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LEY GENERAL DE RESPONSABILIDADES ADMINISTRATIVAS


Enviado por   •  20 de Agosto de 2022  •  Tutorial  •  9.984 Palabras (40 Páginas)  •  95 Visitas

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LA FUNCIÓN ESTATAL DE LEGISLAR

UNA PROPUESTA DE TRANSFORMACIÓN

Por Dr. Miguel Ángel Granados Atlaco

SUMARIO: 1. Concepto de institución política. 2. El poder del Estado y sus funciones. 3. El Congreso General, depositario de la función legislativa. 3.1 Facultades del Congreso. 3.2 Periodos de sesiones. 3.3 La Comisión Permanente. 4. Nuestra propuesta de transformación

  1. Concepto de institución política

El término "política" lo encontramos en toda la evolución del desarrollo del hombre tendiente a la organización de un gobierno; de tal manera que la actividad política, en rigor, no puede existir en la esfera privada. Podríamos decir que la política es una actividad humana especial que desarrolla el hombre, condicionada por lo social y tendiente a la dirección y organización del gobierno de una comunidad social.

En Aristóteles la política ocupa un lugar prominente debido a su objeto: la ciudad–Estado, panacea de la vida social, dominando teóricamente a las demás ciencias, al regular todas las actividades humanas.

No obstante lo anterior, es la obra de El Príncipe de Nicolás Maquiavelo el origen prístino de la ciencia política moderna, concebida como una disciplina que no sólo reconoce la realidad inmediata en la que se aplica, sino que acredita su calidad científica trascendiendo a la realidad.

Maquiavelo, al decir de Arnaldo Córdova[1], comienza a inventar la ciencia política al reconocer en los hechos de los hombres, una forma peculiar de actuar que se relaciona indudablemente con la existencia del Estado, al que ve como el centro de su preocupación científica.

Para Antonio Gramsci[2], en la labor de Maquiavelo no sólo se ubica la ciencia política, sino que también sus ideas representan la filosofía de su época.

Georges Mounin[3] matiza el debate y señala que Aristóteles es el creador de una ciencia política empírica y se le debe reconocer como tal.

Max Weber afirma por su parte que por política debemos entender “solamente la dirección o la influencia sobre la trayectoria de una entidad política, aplicable en nuestro tiempo al Estado.” [4]

Política es en consecuencia para este preclaro autor la aspiración a participar en el poder o a influir en la distribución del poder entre los distintos Estados o, dentro de un mismo Estado, entre los distintos grupos de hombres que lo componen. Afirma Weber de manera lapidaria que quien hace política aspira al poder.

Por otra parte, considerando que la expresión “institución” es de carácter anfibológico, al poseer significados diferentes en otras disciplinas sociales, debemos entender por institución lo siguiente: “en Ciencias Políticas una institución es una entidad pública con estructuras y funciones designadas oficialmente, cuyo fin consiste en regular determinadas actividades concretas que afectan a toda la población.” [5] 

Parte de esas instituciones políticas lo son los gobiernos, los parlamentos y los poderes judiciales, es decir, los órganos de gobierno que desempeñan las funciones propias del poder público inherente al Estado.

Las normas fundamentales de cada país, expresadas en la Constitución, definen las funciones e interrelaciones de las instituciones políticas formales. Es indispensable conocer las instituciones de un Estado, para poder entender la vida política de un país.

Las instituciones juegan un papel preponderante en la vida social, ya que es con motivo de la sociedad que se generan dichas instituciones, mismas que no pueden perder de vista los fines esenciales de la organización jurídica asumida por la sociedad.

La razón de ser de las instituciones es la colectividad, en consecuencia, la teleología particular de cada país ciñe el actuar y la responsabilidad de las instituciones a los derroteros que cada sociedad fija; lamentablemente algunas instituciones modernas han perdido su esencia y han desvirtuado su rol, con lo que se ha generado una desconexión entre los órganos de gobierno y la sociedad a la que se deben.

El impacto social de las instituciones políticas es insoslayable, a grado tal que el descontento inoculado en el seno colectivo deriva en el cuestionamiento de la operatividad e idoneidad de las instituciones, no sólo en cuanto a los sujetos sobre los que descansa la representación, sino también en cuanto a la necesidad y pertinencia de las instituciones per se.

  1. El poder del Estado y sus funciones

¿Cómo llegan los hombres a un acuerdo a través del cual se puedan organizar? Esta es una interrogante que ha merecido diversas explicaciones a lo largo de la historia y es tal vez una de las tareas más trascendentales de la Filosofía y de la Ciencia Política.

Thomas Hobbes en el Leviatán[6], sustenta la necesidad del Estado en un principio fundamental de seguridad al que aspira indefectiblemente el hombre.

John Locke, en su Segundo ensayo sobre el gobierno civil[7], hace especial énfasis en la justificación de las estructuras estatales y en el consentimiento tácito de los hombres de someterse al orden estatal al integrarse a una colectividad.

Montesquieu[8] basa su idea del pacto político en el contenido de las leyes que necesariamente deberán dar sustento a la primacía estatal y ser el receptáculo de los fines y principios vigentes en cada colectividad.

Rousseau[9] también se suma a la idea del pacto social y explica la procedencia del poder político en la necesidad de la colectividad de contar con una organización acorde a sus fines.

Para entender este tema, es necesario recurrir a los autores clásicos que han tratado de dar una explicación al fenómeno estatal, coincidiendo todos ellos en un interés preponderante que permita a los miembros de una sociedad tener una coexistencia pacífica y armónica.

Desde la obra clásica de Maquiavelo, El Príncipe, hasta las teorías contractualistas de las postrimerías del renacimiento y de la época moderna, encontramos que se justifica plenamente la existencia de un poder superior, que incluso en el caso del propio Hobbes, es anterior al hombre mismo.

El poder del Estado se legitima a partir de la concepción colectiva de su necesidad e idoneidad. Es el mismo pueblo el que requiere de una organización que le permita el logro de sus fines personales y que se hace indispensable ante la intemperancia congénita de los hombres.

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