Educar Para La Resilencia
Enviado por daniella_017 • 29 de Noviembre de 2013 • 4.071 Palabras (17 Páginas) • 324 Visitas
EDUCAR PARA LA RESILIENCIA:
UN CAMBIO DE MIRADA EN LA PREVENCIÓN DE
SITUACIONES DE RIESGO SOCIAL
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VICTORIA MUÑOZ GARRIDO
Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación
Universidad Complutense de Madrid
FRANCISCO DE PEDRO SOTELO
Doctor en Pedagogía
Universidad de Alcalá de Henares
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Introducción
La mayoría de los niños encuentran en su entorno familiar y en los contextos en
los que viven, las condiciones de protección y los modelos que necesitan para
desarrollarse. Sin embargo, en algunos casos no reciben la atención necesaria por parte
de las personas encargadas de su cuidado. En estas situaciones, el desarrollo evolutivo
no se produce adecuadamente, afectando esto tanto a su competencia y adaptación
social, como a los aprendizajes escolares
A este respecto, está tomando posiciones el término emergente “resiliencia”
procedente de diferentes campos como la psicología, salud mental, sociología,
pedagogía, etc. como una realidad llena de interrogantes, situada en la trayectoria vital
de los seres humanos, que habiendo pasado por situaciones traumáticas de duración e
intensidad considerables, han salido airosos de estas agresiones, y no sólo eso, de estos
envites y avatares salen reforzados en cuanto a su maduración y desarrollo. Así pues, la
resiliencia se nos presenta como una nueva forma de prevención, como una nueva forma
de mirar buscando luz entre tantas sombras.
Los centros educativos son los lugares propios de socialización de los niños, y es
en ellos donde manifiestan con más claridad sus dificultades en las tareas y
competencias de cada una de las etapas evolutivas. Los profesionales cumplen un papel
importante en la prevención, detección e intervención, cuando alguno de nuestros niños
está sufriendo una situación de riesgo o se están vulnerando sus derechos desde
cualquiera de los contextos donde vive. Por otra parte, tienen un compromiso con el
bienestar infantil que les obliga a tomar postura activa en aquellos casos en los que los
niños están siendo víctimas de situaciones de desprotección, o no están siendo
satisfechas de forma adecuada sus necesidades básicas, y a notificar estas situaciones
para poner en marcha las actuaciones de protección oportunas. Pero además, su
contribución a la educación en la resiliencia es decisiva e imprescindible. Sobre esto
vamos a reflexionar en este artículo.
El desarrollo (maduración + aprendizaje) de cada niño viene determinado por
sus propias características y por las transacciones que se producen entre los distintos
sistemas relacionales en los que se encuentra. Algunos niños y adolescentes encuentran
dificultades severas, debido a un cúmulo de circunstancias, que perjudican su normal
desarrollo cognitivo, físico, emocional y/o social, al vivir inmersos en situaciones de
pobreza cultural, moral, afectiva y/o material. Si estos problemas son debidos a la poca
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o mala atención que se le presta desde la familia, la escuela, la sociedad o la cultura en
la que vive, estaríamos hablando del maltrato infantil.
Uno de los trabajos considerado como el motor de la concienciación de la
sociedad en relación a su existencia, fue el realizado por Kempe et al. (1962), fecha en
la que publica “El síndrome del niño golpeado” (“Debatered Child Syndrome”) cuya
verdadera aportación no es su “descubrimiento”, sino la presentación social del
problema con la denominación de maltrato.
A partir de los años 70, las investigaciones sobre este tema han tenido una
relevancia psicosocial cada vez mayor y han hecho posible que la sociedad asuma que el
maltrato infantil es un fenómeno social y que sea reconocido en el interior de un
contexto comunitario, para que se pusieran en marcha medidas de protección a la
infancia.
Maltrato infantil y adolescente
Es complicado dar una definición de maltrato infantil aceptada por todos los
profesionales relacionados con la infancia, aunque existen definiciones consensuadas
según las diversas perspectivas desde las que se entiende el maltrato: legal, sanitaria,
sociológica, psicológica o desde el trabajo social.
Maltratar a un niño o un adolescente es no satisfacer sus necesidades
adecuadamente no ofreciéndoles las condiciones básicas que garanticen su bienestar y
posibiliten su desarrollo óptimo de acuerdo a su etapa evolutiva. Consideramos el
maltrato infantil como toda acción, omisión o trato negligente no accidental que prive al
niño de sus derechos y bienestar que amenacen o interfieran su ordenado desarrollo
físico, psíquico y/o social cuyos autores pueden ser personas, asociaciones y la propia
sociedad.
Hemos de precisar al definir el maltrato que no podemos dejar de tener en cuenta
la perspectiva evolutiva, la presencia de factores de vulnerabilidad en el niño y la
existencia de daño real o potencial.
Si conocemos los factores de riesgo del fenómeno del maltrato, podemos por un
lado prevenir o paliar las consecuencias de su aparición, pero también dispondremos de
criterios que nos den pistas sobre la forma de intervención que resulte más eficaz y
menos traumatiza para el menor y en la mayoría de los casos también a su familia que,
por lo general, presenta una dinámica interna en deterioro y necesita intervención para
reconducir la situación problemática en la línea que apunta Belsky (1980) desde todos
los sistemas en los que el niño se encuentra.
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Tipologías de maltrato
- Maltrato o abuso físico:
Se considera maltrato físico, cualquier acción no accidental por parte de los
padres o cuidadores que provoque daño físico o enfermedad en el niño o le coloque en
grave riesgo de padecerlo. Se incluyen aquí todos los daños resultantes de castigos
físicos severos y agresiones deliberadas con instrumentos o sin ellos. El maltrato físico
se puede producir a través de golpes aplicados a niños con violencia, con la intención de
disciplinarlos o educarlos. En casos extremos el agresor puede producir lesiones físicas
que causan la muerte (De Paúl, 1996).
- Negligencia o abandono físico:
Se considera toda situación en la que las necesidades físicas básicas del menor
no son atendidas temporal o permanentemente por ningún miembro adulto del grupo en
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