El Principe
Enviado por adrianfdz • 4 de Diciembre de 2013 • 8.513 Palabras (35 Páginas) • 229 Visitas
EL PRINCIPE
RAÚL ADRIÁN FERNÁNDEZ GARCÍA
PROFRA GRISEL ADRIANA IBARRA
VA- 401
ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS
Introducción
El poder ha seducido a los hombres desde los tiempos más remotos. Su concepción y su practica ha sido heterogénea a través de la historia de la civilización.
Pero nadie en muchos siglos se había aproximado a develar la naturaleza del poder en forma tan realista y desnuda como Nicolás Maquiavelo.
El propósito de este trabajo es analizar El Príncipe considerado como texto fundador de la ciencia política, aunque hoy en día esta disciplina se ha desarrollado mucho mas allá de aquellas recomendaciones.
La idea que suele haber de Maquiavelo y su libro leído, es la del cinismo como actitud indispensable en las tares del gobierno.
Desarrollo
Si en la antigüedad, Constantinopla logró convertirse en una de las ciudades más importantes por su actividad cultural y comercial, Florencia logró un lugar excepcional por ese mismo aspecto durante los siglos XV y XVI. Esta ciudad se encontró envuelta en la difusión de las nuevas ideas de la revolución renacentista.
Se puede afirmar que esa urbe se constituyó en el epicentro del nuevo sistema político y cultural. Maquiavelo estuvo ligado desde muy joven a la administración política de esa ciudad y participó como arquitecto de la política exterior de la república. El vínculo más decisivo de Maquiavelo con su lugar de origen fue su indeclinable y permanente decisión de defender la libertad republicana. Bajo ese deseo logró modelar su obra y ligar su vida al destino político de Florencia, aportando de manera sólida sus conocimientos de gran valor histórico.
Su tiempo histórico es real y corresponde al proceso de transito de la Europa medieval a los tiempos modernos, sobre cuyas bases surgió posteriormente el modelo capitalista de organización de la economía. La libertad mental conquistada por el hombre del Renacimiento y que lo apartaba de dogmas para enfrentar de manera más creadora la realidad material, representa el nuevo espíritu con el que la burguesía ascendente organizó las relaciones sociales en la Europa de los siglos XIV, XV, XVI.
La liberación de la individualidad en el Renacimiento contrastó con el estancamiento de la economía y de la persona disuelta en el marco del grupo feudal.
Durante el Feudalismo el arte, el pensamiento y el comercio alcanzaron un nivel de estancamiento extremo. La individualidad logró sobrevivir a través del misticismo.
Éste fue el único escape de las ansias de pensamiento y acción.
No toda Europa logro ser cobijada por ese movimiento espiritual y económico renovador. En la Europa central el Feudalismo se mantuvo por varios siglos.
El desarrollo de la ciencia permitió la libre investigación de los problemas humanos y de la naturaleza. La realidad se confronta a partir de la razón y de la experiencia concreta con el mundo, desmitificando el método escolástico.
Maquiavelo constituye desde esa perspectiva una de las síntesis mas reveladoras del nuevo espíritu burgués, caracterizado esencialmente por una mentalidad profana e inquisitiva y para el cual la realidad inmediata y sensible es la fuente del conocimiento.
Bajo el impulso de ese nuevo espíritu, Maquiavelo logró intuir que los valores y la moral tradicional cimentados por la iglesia católica no se ajustaban al mundo cambiante e inestable que surgía en Europa renacentista. La edad media había creado en Europa un sinnúmero de principados feudales fraccionados y dispersos. Todos ellos operaban como factores adversos a la necesidad de centralización del poder requerido por las nuevas clases sociales en su camino de expansión comercial. La amplia experiencia acumulada por Maquiavelo en las cortes europeas como representante de la cancillería florentina, su contacto con príncipes y su observación de las decisiones gubernamentales, le ofrecieron una visión excepcional sobre el carácter de los hombres de Estado y los alcances de sus actos políticos.
Con el tiempo Maquiavelo colocó este juicio en el autentico corazón de su análisis sobre el caudillaje político en El Príncipe.
En El Príncipe se complementan de forma extraordinaria el creador literario, el investigador histórico y el analista político. Con esas ventajas, esta obra pudo situarse entre la más bellas construcciones de la prosa italiana del siglo XV y de la literatura universal. El hombre que se sumerge en los hechos y que vive intensamente los acontecimientos políticos de su época, no riñe con el observador que luego los mide y los confronta con su visión del Estado y de la naturaleza humana.
Tema y Argumento
En esta obra se plantea una necesidad de cambio en la política de gobierno de Lorenzo de Médicis, el cual para conseguir una Italia unida, debería seguir los consejos de los 26 capítulos de “El Príncipe”. Los cambios que propuso son extraídos de la observación y se deberían basar en realidades.
El autor, intuye que los valores y la moral tradicionales no se ajustan a la cambiante e inestable Europa renacentista. Por eso muestra al gobernante: “el arte de conquistar el poder”, al que identifica como el Estado. Es este arte la política del gobernante, y ha de estar exento de toda norma. El bien común radica en el poder y en la fuerza del estado, y no es subordinable en ningún caso a fines particulares (por muy sublimes que se consideren). Así el Estado podrá articular las relaciones sociales, garantizando que los hombres vivan en libertad a través de sus leyes. Solo así se logra el bien común, y todo lo que atente contra él puede ser rechazado, siendo cualquier medio lícito.
Podemos dividir el texto en diversos bloques atendiendo al contenido de cada uno de ellos. Así tendríamos un primer bloque que iría desde el capítulo I hasta el XI, donde se analizan la naturaleza y clases de principados como las condiciones para crearlos, consolidarlos y mantenerlos. Contiene definiciones de términos políticos.
Un segundo bloque serían los capítulos XII y XIV que tratan sobre el aparato militar, en ellos se aborda los riesgos inherentes a las tropas mercenarias tan habituales en su época y sobre las obligaciones del príncipe.
El tercer bloque que engloba desde los capítulos XV hasta XXIII, reflexiona en torno a las cualidades que deben guiar las acciones de los príncipes, los recursos psicológicos que debe atesorar el príncipe moderno para conservar el poder y sentar las bases de la dominación social sobre sus súbditos. Constituye este bloque la parte más universal y atemporal del discurso y sobre la que se han intentado fundamentar más las críticas morales a la obra a partir de la
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