El componente cultural de la violencia

Soto Lugo Orlando Alejandro

Psicología de la comunicación

El componente cultural de la violencia

La agresión y la violencia son conductas psicológicas y físicas que todos los seres humanos han experimentado de una forma u otra, ya sea siendo víctimas de esta o el individuo que la emplea, a veces de forma implícita y a veces de forma no reconocida abiertamente.

La agresión se considera cómo generalmente cómo una actitud hostil que busca la intimidación o destrucción de algo o alguien, el Handbook of Social Psychology de 1998 indica que la violencia es la expresión de la agresión, y que esta última se traduce en el deseo de una persona de herir o hacerle daño a algún ser viviente.

La agresión se manifiesta de forma física y psicológica, y esta puede ser motivada por dos maneras: la primera es en un estímulo-respuesta donde la violencia es la reacción de una provocación, y la segunda es la que es una forma de defensa personal donde la violencia provoca más violencia.

La agresión es una manifestación de un deseo de hacer daño a alguien, muchos psicólogos han hecho hipótesis al respecto sobre el origen de este deseo dentro de la psique humana, si bien cada ser humano tiene una mente diferente, los patrones de agresión pueden ser rastreados a tres causas específicas: cómo reacción a la frustración, un producto de la cultura que uno desarrolla y finalmente cómo un aspecto genético.

Las primeras dos son las teorías más aceptadas, pues estas hablan de cómo el entorno donde se desarrolla una persona puede tener modificaciones serias en su percepción de la violencia y la agresión, estas pueden ser adquiridas por medio de experiencias pasadas, paranoia, contenidos que se consumen, influencias humanas y normas dentro de un grupo social.

Por sí mismo la violencia y la agresión no puede ser acuñada a una sola influencia, por ejemplo: los medios de comunicación y entretenimiento suelen ser culpados de causar violencia en la audiencia que los consume, pero la agresión no puede ser causada solo por esto, puede ser un factor pero la causa verdadera es el contexto social y cultural en el que uno se desarrolla. Independientemente de la predisposición de la persona a mostrarse más o menos violenta, una

serie de variables aumentará o disminuirá esa probabilidad de actuación violenta.

Las diferentes manifestaciones de la violencia son así un producto cultural, y esto incluso se ve reflejado en las diferentes culturas, algunas culturas extranjeras suelen tener un temperamento más alto comparado con otras. La razón por la cual una cultura puede ser más propensa a actos violentos que otra se debe principalmente a la frustración que sufren estas.

La frustración es una condición psicológica que es un producto de la presión social que existe en una persona, usualmente la frustración se produce debido al gran peso que la sociedad pone en un individuo o las expectativas que la misma puede tener en las personas de cumplir con los roles que ellos quieran, ya sean de índole económico, académico, sexual, familiar o icónico, la sociedad siempre estará para juzgar a una persona, y esto crea una serie de pensamientos negativos los cuales derivan en frustración al no poder ser expresados.

Aquí es donde entra la agresión, si una persona previamente ha normalizado la violencia (ya sea por medio de los productos culturales que consume o por el constante contacto que tiene con ella) es probable que libere esta frustración por medio de querer hacer daño a alguien más, ya sea de forma verbal, fisica, emocional, económica o psicológica por nombrar algunas.

Las diferentes culturas cómo forma de justificar los actos de agresión instauran lo que se conoce en algunas teorías cómo la cultura de honor, la cual consiste en que la sociedad propone una serie de normas las cuales se buscan perpetuar y justificar actos violentos. Algunos ejemplos de esto serían las formas extremas de disciplinar y controlar las relaciones sociales así como controlar el hogar.

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