Estado Y Globalizacion
pgiovannisc15 de Septiembre de 2012
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ESTADO Y GLOBALIZACION
CAPITULO I
EL DESARROLLO DE LA GLOBALIZACION MEDIANTE EL ESTADO
1.1 Raíces Históricas De La Globalización
La serie de fases precedentes de los fenómenos hoy agrupados bajo la rúbrica de globalización se inicia con el mismo origen de la especie humana. La creación y evolución de instituciones que irán cumpliendo grandes papeles en el proceso de la hoy llamada globalización: Lenguaje, intercambios, mercado, normas jurídicas para contratos, moneda, etcétera. Existen en mayor o menor grado los registros de miles de años de contacto entre grandes imperios. El sistema económico-político mundial es ya rastreable desde varios siglos atrás. Desde el siglo XVI se va desarrollando, junto con el capitalismo y el Estado nacional, un sistema económico mundial y un sistema político internacional-estatal, que van implicando a un número creciente de naciones y a la mayor parte de la población mundial. La conquista del tiempo y el espacio data sólo desde el siglo XVIII. El proceso se acelera en el siglo XIX y hace eclosión en el siglo XX.
Los avances del universalismo en el pensamiento filosófico y social, de la internacionalización en el pensamiento político, del comercio internacional, de los proyectos de integración (regional, continental y mundial), los imperialismos y los colonialismos, las guerras mundiales, podrían ser vistos, entre otras perspectivas, como preliminares de un proceso más comprensivo y penetrante. Antecedentes a destacar son los mercados mundiales de productos básicos ya en el siglo XIX, la expansión mundial de grandes marcas. Ellos siguen siendo fenómenos limitados hasta fines de los años de 1980, mientras se producen varias grandes transformaciones, que confluyen en un cambio cualitativo de los últimos treinta años. Entre ellos destaca el desmantelamiento de barreras nacionales para la operación de los mercados de capitales, que comienza en los primeros años de la década de 1980, contribuye al desarrollo de negocios simultáneos en los mercados de Nueva York, Londres, Tokio, Frankfurt, de modo tal que los movimientos de mercados se van colocando claramente fuera del alcance y del control de cualquier agencia nacional. La misma difusión en las últimas dos décadas del uso del término “globalización” es un indicador del cambio.
La sociedad internacional moderna es un fenómeno muy reciente, que data sobre todo desde el siglo XVII, y constituye una pequeña fracción de la historia registrada, y una fracción aun menor de la historia biológica. Es posible encontrar algo lejanamente parecido a relaciones internacionales en la conducta social de algunas especies animales: por ejemplo, los conflictos en el interior de algunas de ellas por el territorio, pero aquéllos no dejan de ser demasiado esporádicos, más instintivos que deliberados, no integrantes de algo que se acerque a un sistema político.
El hombre es en cambio un animal político, creador de agrupamientos y sistemas que requieren la determinación de espacios necesarios, el trazado de límites, la fijación de un tamaño mejor. La especie humana, su esencia política y su tendencia a la expansión en el espacio, tienen, como se dijo, una temprana historia, desde su emergencia como un gigantesco movimiento de apropiación de la tierra por el hombre. Atrás se dan las migraciones que expanden gradualmente a la especie en el planeta. Estas características, sin embargo, se van desplegando en el paso de la llamada arqueo-sociedad a la sociedad histórica, la Revolución Económico-Tecnológica, indistintamente llamada Neolítica o Urbana.
Para su análisis y evaluación como una de las fases fundamentales de la marcha multimilenaria hacia la internacionalización y la mundialización, es útil tener en cuenta el surgimiento y desarrollo de la especie humana en un contexto a la vez cósmico-biológico-social. La especie humana se diferencia de otras formas de vida por su capacidad para inventar un mundo de sentimientos y significados simbólicos compartidos y para actuar luego sobre ellos de común acuerdo.
Con las primeras civilizaciones, la complejidad social tiende a difundirse. Avances revolucionarios en la comunicación y el transporte alteran la envergadura y el flujo de los mensajes entre poblaciones humanas, acelerando con ello la propagación de novedades más lejos y más ampliamente que antes para satisfacer deseos o carencias. Desde el principio, los seres humanos caminan y corren. Ello permite a cazadores y recolectores difundirse por gran parte del planeta; se encuentran de tiempo en tiempo, chocan sobre los límites territoriales, pero también se encuentran pacíficamente en festividades, de danza y canto, intercambian parejas e información, difunden técnicas e ideas nuevas a distancia. Estas redes de comunicación permiten a la humanidad seguir siendo una sola especie a pesar de su dispersión mundial.
