El Valor De Educar

INTRODUCCIÓN

Fernando Savater nació el 21 de junio de 1947 en San Sebastián (España), inminente catedrático de Filosofía. Este autor argumenta el arte de enseñar a ser maestro, plantea numerosas cuestiones que en un futuro deberemos planteárnoslas los que hoy estudiamos magisterio independientemente de la materia.

DESARROLLO

Fernando Savater hace referencia de como en tiempos anteriores la educación cumplía con los objetivos sociales que tenía asignados, lo que en la actualidad no se sabe qué finalidad debe cumplir y hacia donde orientar efectivamente sus acciones; lo cual considera necesario hacer uso de la filosofía a favor del pensamiento para hacernos intelectualmente dignos de nuestras perplejidades como única vía para empezar a superarlas. Acerca de educar reseña que es creer en la perfectibilidad humana en la capacidad innata de aprender y en el deseo de saber que la anima, en que hay cosas (símbolos, técnicas, valores, memorias, hechos..) que pueden ser sabidos y que merecen serlo en que los hombres podemos mejorarlos unos a otros por medio de conocimiento siempre y cuando se tenga el optimismo para estudiar a ejercerla.

En particular para Fernando Savater el valor de educar tiene un doble sentido de la palabra <<valor>>: que es valiosa y valida pero también que es un acto de coraje, un paso al frente de la valentía humana. Por tanto la profesión del maestro está sujeta a múltiples sentimientos que se dan a causa de una sociedad exigente pero desorientada, cobrando importancia en el mundo de hoy, por las profundas crisis y transformaciones que enfrentan los seres humanos en la sociedad. En la medida en que compartimos todos lo que somos y nos brindamos al otro y a lo otro, inauguramos el reino de lo humano y dejamos emerger lo realmente sapiens sapiens. Evolución y voluntad le imponen límites a la demencia humana y abren el espacio de la sapiencia, urdida de cuidado, armonización, solidaridad, compasión y, también, racionalidad.

Precisamente los valores son elaboraciones mentales para identificar y expresar cualidades propias de los seres humanos, son motores de la conducta, las persona y los colectivos; examina el papel de los valores y establecer que estos son el elemento regulador y unificador de las normas que tienen una función estabilizadora de la estructura social y repercusiones en los fines de los colectivos; posibilita la adaptación de medios a fines y la integración entre las personas.

Me parece interesante la explicación que nos ofrece al comparar el desarrollo del chimpancé o mono con el de un niño y en la manera que aprenden por lo que me atrevo a compararlo con lo que Morín refiere en la literatura de la cabeza bien puesta: la vida resulta de la auto-organización de la materia y la sociedad humana expresa su más alto grado de complejidad. Somos cooperativos, cargados de afecto y de voluntad de comunión. Aun no hemos nacido totalmente, estamos camino de nuestra verdadera diferencia, de nuestra verdadera identidad. Estriba en algo decisivo que sólo se da al parecer entre los humanos: la constatación de la ignorancia si no hay atribución de ignorancia, tampoco habrá esfuerzo por enseñar y enseñar no es siempre enseñar al que no sabe y quien no indaga, constata y deplora la ignorancia ajena no puede ser maestro, por mucho que sepa.

Así mismo resalta los movimientos antieducativos que se han dado una y otra vez a lo largo de la historia, en ciertas épocas en nombre de alguna iluminación religiosa que prefiere a la ingenuidad de la fe a los artificios del saber y en la modernidad invocando la <<espontaneidad>> y <<creatividad>> del niño frente a cualquier disciplina coercitiva, idea que quiero confrontar con la temática que se trato en la película de la herencia del viento donde se muestra claramente lo expuesto; aunque siempre vamos a formar parte de una sociedad y estar expuestos a las disposiciones que se deriven de la misma comunidad y no es la única dirección en la antigüedad, la época griega separaba la educación y la instrucción las cuales eran ejercidas por una figura docente específica; el pedagogo y el maestro, teniendo mayor importancia las valores cívico-moral por el hecho de perseguir la vida productiva, propósito del gobierno quedando en segundo término la instrucción

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