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La Ética Religiosa En Latinoamérica, Desde La Construcción Del Pensamiento Sociológico


Enviado por   •  21 de Abril de 2014  •  4.360 Palabras (18 Páginas)  •  308 Visitas

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La ética religiosa en Latinoamérica: desde la construcción del pensamiento sociológico

La universalidad de la religión, o cuando menos la cosmogonía es una característica que amerita ser revisada desde una visión sociológica. A través del tiempo y el espacio las culturas han sedimentado diversos tipos de creencias que van mucho más allá de ritos y templos; configuran roles, estatus e instituciones que se posicionan y mantienen arraigadas en lo más profundo de las bases sociales. Motivan y erigen formas de enfrentarse al mundo entre los individuos, producen y reproducen cargas simbólicas y valorativas generalizadas.

Aunque lo anterior no es el propósito del siguiente artículo, nos da un esbozo sumamente amplio de la forma en que se entienden las religiones o la cosmogonía de las diferentes culturas. En el intento de descifrar el pensamiento latinoamericano, me propongo analizar la construcción de Religiosidad, desde su conjugación con la sociedad europea, sus variaciones, adaptaciones, y en general su dinámica dentro de aquellos pensadores que en su afán de describirla, narran sus propios relatos y perspectivas acerca de las formas religiosas en diferentes periodos de las naciones latinoamericanas. Básicamente pretendo centrarme en la ética religiosa, desde la mirada weberiana que la entiende como resultado del significado y esencia de las enseñanzas proféticas, cristalizados en valores sagrados internos. Y aunque cuando hablamos de ética nos referimos a valores internos, cabe hacer la salvedad que existe la “ética fraternal” que va dirigida a una hermandad y comportamientos extra-grupo ( que bien podría ser llamada moral).

Para ello se usa la noción de “transculturación” de Fernando Ortiz que surge del choque entre dos culturas, la europea y la indígena, y que reproduce formas religiosas totalmente nuevas e independientes. Es decir, se da un flujo simultaneo entre las dos, en un primer nivel de prácticas, creencias, ritos, instituciones, roles; y en un segundo nivel de ética, moral y valores. Resulta en una cultura diferente impregnada de las dos partes que chocaron, sin ser está la suma de las dos. Evidentemente por lo general hay una cultura imperativa, en el caso latinoamericano, la europea, que busca imponerse y someter la otra cultura a su lógica, pero tal y como lo veremos en el artículo no resulta nada fácil.

Haciendo uso de Freyre y Mariátegui se busca contrastar la colonización Española y Portuguesa, junto con las posturas y formas de planteamientos de los dos autores. Además de entender básicamente las lógicas del pensamiento a la hora de construir el texto; mientras Freyre construye desde abajo (el sustrato de la acción) hacia arriba, Mariátegui construye de arriba (la estructura económica, política, “religiosa”) hacia abajo.

En lo que respecta al pensamiento de Freyre, es preciso destacar un profundo análisis social desde las raíces más profundas de la sociedad brasilera hasta el florecimiento del siglo XX. Es preciso aquí entender el pasado en clave con el presente, no cómo algo ajeno y distante; ello sin restar la complejidad de la socialización de dos culturas notablemente diferentes, que en un vaivén imposición y subordinación, de permanencia y reemplazo, de adaptación y rechazo, y de arraigo y desarraigo componen y descomponen caracteres relevantes en el análisis de la construcción social.

Inicialmente es importante contextualizarnos en lo que fue el comienzo de la colonización portuguesa a América Latina, para entonces siglo XVI. Mientras los europeos recién salían del Medioevo, por su parte los indígenas del ahora territorio brasilero se limitaban al contacto con tribus de la región y fueron sorprendidos por la visita de Américo Vespucio y su tripulación que precedió las tropas de colonización de una buena parte del “nuevo continente”. En lo que fue el siglo XVI y parte del XVII hubo fuertes fenómenos de mestizaje, los portugueses llegaron a un lugar de ardientes mujeres indígenas, quienes les apetecían juntarse sexualmente con los blancos, mujeres que a diferencia de las mujeres europeas puritanas tenían concepciones monógamas de la sexualidad. Para los indígenas según el análisis documental, su único parentesco era el paternal (de lo cual podríamos deducir futura vigencia en la organización patriarcal), la madre era un “saco” y al igual que las hermanas podían ser aprovechadas sexualmente. Sumado a ello, los colonos venían de largos meses de viajes en barco acompañados únicamente del mar y los demás marineros, por lo cual las indígenas los provocaron intensamente. Ello desembocó en un excesivo libertinaje que fue intercedido por los padres jesuitas, que posteriormente se encaminaron a América para regularizar el libertinaje en casamiento cristiano. Con la llegada de los jesuitas se pretendía la salvación del libertinaje a las indígenas aborígenes y los primeros hombres colonizadores.

Empero, fue inevitable el nacimiento de muchos “mamelucos” (hijos de portugueses e indígenas) quienes fueron adoptados por padres jesuitas, y consecutivamente con la presencia de la compañía de Jesús en la colonia, todos los europeos se atribuyeron la responsabilidad acompañada por vocación de catequismo e imperialismo “civilizatorio”.

En lo que son las nociones de las formas vírgenes de religión indígena, se habla de “brujos quienes succionan enfermedades y malos espíritus, ceremonias de agradecimiento a la época de cosecha, ceremonias de crueldad, carencia de indumentaria (valga la pena aclarar que aunque no usaban ropas, usaban tintes en el cuerpo, collares, peines, brazaletes etc.), veneración al sol y la luna, y posiciones frente a los recién nacidos y los muertos entre otras y sobretodo libertinaje excesivo”.

Se afirma que a diferencia de los europeos los indios no concebían el alma, en calidad de ser humano, la capacidad moral e intelectual como algo propio, se reconocía en animales y probablemente en los astros, las deidades y las plantas.

Basado en esto, el autor brasilero se enfoca principalmente en las relaciones sexuales y familiares indígenas, en relación con la vida y cultura del colonizador. Y al ver practicas del brasilero rural o suburbano, con rasgos de vida indígena, relacionado a las creencias sobre los animales, los astros, los muertos, los recién nacidos, las enfermedades, que se asocian con “tabúes amerindios”; afirma: “(practicas mágicas y míticas…) subsisten en el modo primitivo de nuestra organización social, moral y religiosa quebrándole uniformidad al modelo católico europeo”. Hay observación del presente para dar cuenta de procesos de largo plazo en el pasado enmarcados en la religión, tal y como veremos más adelante.

Continuando

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