LA DEFINICIÓN DE LOS CRITERIOS PARA LA ACREDITACIÓN Y SU PAPEL EN LOS PROGRAMAS

LA DEFINICIÓN DE LOS CRITERIOS PARA LA ACREDITACIÓN Y SU PAPEL EN LOS PROGRAMAS

Este capítulo analiza los lineamientos de acreditación en los programas de estudio. Estos tienen un papel fundamental en la programación del curso escolar (en la selección de contenidos y en la organización de estrategias de aprendizaje). Explícitamente se alejan de la noción de objetivos de aprendizaje u objetivos conductuales, tecnicismos que han orientado la elaboración de los planes y programas de estudio de las instituciones educativas mexicanas y por lo cual los procesos de reforma educativa no han logrado un replanteamiento.

Se exige que un plan y un programa se presente a partir de una serie de perfiles del egresado y de objetivos (generales, terminales y de unidad).

El capítulo está estructurado en tres partes donde se intenta señalar las características generales de la propuesta de objetivos conductuales, se presentan algunas reflexiones para determinar el valor y el significado de esta propuesta y finalmente se ofrece una alternativa para una estructuración que pueda ser utilizada en la práctica docente.

LA PROPUESTA DE ELABORAR OBJETIVOS DE APRENDIZAJE

La propuesta de elaborar los programas a partir de objetivos de aprendizaje (generales, terminales o de unidad) se incorporó en América Latina mediante las políticas de modernización de la educación de la década de los sesenta.

En México la reforma legal a la educación estableció la redacción de objetivos como el criterio técnico de formulación de planes y programas estableciéndose que “en planes y programas se establezcan objetivos específicos”. Este elemento de la Ley Federal de Educación no fue modificado a pesar de aprobarse la nueva versión en 1993. Para aprobar planes y programas de estudio estos deben redactarse a partir de objetivos de aprendizaje.

Por otro lado inspectores escolares y psicólogos se dieron a la tarea de identificar una serie de comportamientos a partir de los cuales pudieran discriminar entre los buenos y malos maestros y alumnos Thorndike, por ejemplo, elaboró listas de comportamientos aritméticos, por otra parte Cnemin los inspectores establecieron esos comportamientos como metas de rendimiento de los maestros. Sin embargo Tyler afirma que los objetivos no son los propósitos que tiene el instructor si no que son “los enunciados que indican los tipos de cambios que se buscan en el estudiante; por ello la forma más útil de enunciar objetivos consiste en expresarlos en términos que identifiquen el tipo de conducta que se pretende generar en el estudiante.

Bloom concibió la necesidad de que “los objetivos educacionales se formularan en términos de conducta que pueda ser observada y descrita y a la vez que estas observaciones puedan ser clasificadas”. Esta técnica presta mayor importancia a la formulación de objetivos que a los contenidos.

SE plantean objetivos de aprendizaje como comportamientos de los estudiantes con la finalidad de clarificar el proceso para su acreditación y asignación de calificación en un curso. Por lo tanto los objetivos se usan como base de la acreditación. Lo cual resulta incorrecto ya que el docente se ve atrapado entre los formulismos de la redacción y no le permite analizar los problemas sustantivos del trabajo escolar. Una alternativa en la elaboración de programas sería establecer algunos lineamientos de acreditación, dejando abierto el tema de los objetivos para que los docentes y alumnos tuvieran claro cuáles son sus propósitos frente al desarrollo de un curso escolar.

ANÁLISIS DE LOS SUPUESTOS DE LOS OBJETIVOS CONDUCTUALES

Los países adelantados en particular E.U. pretendían resolver la crisis educacional a partir de la introducción de la tecnología educativa sin embargo una crisis estructural afectó el empleo de estas nuevas tecnologías, que cabe decir, rebasaban el uso innecesario.

Sin embargo en los años sesenta se propagó la propuesta de la OEA en América Latina donde el “eficientismo” se visualiza como el elemento central que acompaña tanto a la tecnología educativa en general como a los objetivos conductuales en particular. Este enfoque eficientista y utilitarista minimiza la función de aprendizaje para reducirlo a manifestaciones observables del sujeto. Estas conductas observables “son aquellas que fácilmente se pueden evaluar” incurriendo así a un error teórico que consiste en negar la especificidad teórica de la evaluación reduciéndola a una supuesta medición de conductas observables. Y es aquí donde de niega el desarrollo de capacidades analíticas, críticas y creativas del sujeto.

El tema formación es un reencuentro del hombre con la cultura y la construcción de la cultura humana, es un proceso que dura toda la vida, el aprendizaje no es algo que se tiene, se explica fundamentalmente como un proceso de construcción de ideas y conceptos. Quiere decir que el conocimiento no se copia ni se reproduce, sino que se construye en el sentido piagetiano, o se conquista, en el sentido bachelardiano.

La propuesta de elaboración de objetivos generales o de unidad fomenta la fragmentación de un objeto de estudio derivado de una disciplina ya que el alumno pierde de vista la totalidad del fenómeno que va a estudiar y se dedica a retener y manejar fragmentos de información sin que encuentre el significado. La exigencia de redactar los objetivos provoca la pérdida de atención en elementos como son la selección y organización del contenido la construcción de una propuesta metodológica y la expresión de los lineamientos de acreditación. De esta manera se le niega al alumno asumir el papel de constructor de su conocimiento. Fomentando en el alumno una actitud pasiva en cuanto a su propia aprendizaje.

CRITERIOS DE ACREDITACIÓN: UNA ALTERNATIVA PARA UN MODELO DE PROGRAMACIÓN DIVERSO

Los objetivos de aprendizaje surgen para uniformar los criterios utilizados en los procesos de acreditación escolar, se trata de una certificación institucional de conocimientos por tiempos fijos institucionales

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