Impacto de la política cambiaría en la economía venezolana.
Enviado por teranxo • 16 de Octubre de 2016 • Ensayo • 3.068 Palabras (13 Páginas) • 305 Visitas
[pic 1]República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del P. P. Para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología
Universidad Nacional Experimenta “Rómulo Gallegos”
Área de Ciencias Económicas y Sociales
Unidad Curricular: Economía II 3er Año de Economía M1
Impacto de la Política cambiaria flexible en el desarrollo de la economía de Venezuela
Facilitadora: Bachilleres:
María Isabel Montilla Luis F. Rivero C.I 23.485.971
Yoriana Carvallo C.I 26.283.135
Javier Terán C.I 25.549.320
Alberglenys Hernández C.I 25.618.903
Elimar Arana C.I 25.742.286
Valeria González CI 23.563.446
Gabriela Gil C.I 20.735.010
Junio; 2016
- Introducción
El desarrollo económico y social de cualquier país necesita la formulación y ejecución de políticas que apoyen la acción y el desarrollo de una economía.
El manejo de las divisas es uno de los aspectos más complejos de la economía de un país. Conseguir un tipo de cambio adecuado a la realidad y a las circunstancias económicas, es una tarea compleja que tiene efectos sobre la estabilidad económica, pues bien, la implementación de medidas aplicadas con el objetivo de regular el tipo de cambio de una moneda se conoce como política cambiaria. El tipo de cambio de un país refleja su oferta y demanda de divisas.
Últimamente en Venezuela se han implementado políticas cambiarias, que si bien en teoría son distintas, en la práctica ninguna ha podido arrojar un resultado diferente del que se conoce.
El vicepresidente del área económica Miguel Pérez Abad, dio a conocer el 9 de marzo del año en vigencia los nuevos mecanismos para el cambio de divisas, los cuales son Dipro (cambio protegido) y Dicom (cambio complementario).
De este modo, es importante tomar en cuenta la cadena de causalidad económica que influye en la política cambiaria: las políticas fiscal y monetaria determinan la tasa de inflación, y esta última a su vez juega un papel importante en la determinación del tipo de cambio. Pero, dado que los movimientos del tipo de cambio generan efectos temporales en dirección opuesta, aumentando la tasa de inflación, los gobiernos que buscan la estabilidad a veces tratan de fijar el tipo de cambio, o restringir sus movimientos, para reducir la tasa de inflación a corto plazo. En muchos países en desarrollo esta es una política popular entre la clase media urbana, principal compradora de bienes de consumo duraderos importados. Sin embargo, es una política que va contra la dirección de la causalidad y, por consiguiente, difícil de sostener. Esta política debilita la competitividad de las exportaciones y hace difícil a los productores competir con las importaciones en el mercado nacional. Con un tipo de cambio fijo, los incrementos en los costos y precios domésticos se transmiten en las mismas proporciones al precio de las exportaciones expresado en moneda extranjera, y por eso las exportaciones se vuelven menos competitivas en los mercados externos. Como resultado, un tipo de cambio fijado sin tomar en cuenta la inflación del país o que no fluctúa lo suficiente para mantener la paridad del poder adquisitivo, puede hacerse insostenible y fracasar.
Las tasas de cambio sobrevaloradas son un instrumento que se ha utilizado, con altos costos, a los efectos de estabilizar y mantener deprimidos los precios internos de los alimentos para los consumidores urbanos a expensas de los productores nacionales de bienes que compiten con las importaciones y de los productores de bienes agrícolas exportables, a menudo ante una elevada inflación interna escasamente controlada o exacerbada por las medidas de política económica. Por tanto, en el largo plazo, los efectos perniciosos para la seguridad alimentaria son varios, entre otros, los cambios estructurales en los gustos y preferencias de los consumidores urbanos que no toman en cuenta los precios internacionales reales; la presión que ejerce el creciente ingreso urbano para mantener e incrementar las importaciones de alimentos; la reducción de la capacidad de pagar estas importaciones, al deprimir la expansión de las exportaciones agrícolas y de alimentos que, para muchos países de bajos ingresos, son la fuente principal de los ingresos de exportación; la sobrevaloración del tipo de cambio se relaciona con el bajo crecimiento del PIB (FAO, The State of Food and Agriculture 1996, Roma, 1996, pág. 294).
En efecto, la política cambiaria representa la influencia más poderosa sobre los precios relativos de la economía, y sus efectos en los precios agrícolas reales normalmente sobrepasan los de otros tipos de intervención en los precios. Esto ocurre porque la agricultura es normalmente el sector más expuesto a la influencia del comercio exterior: casi todos sus productos son exportables o importables, o son sustitutos cercanos respecto a la producción o el consumo de productos. Por lo tanto, los precios agrícolas son determinados en gran medida por los precios internacionales y por el filtro mediante el cual estos últimos se transmiten a la economía nacional, esto es, el tipo de cambio. En contraste, los sectores de infraestructura y servicios producen mayormente bienes finales que no son exportados ni importados, de manera que sus precios internos pueden subir con la inflación, mientras que los del sector agrícola se mantienen bajos por las influencias externas y la apreciación del tipo de cambio. Por esta razón, el tipo de cambio determina los precios relativos de la economía.
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