios donde se aglomeran las personas alcanzadas por los diferentes tipos de pobreza, llevó a la construcción de símbolos propios de personas pertenecientes a esta condición socioeconómica, como por ejemplo: el lenguaje. A lo que Lewis, denominó “subcultura de la pobreza”, (citado en Bengoa, 1996, p.90).
Ante lo expuesto en párrafos anteriores, es difícil imaginarse que los espacios de intercambio dentro y entre las poblaciones y barrios no se hayan ido debilitando con el pasar de los años. Sin embargo y a pesar del gran pesimismo que existe por parte de diversos autores con respecto a la consolidación de la comunidad, por el gran poder que se le atribuyen a las fuerzas globalizadoras, como es en el caso de Bauman (2007). Continúan existiendo grupos de personas que aún creen en la comunidad como concepción tradicional y resisten ante el desatado poder de la globalización y del mercado empresarial. Dentro de los espacios rurales, pero también aunque en menor grado, dentro de los espacios urbanos. Por lo tanto, la recuperación de los espacios, de la calle, de la junta vecinal, de los espacios de áreas verdes, y la recuperación del sentido de pertenencia de los espacios locales, se plantea como una buena alternativa, si nos situamos desde la idea que la comunidad es entendida cómo:
“(…) sus habitantes no son un conglomerado o una masa, sino personas y grupos que se interrelacionan; poseen número de valores y se identifican como pertenecientes a la misma entidad. Esto no significa que no existan divergencias y conflictos en su interior o que sus habitantes no tengan interés, obediencias, sentimientos que les liguen a conjuntos más amplios o reducidos. Significa que hay un tejido social suficientemente tupido e identificable que aporta a los individuos una buena parte de los recursos de su vida común.” (Lillo/Roselló, 2004, p.83-84)
Como estrategia para fomentar con ello, la organización, participación, relaciones de reciprocidad, solidaridad y la búsqueda de nueves practicas de económicas, entre las personas.
Para generar participación se hace necesario volver a encantar el espacio de reunión en las calles, encantar nuevamente lo que es público, cambiar positivamente las concepciones respectos a esos espacios, y reclamarlos. Rescatar lo que nos une, rescatar por sobre todo nuestro rol de poblador que comparte vivencias, experiencias, que se reconoce en otro y que cohabita en un sector territorial. El recuperar los espacios perdidos, se hace una necesidad para reconocernos y sentirnos pertenecientes
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