A las filtraciones por medio de contactos terrestres, pacíficos y violentos, entre vecinos, se agrega el uso de remos y velas para impulsar balsas y botes, abriendo posibilidades para encuentros de larga distancia en las costas de mares fácilmente navegables. Las ciudades sumerias surgen cuando y donde las redes marítimas se conectan con nuevas redes de caravanas de transporte terrestre a larga distancia, por las que se mueven bienes e ideas. Ubicadas en la convergencia de las redes marítimas y terrestres, las ciudades sumerias están en posición óptima para elegir destrezas y conocimientos provenientes de lejos y de cerca, elaborándolas y mejorándolas.
Entre las innovaciones sumerias se cuenta el carro de ruedas y, sobre todo, la escritura, que agrega una nueva dimensión al almacenamiento y recuperación de información. Los registros escritos permiten a sacerdotes y gobernantes recoger y distribuir indefinidamente grandes cantidades de bienes materiales de acuerdo con reglas deliberadas. El gobierno se vuelve más poderoso, las órdenes más impositivas, aun a distancia, y rutinario el esfuerzo coordinado de miles y millones de personas. La escritura ayuda además al comercio de larga distancia, con la trasmisión rápida y segura de información. Las sociedades adquieren una especie de sistema nervioso, llevando mensajes, estimulando innovaciones, acelerando cambios sociales a lo largo de las rutas. Barcos y navegación también mejoran durante siglos, con diferentes caminos técnicos según las regiones y mares. La tecnología y la organización militares tienen un papel paralelo, difundiendo información y estableciendo prácticas avanzadas donde penetran los ataques de bandidos y ejércitos; violencia y comercio se complementan; incluso las destrucciones a veces abren el camino a la reconstrucción según líneas más efectivas.
La sociedad global se va convirtiendo en una nueva totalidad, en una meta y mega sistema respecto a los subconjuntos y elementos componentes. El desarrollo simultáneo de la jerarquía y la especialización, de la heterogeneidad y la complejidad, trae aparejado o agrava la desigualdad, la dominación, la explotación, el parasitismo, las coacciones, la violencia interna y la guerra externa. Los conflictos (étnicos, económicos, sociales, ideológicos, políticos) se multiplican y profundizan, se entrelazan y activan recíprocamente. La integración es débil, a pesar y a causa del despotismo de los poderes. Éstos contrarrestan la insuficiencia de la integración a través de la coerción extrema que agrava las tendencias a la heterogeneidad, el conflicto y la desintegración.
Del palacio y el templo asciende a la supremacía un Estado-ciudad que asume el gobierno y la administración, y que a partir de su aparato, con sus papeles de centralización, construcción y represión, impone nuevos modos de organización compleja, mediante la jerarquía por coacción. La invención de este artefacto irá evolucionando desde su forma más pequeña, el Estado-ciudad, a la más grande de los grandes imperios agrarios y burocráticos.
Desde el primer milenio antes de Cristo, movimientos ideológicos comparables florecen de Italia a la China: confucianismo y taoísmo, budismo y jainismo , mazdeisme o zoroastrismo, profetas judíos, orfiso , culto dionisiaco y pitagorismo. Estas nuevas ideologías están ligadas a la entrada de pueblos más o menos aislados, grupos y sociedades en una red de relaciones que los integra hasta cierto grado en un conjunto mundial. Desde esa época existen lazos entre los mundos chino, hindú, persa, mediterráneo. Los intercambios posibilitan la confrontación de visiones e interrogaciones, una primera expansión de los universalismos
1.1.1 Grecia Clásica Como Sistema Internacional
La Grecia clásica del periodo clásico, siglos V y IV a. C., ya más cercano al sistema moderno y más documentado. El caso revela una intrincada interrelación entre factores y procesos de conflicto y armonía, dentro de los Estados-ciudad, entre ellos, y entre ellos y otros actores fuera de la órbita griega. Los Estados-ciudad desarrollan un sistema internacional sui géneris porque, y a pesar de que, no resuelven el dilema político: unidad o diversidad, y tratan en cambio de gozar de lo mejor de ambos elementos.
Los Estados-ciudad responden por una parte a la proximidad geográfica, a la comunidad de lenguaje, religión y cultura, con la conciencia de una unidad helénica, pero retienen la independencia de las unidades estatales. No desarrollan instituciones políticas comunes; no lo fueron el Concejo Anfictiónico ni los Juegos Olímpicos. Esta ausencia impide la cooperación efectiva, la unidad política, la
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